Capitulo 11

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Me estaba asustando. Nunca había vivido algo así. ¿Acaso la muerte lo había planeado? Muerte, por qué no estás aquí? ¿Planeaste que ese policía fuera de lo común me siguiera? No sabía qué hacer! Decidí llamar al cerdo sin cola.
-Idiota, un sujeto, el policía precoz me está siguiendo.
-¿Te metiste en drogas? -Trevor responde rápidamente.
-¡Es un acosador! Trevor, no estoy bromeando!
Silencio.
-¡Que buena eres en serio, si fueras actriz en vez de bailarina exótica serías millonaria!
-¡Venga ya, Trevor! ¡Me cago en el dinero! -y en tu cara, pensé. -No se qué hacer, ese sujeto dice que me parezco a...
-Esta bien. -me interrumpe. -Estas haciendo esto porque no te agrada Vanessa.

¡Jah! ¡La cara de amburguesa!

-No, claro que no. -respondo. Avanzo y giro por calles y calles y la patrulla sigue mi auto sigilosamente. -¡Trevor, es en serio, ni siquiera sé en que calle estoy!
-Ashley, donde me estes mintiendo...
-Eres un idiota. -colgué.

Lo sé. Soy muy orgullosa. Y me valía tres atados lo que el pensara si al final no iba a creerme. Un acosador precoz no iba a terminar mi día, el cual apenas empezaba.
Yo podía hacerlo sola. Es lo que he hecho todos los últimos años de mi vida. Sobrevivir.
Eso es lo que soy.
Una superviviente.

***

Cojo mis botas y me cambio de ropa dentro del auto. Voy por la parte trasera y abro la puerta del pasajero izquierdo de la camioneta. He estacionado en una zona comercial. Mas o menos como las típicas ferias de artesanías que encuentras en una ciudad repleta de turistas. Lo primero que veo, son cabezas humanas y cabellos de distintos tonos y colores. El acosador se acerca sonriendo, lleva un arma.
Confirmado.
1. No soy estupida para no darme cuenta de que el policía no era normal.
2. Era un pedófilo que de seguro se sabía los libros juveniles para seducir a las niñas.
3. Al parecer es muy observador, así que debo tener cuidado.
4. Es un amante de la pornografía. Lo que significa que es un pervertido.
No tengo miedo. Sé perfectamente que no voy a morir.
-¿Donde estás, Sasha? -sonríe. -Sabes lo mucho que fantaseé con verte, tienes un cuerpo hermoso.
Me relajo. No es que tenga un cuerpo "hermoso", bueno, sí, solo bailo y trago mucho, supongo que el baile me ha ayudado a formarlo. Me encanta moverme. Y volverlos locos.
-¡SASHA! -grita histérico de la nada. -¡GREEEY! -ríe macabramente y carga la pistola.

Salgo de la puerta del auto y corro lo más rápidamente hacia los puestos comerciales. Hay muchas personas, aprovecho y me meto en una tienda de flores y aromas.
-Señorita, ¿La ayudo? -una mujer joven me mira con medrosía.
-Por favor, ocúlteme, hay un policía acosador persiguiéndome.
-¿Un policía? Niña, ¿No tomó algo? -murmura mientras toma su celular.
-¡Mierda! La gente no me cree y piensa que estoy en drogas. ¡Maldito Trevor! ¡Si tu no hubieras estado con Vanessa en ese momento nada de esto hubiera pasado!

Escucho al policía preguntar en el puesto de al lado e inmediatamente cierro la boca.

-Hay una señorita drogada, si la han visto por favor ayúdenme a atraparla.

La mujer joven me mira y niega con la cabeza.
-¡Le juro por Dios que no lo estoy!
-Lo siento. -dice mientras me saca de su tienda. -Huye.

Salgo otra vez corriendo y me meto en un callejón. No. No. Esto no será como en las típicas películas que el asesino ve a su víctima indefensa, la viola y acuchilla en el típico callejón tétrico. ¡No va a ser así!
Asomo la cabeza y me aseguro de que no haya nadie.
Me echo a correr calle abajo y alguien me mete el pie.
¡No! ¡Mierda! Me caigo y doy vueltas por el piso.
-¿¡Quien fue el desgraciado!? -chillo.
-Te acabo de salvar la vida. -contesta la muerte. -Debí dejarte morir atropellada. Pero, es una muerte tan asquerosa... Me repugna planearlas cuando ya les llega la hora, a veces las hago cuando estoy de mal humor. -sonríe. -Te di un regalo. Además pasaste una prueba.
-¿Que prueba? Desgraciado... Perdón. -me muerdo los labios. -¿Tu mandaste al tipo acosador?
-No. Ese fue mi amigo el destino... Hicimos una especie de apuesta y perdí, porque pasaste la prueba.
-¿Que habían apostado? -inquirí.
-Que nunca renunciarías a tu orgullo si el destino te exponía a una situación peculiar con un ser peculiar.
-¿El policía? ¿Qué era?
-Te mandó un demiurgo prestado de mi criadero. Al parecer, cuando estaba vivo era tal y como te trató, un ser perturbador y enfermizo. Así son la mayoría de ustedes los seres humanos.
-¿Ya, y?
-Yo aposté a que nunca renunciarías a tu orgullo, pero si el hacía que lo renunciaras por un segundo, yo tendría que evitar que ningún ser viviente muriera por un día. Si yo hubiese ganado, me hubiera encargado de tu destino. Pero que triste. -finje llorar. -Perdí.
-Ni que fuera la gran cosa.
Aprieta los puños.
-¿Sabes lo que es eso? Es como no tomar ni comer nada por 24 horas. El mundo pierde su equilibrio. Destino... Pero hay que recordar que soy muy traicionero. -vuelve a sonreír. -En algo somos muy parecidos. -me mira con curiosidad.

Cambio mi peso a la otra pierna. Y me acomodo el cabello.
- Mi pregunta es... ¿Cuando deje mi orgullo por un segundo? -lo miro confundida. Jamás haría eso.
-Cuando decidiste llamar a Trevor porque lo necesitabas. -ríe a carcajadas. -Eres muy compleja, Ashley. Hasta luego.

Y desaparece, como siempre, arrastrada por el viento. La gente que pasa alrededor me mira raro.

-¡Jódanse! -les grito y ellos caminan más rápido. -Jah.

Miro a mi alrededor y ya no existe el rastro del policía. Decido ir a mi lugar, buscar mi auto y continuar con mis planes.
Aunque no se ni donde está, ni donde estoy parada.

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Gracias por leer hasta aquí, ya tengo como escribir, así que no los abandonaré!
Comenten, por favor. Me valen muchísimo sus comentarios para mejorar.
Los lectores son muy, muy importantes para mi.

La sonrisa de la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora