Sigues siendo tú.

Capítulo 3

El día siguente decidí ir a Parras para avisar a mi abuela.
Cuando llegue, ella estaba sentada en el sofá con una tasa en las manos, los años ya se le notaban, tenía la mirada cansada pero en cuanto me vio me regalo una sonrisa sincera y llena de cariño, la abracé y así empezamos a charlar.

-Hija, cuidate mucho porfavor, vuelve pronto...-. Dijo cuando ya me iba.

Mi viaje al pueblo mágico fue menos de 12 horas, planeaba estar en mi departamento para las 8 y arreglar todo para la mañana siguiente.

Cuande llegue a casa termine los asuntos pendientes, luego llame a Julián para avisarle que me iría y el me dio la maravillosa sorpresa de que viajaria conmigo, que José le aviso y él enseguida accedio, y claro Diego le compro el boleto e iría en el mismo avión que yo.
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La alarma me despertó, la apague y me levante con mucha dificultad, mi celular sonó y contesté.

-Mi amor-. Era Diego. -Paso por ti en una hora para irte a dejar al aeropuerto-.

-¿qué?, ah si! Hoy me voy...caray! No me acordaba-.

-anda a arreglarte que se te hará tarde, Julián te esperará ahí-.

-Bien...-. Y colgue.

Me fui a dar un baño, me queria relajar, cuando sali me puse un pantalón olgado y una blusa de tirantes y el suéter en conjunto. Mis maletas estaban listas desdé ayer por lo que baje a desayunar algo, Diego aún no llegaba así que me quede un rato en el sofá leyendo.
El timbre sonó, salté del sofá y corrí a la puerta; en cuanto vi a Diego del otro lado, me abalancé a él y lo abracé.

-Que cariñosa estas hoy-.

-Es mi último día. Después de hoy no te veré hasta el trece días-.

-En ese caso...-. Me cargo y me llevo a la habitación.

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-Yo la subo-. Dijo Diego cuando intentava llevar la maleta al auto.

Nos dirijimos al aeropuerto y aun quedaban 20 minutos, mi primo ya estaba ahí.

-Que puntual, primo-. Bromee.

-Lo sé-. Le solté un golpecito en el hombro.

Anunciaron nuestro vuelo y Julián tomo las dos maletas, no dejó que me llevará la mía, se despidió de Diego y empezó a caminar; por mi parte yo le di un fuerte abrazo y muchos besos.

-Te veré pronto, prometo que estaré contigo el día de la boda-.

-Ya lo sé, te voy a extrañar mucho-.

-Te llamaré todas las noches-.

-Y yo contestaré-.

-Más te vale-.

-Te adoro-.

-Yo más-.

Y así me fui, pasé las pruebas de seguridad y abordé el avión.
Y sentía como si viajará en el tiempo, cinco años atrás, aunque con otros pensamientos y con unos nervios que aumentaban a medida que nos acercabamos.