Era alta. Su cabello le llegaba a los pies, y tenia un brillo en los ojos de color violeta. Su piel era mas blanca que la de un albino, y sus mejillas se teñían de un dulce tono rosa delicado. Lo que mas me llamó su atención fue su boca. Su pequeña y preciosa boca. Y las agudas palabras que había pronunciado.
-¿Quien eres? -susurró Trevor. Estaba pálido, y congelado.
Sentía un ligero atisbo de miedo en sus emociones. Y yo estaba segura de que el sentía lo mismo con respecto a las mías.
-Soy Shiro. La dama de luz nocturna.
-¿Un fantasma? -pregunté con cautela.
Ella sonrió y se acercó a mí, investigándome. Quise retroceder, pero Trevor se puso delante y alzó sus brazos en señal de protección.
-Alto. No nos hagas daño.
Ella ladeó la cabeza. No dejaba de sonreír, como si de un juego de niños se tratase.
-Quiero verla. Y responder su pregunta. -su voz sonó más como una orden.
Trevor no se apartó de mí. Sus emociones eran fuertes al objetivo que tenía planteado. Y ese objetivo era rescatar a su mejor amigo Louise. Y yo era su esperanza. Y el lastimosamente, la mía. Para conocer el propósito de mi existencia. Y para que el deseo que Trevor quería, se cumpliera. Teniamos, los dos, que embargarnos en lo que nos deparaba el destino y la muerte.
-Shiro. -pronuncié su nombre. Inmediatamente ella me miró. -Me gusta tu nombre.
Trevor volteó a verme. Puse mi mano en su hombro, en señal de que se alejara, y lo empuje.
-No necesito que me protejas. Yo se como protegerme.
El se hizo a un lado. Y no dijo nada. Pero yo sabia como se sentía. ¿Por qué la muerte habrá conectado nuestras emociones? ¿Por qué tenía un deseo en el cual no me involucraba a mí, sino a unas jóvenes extrañas cuyas vidas eran destruidas? ¿Por qué la "dama de la luz nocturna" se nos había presentado? ¿¡Qué mierda estaba sucediéndole a mi cabeza?!
Shiro sopló en mi rostro. Y su tacto me congeló. Shiro era hermosa. Shiro me estaba tranquilizando.
-Soy la encargada de llevar espíritus vagabundos a la luz.
-¿Qué haces aquí con nosotros? -inquirí.
-Llamas mucho la atención.
¿A qué se refería? Soy Ashley, obviamente llamo la atención, pero, en el plano espiritual, eso no es demasiado bueno.
Shiro notó mi confusión y continuó.
-Algunos espíritus, y fantasmas, que tienen asuntos pendientes, te han estado asechando. -se tapa los ojos. -Incluyéndome.
-¿Por qué? -alcancé a decir en un murmuro.
-¿Acaso la muerte no te lo ha dicho? -Shiro me abrazó por detrás. Era fría e irradiaba una luz apacible.
-¿Qué cosa? -pregunté en voz alta.
-Que al no tener alma, y estar vacía, algunos espíritus te ven como un recipiente.
Mi pecho saltó. Trevor se dio cuenta y clavó sus ojos café con leche en Shiro.
-No temas, Ashley. Yo no te lastimaría... -su dulce boca se posó en la mía y me besó.
Me estaba besando una mujer. Su boca, aquellos inocentes labios rosados, y claros, me besaban con dulzura.
Abrí los ojos y ella me sonreía. ¿Ella también quería poseer mi cuerpo? ¿Por qué me besó?
-¡¿Qué diablos estás haciendo?! -Trevor me sujeto del brazo y Shiro me tomó del cuello.
-As deu Kalleus Mijak ceus. -cantó un verso en mi oído. -Te he sellado. Así ningún espíritu vagabundo se fijará en ti. Eres mía, mi vacía Ashley.
Tragué saliva. Trevor hizo mas fuerza, y Shiro terminó soltándome.
Caminó a pasos largos y me subió a una pequeña y soportable bicicleta. Estábamos por primera vez en un gran e incomodo silencio. Tenía la chaqueta larga de el, y el atuendo que llevaba no me favorecía. La gente en las esquinas me miraba con rareza, y otros con morbosidad. ¿Qué me sucede? ¿Yo estoy acostumbrada a esto, cierto? ¡Tengo que ser yo misma otra vez!
-Ashley. -el silencio se cortó. El cerdo sin cola estaba hablando.
-¿Qué?
-¿Qué mierda pasó ahí?
-Shiro era una jodida fantasma lesbiana. -reí por lo bajo. -Besa bien. No puedo decir que no me gustó.
Trevor giró su cabeza del volante y me miró.
-Y decías que yo era homosexual...
Sonreí.
-No voy a decir nada. Te gusta Vanessa. Ya que estamos conectados, no percibo la razón por la cual estamos viajando en bicicleta hacía quien sabe donde.
-Nunca tuve auto, por si no lo sabías. -confesó.
Abrí mis ojos como platos. ¿¡Qué?!
-¿Y a donde carajos me llevas? -rugí.
-A buscar un mejor trabajo. -gruñó. -Parece que la chispa de la vieja tú sigue viva.
-¡Ni que se le ocurra morir! ¡Esta Ashley tiene presencia! -señalé fuerte y claro. - Además, ¿Qué trabajo puede ir conmigo que no sea de bailarina exótica?
-Quiero que conozcas el Hospital GreenWood. -comenzó a decir, al mismo tiempo en el que sentí una fuerte emoción de esperanza. -Y seas la asistente laboral en enfermería de una amiga... Aquel Hospital necesita muchos refuerzos nocturnos, además...
-Sé lo que estas pensando. ¿Se te olvidó que estamos conectados? Y no, no quiero.
-¡Ashley, por favor!
Negué con la cabeza.
-He dicho que no. ¡Cuidado!
Una luz brillante nos ilumina, esta vez no es Shiro, ni los extraterrestres o la muerte, ni el destino. Sino algo mucho más mundano, algo que hasta un escéptico daría por creíble.
Se nos acercaba a toda velocidad, sin una pizca de remordimiento alguno por lo que estaba a punto de hacer, un auto.
Lo ultimo que oí fue a Trevor gritar.
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La sonrisa de la muerte.
RomanceAshley es una chica rebelde. Nunca se enamora, y lleva consigo un pasado asqueroso. No es igual a las demás. Su familia ha muerto. Ahora, se considera una nómada adolescente. La muerte quiere probarla. La sigue, la merodea, pero nunca tiene el pla...