Sigues siendo tú.

Capítulo 5

Cuando me desperté, miré hacia la ventana y parecía que estaba oscurecido, me levante y lo comprobé. Pensé que serían las 10 de la noche o algo así pero al ver mi celular, vi que eran las 5 de la madrugada. Escuché una puerta abrirse, salí de mi habitación y miré a José que iba a entrar al baño, y me miró.

-Fea-.

-Tonto...¿qué haces despierto?-.

-Iré a trabajar, entro a las 6...ya no tarda en despertar también mamá-.

Y sin más, entró al baño.

Me metí a mi habitación, y entré al baño también, me lavé la cara, lo dientes, y me arregle un poco el cabello, despues salí y me cambié, me puse unos jeans ajustados y una blusa rosa junto con mis botines marrones, también me maquille un poco. Despues de 30 minutos bajé al comedor y mi madre ya esta preparando el desayuno para José.

-Buenos días mamá-.

-Hola Angy, buenos días...¿porqué te despertaste tan temprano?-.

-Ayer me dormí demasiado temprano, ya no me quedó sueño, aparte quiero acompañar a José-.

-¿a la granja?-. Preguntó mi madre algo sorprendida.

Ni yo me había percatado de lo que estaba haciendo, sentí un apretón en mi estómago...iba a ver a Mike.

-Am...si-. Dije dudosa.

¡Pero que va! Llegue ayer y quería visitar a tantas personas, tantos lugares de aquí y no me iba a limitar de nada solo por ese chico, es más ni siquiera sé si lo llegue a reconocer y tampoco estoy segura de si está en el pueblo.

-Esta bien hija. Cuando vuelvas podemos ir de compras-.

-Claro mamá...oye, ¿y Jhon?-.

-Es su casa-.

-Ah, pensé que ya vivía aquí-. Mi madre soltó una pequeña risilla.

-Esta es la casa de tu hermano, no lo puedo traer aqui, y ahora que va a casarse menos-. Sentí una pequeña indignación.

-¿Y yo?-.

-Hija, tú te casaras y el hombre te tiene que llevar a su casa, no tu a él aquí-.

-¿Jhon te llevara a su casa?-. Las mejillas de mi madre se pusieron rojas, me iba a decir algo pero José llego.

-Fea, ¿por qué tan arreglada?-.

-Iré contigo-

-¿Al trabajo?-.

-Si-.

-A Thom le dará gusto verte. Y al travieso también-. ¡Mi caballo!

-¿Aún lo tiene?-.

-Pues si, es tuyo, ni modo de que lo vendiera o algo, él no es su dueño. Muchos han ido a preguntas el preció, es una chulada de animal y muy bailarín-.

-Muero por verlo-.

Desayunamos los tres juntos, mi primo no se levanto así que no lo llevamos.
Cuando ibamos de camino a la granja yo sentía mi corazón latir cada vez más rapido, estaba nerviosa. No sabía lo que me iba a encontrar ahora.
Mientras José me preguntaba sobre mi vida en la ciudad, yo le preguntaba sobre las cosas aquí y eso aligero un poco mi tensión.

Me sorprendí tanto de cuán cambiado estaba. La casa era más grande, era enorme, había un corral que no estaba cuando yo trabajaba aquí y más árboles, el porton de entrada ahora era nuevo y no él oxidado de antes, esta maravilloso.
Mi hermano apagó la troca y bajó, vi como Thom salía de la casa, no cambio nada solo que se dejo crecer la barba. Saludó a mi hermano y algo le dijo José que ambos voltearon. Me decidí a bajar, caminé hacía ellos y Thom sólo me miraba de arriba a bajo.

-¿Angy?-. Me preguntó.

-La misma-. Contesté.

-¡Pero que cambiada estás!-. Se acerco a mi rápidamente y me levantó dandome vueltas. -Y muy hermosa, pobre Mike-.

Todo mi cuerpo se tensó y él se dio cuenta porque se disculpó.

-Esta muy bonito todo-. Dije para cambiar de tema.

-Han sido muy buenos años-.

-Eso esta genial-.

-Vamos a dentro-.

Una vez a dentro de la casa, nos guio hacía la enorme sala. Me senté muy cerca de José, estaba nerviosa, en cualquier momento podía aparecer Mike.
Mientras ellos hablaban sobre cosas de la granja y los animales, yo miraba hacía todos lados, los adornos eran muy bonitos y rusticos, perfectos.

-Tienes que ver los caballos, al travieso-.

-Si vamos-. Dije muy emocionada.

Las caballerizas ahora eran más grandes, y había mas caballos, mas monturas, más filetes y más de todo.
Recorrimos todo y me iba diciendo el nombre de cada caballo o yegua, afuera había más y nos fuimos para allá.

-¿y el travieso?-.

-¿Enserio no lo reconoces?-.

Miré detalladamente a cada uno de los caballos, uno de ellos llamó mi atención, uno grande y muy hermoso. Voltee con José, el asintió, mis ojos se sobreabrieron de la impresión.

-¿Es ese?, juramelo-.

-Te lo juro-.

No aguante más y me acerqué, era un caballo enorme, levante mi mano para acariciarlo pero se hizo para atrás, lo intente de nuevo y esta vez si se dejó, lo acaricié y me acerqué más, definitivamente si era mi travieso.

-Adentro está su montura, ensillalo y anda a dar una vuelta, es muy mansito-.

-No sé si pueda hacerlo, hace cinco años que no me subo a uno de estos-.

-Yo voy por ella, tienes que hacerlo-.

-Esta bien-.

Y asi mi hermano fue por la montura del travieso, lo ensilló y me ayudo a subir, Thom y él también montaron otros dos caballos y nos fuimos a dar una vuelta por toda la propiedad de los Brown mientras me decían toda las cosas que habían echo.