Capítulo 24

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Demasiada piel. Un trasero redondito y glorioso. Sus hombros... Los brazos...
¡Maldita sea, esto no lo puede ver todo el mundo! ¡No lo permitiré! ¡Policías! ¿Donde carajos están cuando uno los necesita?
Shiro estaba llorando de la risa. La gente alrededor con celulares, y cámaras, y el idio... Vuelvo a contemplarlo. Es decir, adonis, de Louise desnudo, joder, Ashley no te embobes. Reacciona.

Estaciono la camioneta, doy un frenazo y me acerco corriendo a la multitud. No me importa mojarme si es necesario para cubrirlo.
Entro en la fuente, y siento lo fresca que esta el agua. Louise se gira y me ve.

-¿¡Estas loco!? ¡Cúbrete, vienes del Hospital! -le grito.

-¿Otra vez tú? ¿Ashley verdad? -me sonríe, y me lanza un chapotazo de agua. -Siento que no hago este tipo de cosas hace mucho. Me siento libre, más vivo que nunca, diviértete conmigo, Ashley.

Al terminar de decir esas palabras, "diviértete conmigo, Ashley" con una mirada intensa en sus ojos verdes, me excitó.
Al carajo, joder, basta. Basta. Respira, Ashley, no te dejes seducir por el tipo vegetal... Esto tenía una sola solución.
Me lance sobre el sin dudarlo, haciendo que  pierda el equilibrio, y caiga hacia atrás, hundiéndonos en el agua.
Alcé la cabeza, para respirar y busqué a los lados la bata de Hospital. Una fanática, la tenía y la contoneaba entre los brazos mientras salía corriendo como loca. Esa desquiciada. "¡Vuelve!" quise gritarle, pero fue demasiado tarde, se subió en un auto gritando "Wooohooo, trasero sexy" y desapareció.
Vale, esto parece comedia romántica, solo falta un sacerdote que venga a casarnos. Ah, y que Louise me acepte como esposa.
Pero...¡¿En que rayos estoy pensando?! ¡Estamos haciendo un gran espectáculo! Escucho a Shiro morir de risa por los aires, con la cara totalmente colorada.
No tengo más opciones... Me saco la camiseta de Gangnam Style, quedando en brasier, totalmente empapada y se la paso, al parecer Louise entiende y se la amarra dando vueltas y giros en su entrepierna.
Vaya, lo único que no se dejaba ver era eso. Puse cara de pervertida, con riesgo de que el se diera cuenta, lo cual me hizo sentir expuesta.
-Mierda, mi teléfono. -chillé, al ver que el pobre seguía preso en mi bolsillo. Lo saqué empapado, y llamé sin pensarlo dos veces a Trevor. -Lo encontré, ven a la fuente de la Plaza Central, y trae ropa para chica y para chico, zapatos y una cara decente. -grité apenas contestó.

-¡Voy enseguida! -respondió. -Y para qué la cara decente?

-Ya lo verás. -le corté.

Agarre a Louise por uno de sus brazos, y noté que varias personas se reían y le tomaban fotos a su trasero.
Y claro, ¿Quién no?, tenía la cara sonriente de Psy, el cantante de Gangnam Style de portada en sus nalgas.
Y para colmo, yo estaba al lado, caminando en sostén como si de un traje de baño se tratara.
Cabe resaltar, que éramos dos sujetos mojados caminando por los alrededores.
Vaya pinta que teníamos.

-Gracias. -rompió mi silencio.
Era extraño, con el me era difícil renegar como cuando lo hago con Trevor y con los demás chicos.

Lo miré a los ojos como respuesta. Y el no separó su mirada de la mía.

-Hice el ridículo para muchos, ¿no es así? -sonrió. -Quería saber que esto era real, y nada más real que probarlo en una fuente pública. Me siento como si despertara de un sueño demasiado largo. Mis músculos y extremidades se sienten débiles... -comentó.

Lo volví a mirar. El continuó.

-Ashley, creerás que estoy loco, pero creo que estuve muerto.

Lo miré por última vez, y me detuve.

Las palabras que quería gritarle como cualquier otra persona estaban ahí: ¡Estuviste muerto, idiota! Pero no salían. Una emoción extraña me estaba invadiendo, y sin pensarlo me nacía ser amable con el.

Vaya cursilería lo mío.

-Louise... Tú...

El abrió más los ojos, sorprendido.

-¿como sabes mi nombre? -me interrumpió.

-Yo...

-Louise, hermano. -Trevor nos mira, a su lado, Vanessa sonríe, lágrimas corren por sus mejillas. Y justo cuando Trevor se lanza a abrazar a Louise, yo le doy una cachetada.

-Listo. La cara decente que tenías, se ha ido. Me debes una, y muy grande. Mira lo que ha pasado, idiota. Ahora explicale todo a tu mejor amigo. -me di la vuelta, dejandolo con los brazos extendidos y la cara pasmada, pero luego me volteé, y agarré lo que llevaba en su mano. -Ah, cierto, la ropa. Gracias.

Me di la vuelta, victoriosa, como la Ashley de siempre, y me acerqué a los baños públicos para cambiarme.
No más humillación, señores y señoras.

Di una mirada de reojo, y la escena de película romántica me daba nauseas, sino fuera por Vanessa, me conmovería.
Tres almas puras abrazadas, amándose, y aferrándose a la vida.

Y yo, a un lado, como siempre: Sola, y vacía.

La sonrisa de la muerte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora