-¡TREVOR JUNIOR WATERSON!
La madre del cerdo sin cola nos miraba fijamente con las mejillas hirviendo. Trevor me miró con sus ojos diarrea y yo solo me aparté lo más rápido que pude cayendo con fuerza sobre mi trasero en el compactado piso. Auch, eso dolió.
-Mamá... Uhm... Yo... –Bianca lo mira perpleja. –Ella fue, no fui yo. –me señala apuntándome con el dedo.
¿Pero qué carajos?
-¡Fue el, señora blanca! –grité en defensa.
-Me llamo Bianca. –me respondió.
Mierda.
-No pasó nada. –Trevor esta sonrojado y su cuerpo se puso rígido.
-Eso no importa. La razón es que me dijeron que solo eran amigos. Y la cosa es que llegan a mi casa. Ni bien han pasado días, y se van directo a la habitación a tener contacto íntimo. Osea... Chicos, entiéndanme. Se supone que los jóvenes esperan a que sus padres se vayan... y eso. –Bianca sonríe como si recordara sus momentos de “diversión” -Bueno, eso dice el libro que leí para Guía de Formación Familiar de adolescentes.
-Mamá...
-Trevor. –ella lo interrumpe. –Pensé que eras virgen.
-Lo soy. –Trevor se frota el cabello. –Por favor, créeme, ella es la Santa Diabla aquí.
Lo miro con desdén. Que se vaya a la grandísima mierda.
-Y tu el Virgen a los 40 –gruñí en voz baja, pero aun asi se me escuchó.
-Tengo apenas diecisiete. –apretó la mandíbula.
-Y eso es lo que me preocupa. –murmuró su madre.
¿Acaso su mamá pensaba que Trevor era homosexual? ¡Wow! ¡No era la única!
Su mamá se retiró sin decir nada y nos cerró la puerta despacio.
-¡¿Qué hiciste, lunática?!
-Solo quería divertirme un poco contigo. –murmuré.
-Pues no. Contigo jamás.
-Ya, ya. –lo detengo. –Oye, necesito ir a recoger mis cosas que están debajo de un puente.
Trevor abre los ojos. Está estresado.
-Iremos mañana ¿Vale? –se frota los ojos. –Iré a darme una ducha.
Sale de la habitación lentamente y noto que estaba hablando con su mamá.
-¿Segura que no es tu novia?
-Nunca. Ni muerto.
-Es una buena chica...
-Ajá. –se rió. –Es maravillosa.
-¿Te gusta?
Trevor se quedó callado, o fue mi oído, el que no pudo oír más.
Supongo que no debería importarme. Miro a mi alrededor y mis pensamientos se re-ordenan. ¡El diario! ¡Mi plan! BUAJAJA.
Me dirijo a la repisa negra y rebusco en medio del montón de libros de biología, matemáticas, suspenso y miedo. Creo que hasta vi uno que se hacía llamar: Orgullo y Prejuicio Y Zombies.
Negativo. No se encontraba ahí. ¿Donde miércoles escondería su diario un chico? Mmm. Mis ojos viajaron a las cómodas. Abrí sus cajones. Miré sus bóxers, su ropa, y olfateé su olor. Muy masculino. No a lo que acostumbraba a oler mejor conocido como sudor.
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La sonrisa de la muerte.
RomansaAshley es una chica rebelde. Nunca se enamora, y lleva consigo un pasado asqueroso. No es igual a las demás. Su familia ha muerto. Ahora, se considera una nómada adolescente. La muerte quiere probarla. La sigue, la merodea, pero nunca tiene el pla...