Capitulo 5

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-¡TREVOR JUNIOR WATERSON!

La madre del cerdo sin cola nos miraba fijamente con las mejillas hirviendo. Trevor me miró con sus ojos diarrea y yo solo me aparté lo más rápido que pude cayendo con fuerza sobre mi trasero en el compactado piso. Auch, eso dolió.

-Mamá... Uhm... Yo... –Bianca lo mira perpleja. –Ella fue, no fui yo. –me señala apuntándome con el dedo.

¿Pero qué carajos?

-¡Fue el, señora blanca! –grité en defensa.

-Me llamo Bianca. –me respondió.

Mierda.

-No pasó nada. –Trevor esta sonrojado y su cuerpo se puso rígido.

-Eso no importa. La razón es que me dijeron que solo eran amigos. Y la cosa es que llegan a mi casa. Ni bien han pasado días, y se van directo a la habitación a tener contacto íntimo. Osea... Chicos, entiéndanme. Se supone que los jóvenes esperan a que sus padres se vayan... y eso. –Bianca sonríe como si recordara sus momentos de “diversión”  -Bueno, eso dice el libro que leí para Guía de Formación Familiar de adolescentes.

-Mamá...

-Trevor. –ella lo interrumpe. –Pensé que eras virgen.

-Lo soy. –Trevor se frota el cabello. –Por favor, créeme, ella es la Santa Diabla aquí.

Lo miro con desdén. Que se vaya  a la grandísima mierda.

-Y tu el Virgen a los 40 –gruñí en voz baja, pero aun asi se me escuchó.

-Tengo apenas diecisiete. –apretó la mandíbula.

-Y eso es lo que me preocupa. –murmuró su madre.

¿Acaso su mamá pensaba que Trevor era homosexual? ¡Wow! ¡No era la única!

Su mamá se retiró sin decir nada y nos cerró la puerta despacio.

-¡¿Qué hiciste, lunática?!

-Solo quería divertirme un poco contigo. –murmuré.

-Pues no. Contigo jamás.

-Ya, ya. –lo detengo. –Oye, necesito ir a recoger mis cosas que están debajo de un puente.

Trevor abre los ojos. Está estresado.

-Iremos mañana ¿Vale? –se frota los ojos. –Iré a darme una ducha.

Sale de la habitación lentamente y noto que estaba hablando con su mamá.

-¿Segura que no es tu novia?

-Nunca. Ni muerto.

-Es una buena chica...

-Ajá. –se rió. –Es maravillosa.

-¿Te gusta?

Trevor se quedó callado, o fue mi oído, el que  no pudo oír más.

Supongo que no debería importarme. Miro a mi alrededor y mis pensamientos se re-ordenan. ¡El diario! ¡Mi plan! BUAJAJA.

Me dirijo a la repisa negra y rebusco en medio del montón de libros de biología, matemáticas, suspenso y miedo. Creo que hasta vi uno que se hacía llamar: Orgullo y Prejuicio Y Zombies.

Negativo. No se encontraba ahí. ¿Donde miércoles escondería su diario un chico? Mmm. Mis ojos viajaron a las cómodas. Abrí sus cajones. Miré sus bóxers, su ropa, y olfateé su olor. Muy masculino. No a lo que acostumbraba a oler mejor conocido como sudor.

La sonrisa de la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora