Capitulo 22

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Es enorme. Dios. ¿No podían haberlo hospitalizado en un lugar más pequeño? ¡Esto parece un Mega-Hotel Lujoso de cinco estrellas!
Vamos, tranquilízate Ashley, entra en calma, no te vas a perder ahí dentro.
Shiro está haciendo piruetas y saltos extravagantes por el aire, lo cual me hace marear un poco. Me acerco a las grandes puertas de vidrio con pliegues dorados. El delicioso aroma que hay dentro no me recuerda a los demás Hospitales, me distraigo viendo a una viejecita tomando un capuchino, la única enfermera que encuentro, yace dormida al lado de la viejecita.
La miro sorber el capuchino. Veo como le brota un bigote de capuchino. Lo cual produce en mi un deseo de también tomarme un capuchino. ¿De Vainilla o con Chocolate?
¡Oh, diablos! Me estoy distrayendo. Camino unos pasos más, mirando el suelo, y siento como un hombro choca contra el mío.
Joder, mira por donde vas, idio...
Oh, Cariño. Abrázame. Lo miro con cara de babosa. Pero que tío para más...

-Lo siento, lo siento. -inclina la cabeza.
Es altísimo, joder. Mucho mas alto que Trevor, esta para comérselo en el desayuno, almuerzo, merienda y postre.

Shiro me lanza una brisa de aire frío, y me doy cuenta de que estoy con la boca abierta. La cierro, y joder, me sonrojo.
¿Qué mierda? De repente, así, sin mas, algo en mi se torna nerviosamente intranquila.

-No... Ehm... Descui...da... -empiezo a tartamudear como estúpida. ¡Carajo!

-No puedo caminar muy bien, no recuerdo que paso... ¿Me ayudarías a salir? -sus ojos verdes oscuros me miran suplicantes.

Es una mezcla exótica. Tiene la piel un poco morena, pero es pálido, sus ojos son rasgados, su nariz es perfecta, y al momento en que me acerco a su rostro para verlo mejor inclinándome en puntitas, noto un pequeño lunar en la puntita de su nariz, sus labios son rosados carnosos, y tiene unos brazos...

-Estás muy cerca. -su voz es más profunda que casi muero por un paro cardíaco.

-¡Lo siento, Dios, lo siento! Es decir, si, si, te ayudo a salir.
Estaba roja como un tomate o culo de mono escaldado, lo juro. Alguien sálveme. Shiro. Shiro.
Bueno, amigo vegetal de Trevor, tendrás que esperarme unos minutos mas, por ahora, estaré ayudando a este adonis exótico...
Shiro me mira burlonamente.

-No te demores, debemos ir con Louise. -susurra.

-Esta es la mejor distracción de mi vida. -le susurro en respuesta.

Lo tomo del hombro, y le hago soporte.

-Linda camiseta. -comenta, cuando lo dejo en la puerta principal del Hospital. -Gracias...

Es la primera vez que me siento tan ridícula vestida.

-No te preocupes... -le sonrío. -Bueno... Tengo que volver...

-¿Tu nombre? -me mira, mientras para un taxi.

-Ashley. -respondo en menos de un segundo.

-Fue un gusto. -lo dice mientras se sube, y la bata de Hospital se le queda atrapada en la puerta.

-¡Adiós! -le respondo sonriendo como colegiala enamorada.

Abro las puertas, y trato de despertar a la enfermera, para que me guíe a la habitación de Louise, el vegetal.

-Señorita... -le toco el hombro, y ella da un brinco. Parece que es nueva aquí. -¿Me podría decir el numero de la habitación de un paciente llamado Louise?

Ella se levanta de inmediato y se acerca al monitor.

-Habitación número 500 A en el séptimo piso, a la derecha. No hay como perderse, yo la guiaré. ¿A qué se debe su visita?

Miro a Shiro de reojo, y ella en menos de un segundo desaparece.

-Gracias. -le sonrío. -Soy una amiga, vengo para ver su estado.

En menos de unos cuantos minutos, varios enfermeros y doctores entran al salón. Shiro flota con alegría sobre ellos.

-El ultimo paciente de cuidados intensivos no está. ¡Silvia, dime que lo has detenido!  -el doctor, de cabeza calva, se acerca con todo un equipo de trabajo preocupado.

Silvia, la enfermera novata, me mira, y se retira corriendo. Yo la sigo.
Subimos por el ascensor, rapidísimo, como en la serie de Grey's Anatomy, cuando deben salvar una vida humana que se esta desangrando.
Paramos en el séptimo piso, y sin mas ni menos, llegamos a la habitación 500 A, donde se encontraba Louise.

Shiro empieza a reírse como histérica, sus mejillas se tornan rosadas, la enfermera se acerca nerviosa a la cama vacía, con todos los artefactos desconectados a la fuerza. Y un olor a rosas, y fotos de...
Del chico con el que tropecé en la recepción. Del chico que me provocó nervios.
De ese joven, que me hizo sentir ridícula.
Aquel exótico chico, del cual no me había dado cuenta que llevaba una bata de Hospital, sino hasta ahora.
La escena en la que se le quedó atrapada el filo de la bata en el taxi vuelve a mi mente.
Shiro lo sabia todo este tiempo, y no me dijo nada.

-Te lo dije, Ashley. He ganado mi apuesta. -me saca la lengua.

La enfermera se deja caer al suelo.

-No puede ser cierto... -murmura entre dientes, como si de un milagro se tratase.

-¿Qué? -la miro.

-El paciente que íbamos a desconectar hace menos de dos horas con permiso de su familia y dar por muerto...

Se levanta, un poco tensa, mientras que el doctor, que se había quedado revisando las cámaras de seguridad, nos inunda con un mensaje, desde su oficina:

-Tenemos un paciente en fuga. Búsquenlo, al parecer ha salido en un taxi, contactemos a su familia.

La enfermera vuelve a mirarme.

-El paciente ha despertado.

La sonrisa de la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora