Sentía la sábana enrollada en mi pierna derecha. La luz de la mañana inundaba la habitación, y al estirar mi brazo hacia un costado pude sentir la ausencia del cerdo sin cola.
Me levanté sobresaltada, mierda. Estaba en bragas, en sostén, mis piernas al aire, y para rematar en una posición de revista pornográfica.
Pero... ¿Qué? ¿Acaso yo siento pudor? ¡Esto no es típico de mí! ¡Algo me está pasando!
Me cubrí lo más rápido que pude, como si Trevor nunca me hubiera visto el cuerpo... Mierda, esta nueva y rara Ashley empezaba a sentir vergüenza...
Shiro estaba en el techo, y se reía.
-Te ves linda en las mañanas. -chilló. -Tienes los ojos hinchaditos, pareces asiática. Por cierto, Trevor ya salió en bicicleta con la chica, te dejó la camioneta para que se te facilitara ir al hospital.
Gruñí. Lo había olvidado. Por un momento olvidé lo que sucedió ayer.
Aun sentia el aroma de Trevor en la cama. Despues de todo, era su cuarto, y su cama.
Me destapé, estirandome en toda la cama como si fuera un gato.
Y justo en ese momento la Señora Blanca abre la puerta, encontrándome infraganti.
-¡Buenos días, linda! ¿Quieres...? -su boca desciende lentamente. -Oh, veo que han estado haciendo cositas de conejitos... Oh... Ehm... Oh... Ya veo porque Trevor no desayunó y estaba nervioso... Así que este fue su desayuno...
-¡No! ¡No es lo que esta pensando! ¡Yo suelo quitarme la ropa cuando estoy dormida!
-Tranquila, es normal. Me alegro que Trevor haya debutado. Ya era hora... ¡En fin, ya esta tu desayuno! -sonríe locamente. -No seas tímida...
¡Diablos! ¡Diablos! ¡Diablos! ¡Que yo no me lo he cogido, joder! Jamás estaré con ese cerdo sin cola, ténganlo en claro, señores y señoras.
La Señora Blanca, cierra la puerta. Esta media chiflada, no debe saber que Trevor, su niñito deportista extremo esta en una aventura con su amada Vanessa.
La rata esa.
-Ñe. -suspiré.
Shiro esta que se ríe y patalea como loca, las carcajadas que transmiten son contagiosas. Al final sonrío también.
-Bueno, Shiro, al final el destino o lo que sea me condenó a visitar el Hospital. ¡Yeih, al fin conoceré al chico vegetal ese! -digo con sarcasmo.
-Cuanto te apuesto a que si es guapo, dirías que lo violarías mientras duerme. -rompe en carcajadas Shiro.
-Cuanto te apuesto yo, a que es como Trevor cuando era gordito. -digo con realismo. -Un vegetal no hace ejercicio.
-Lee mejor ese diario. -señala Shiro. Y se mete debajo de la cama.
¡Cierto, el diario de Trevor! ¡Tengo que seguir leyendo!
Rebusco en las tablas de la parte inferior de la cama, y lo encuentro.
Reviso las ultimas paginas escritas, y alcanzo a leer un pequeño fragmento en el cual describe algo importante:
"Mi mejor amigo Louise, parece que podré traerlo a la vida normal, la gente dirá que estoy loco, pero yo se lo que mis ojos vieron, yo sé lo que escuché, la muerte me habló y me dijo que fuera a un funeral de un señor al que yo desconocía, que alguien ahí necesitaría de mi ayuda, y si yo lo ayudaba, lograría que Louise vuelva a ser el mismo. No se lo diré a nadie, pero siento que es verdad, haré lo que esa sonrisa oscura, me dijo, porque al final y al cabo, lo que existe es la vida, y la muerte es parte de ella. Yo me aferraré a la pequeña posibilidad de que Louise, vuelva a vivir. Yo me arriesgaré a salvarlo."
Tenía que ser Trevor. Que cursi. Pero nada, en ninguna página describe mucho de el. De todas formas, eso explica lo que hacia el en el funeral la vez que nos re-encontramos. La muerte lo ha tenido todo planeado.
Que miedo...
-Bueno, Shiro, me iré a vestir. ¿Que puedo usar para ir a visitar a un chico medio vivo y medio muerto?
-Anda, ponte guapa.
-Pero no lo sé...
-¿Te estas preocupando? No es como si fueras a una cita o algo así... ¿O será lo contrario? -me mira pícaramente.
Ruedo los ojos.
Termino usando unos leggins, y una camiseta de Trevor color turquesa, con un logotipo que decía: I love Korea. Y la cara del que baila esa canción pegajosa Gangnam Style.
¿Por qué tenia esa camiseta? Aunque era original. Y ridícula. Pero al fin y al cabo, iba a un Hospital, debía lucir juvenil.
-Ya estoy. -salí de la habitación, y encontre el desayuno listo.
Era un vaso de jugo de naranja, huevos revueltos y tostadas con queso mozarella derretido.
Apenas lo olisquee, no pude resistirme.
Me senté y devoré.***
Vaya, estaba buenísimo. Parecía esas ardillitas glotonas con la barriga hinchada después de comer bellotas en época de invierno.
Me despedí rápidamente de la Señora Blanca, (Bianca, ya, ya. Me es inevitable) crucé por el patio, me introduje en la camioneta y la encendí.
Shiro traspaso la pared vehicular y se sentó al lado.
-Bueno, Shiro. Vamos a ver quien gana la apuesta. -comenté de forma arrogante.
Después de varias calles, cuadras y gente, mi teléfono empezó a sonar, mientras entraba al estacionamiento publico del Hospital.
-¿Dime, Trevor? -contesté.
-Je-je. Oye... Le conté a Vanessa sobre... -empezó.
-¿QUÉ HICISTE QUÉ? -grité mientras frenaba en seco.
-No me mates, ella dijo que nos ayudaría. Además, nos hemos...
-¿TE LA COGISTE?
-¡No, pervertida! Nos hemos agarrado de la mano. -murmura. -Siento que mi vida vuelve a tener sentido, estoy feliz. Por favor, Ashley, permite que Vanessa sea de ayuda. Es una buena persona y lo sabes...
Mi rabia empieza a surgir. Shiro rodea los ojos. ¿Como es posible que haya divulgado nuestra misión? ¡Mi vida!
-Te odio Trevor. -gruñí al teléfono.
-Shiro, ¿Estás ahí? -dijo, ignorando mi afirmación. -Ponme en alta voz.
Lo hice.
-¡Shiro! ¿Qué dices? ¿Un miembro más a nuestro escuadrón? -pregunto.
Trevor es un idiota cuando esta enamorado.
-Yo solo sigo ordenes de mi master. -respondió lealmente Shiro.
-Buena decisión. -le sonreí. -La master dice que NO la quiere en el escuadrón, y que Trevor será castigado.
-Ashley, basta. -se torna serio. -Es lo único que te pido. Déjanos ayudarte... Ya cambia esa actitud...
Me impactó. Sentia sus emociones, y me hacian sentir mal. Y yo se perfectamente que Trevor lo sentia claramente. Sabia que me estaba lastimando.
-Esta bien. -acepté. -Que se una la monja buena y me contagie su bondad, para que deje de ser la mierda de persona vacía que soy. ¿Eso quieres? -inquirí. -Concedido.
Y le corté.
-Vamos, Shiro. -dije, mientras abría la puerta del auto, y nos dirigiamos dentro del Hospital. -Tenemos una apuesta pendiente.
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La sonrisa de la muerte.
RomanceAshley es una chica rebelde. Nunca se enamora, y lleva consigo un pasado asqueroso. No es igual a las demás. Su familia ha muerto. Ahora, se considera una nómada adolescente. La muerte quiere probarla. La sigue, la merodea, pero nunca tiene el pla...