Me ayudaste y te ayudare

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Conan

La noche se pone más fría a cada minuto y el profesor Agasa no llega, ¿Qué lo hace demorarse tanto?, tiene que ayudarme, tal vez ella me pueda decir que sabe de esos hombres de negro y buscar una cura para ese veneno y volver a mi vida normal.

-¿Por qué te habrá hecho esto?-le pregunto cuando la veo en recostada en mis piernas, y en vuelta en mi chaqueta, parece dormida, pero al ver esas heridas que tiene en su cuerpo, esa ilusión se borra del todo.

-Porque quise que pagaran por lo que... me hicieron- me susurro débil, diablos, me escucho todo, la cara me vuelve a arder de vergüenza, pensé que estaba inconsciente.

-Cómo... ¿lo estabas siguiendo? ¿Y para qué?- le pregunte sin comprender.

- Para matarlo y hacerle pagar por quitarme lo que más quería-me dijo con una sonrisa muy triste que se cubría con el cabello en su rostro.

Me quede helado, ¿cómo que matarlo?, es solo una niña y no poseía un arma cerca, más bien el casi la iba a matar, ¿Qué escondes detrás de esa melena roja y tu odio, Iris? No puedo creer esos hombres puedan hacer tanto daño, solo por motivos egoístas y crueles. Juro que si tengo la oportunidad, hare que esos monstruos sean detenidos para que no hagan sufrir a nadie más.

-Tranquila, te ayudare con esos hombres, pero no a matarlos, sino a detenerlos-le digo mirando al horizonte, para luego bajarla cabeza y calmarla.

Pero sus ojos entreabiertos se volvieron a cerrar, y su respiración se volvía cada vez más pausada, me estoy empezando a asustar, el profesor tiene que llegar ahora, sino el estado de Iris podría empeorar, además de tener heridas internas, diablos, necesitamos ayuda.

De repente escucho un sonido muy fuerte, era un trueno a lo lejos, alzo la cabeza, veo que no hay estrellas, claro, en el reporte del tiempo en las noticias de la mañana decían que llovería hasta el domingo, pero me olvide que por esta hora empezaría a llover.

Iris y yo nos estamos mojando mucho, debo llevarla a un lugar seco, pero en este callejón no hay ninguno, así que me pongo de pie, levanto a Iris y pongo un brazo en mi espalda para poder caminar y cargarla a un lugar más seco, pero cuando la levanto, siento un dolor en las costillas, debió ser por la patada que recibí de ese hombre, pero aun puedo llevar Iris.

-Iris, tal vez no me escuches, pero necesito tu ayuda ahora, tienes que resistir hasta que encuentre al profesor Agasa y nos lleve a su casa ¿entiendes?-le pregunto casi a gritos porque el ruido de la lluvia era estruendoso que ni escuchaba mi voz.

Veo que su cabeza asiente, y casi se cae de mis brazos pero la sostengo y pongo mi brazo libre en su cintura para cargarla mejor, me encamino en el callejón unos pasos, sin ver un lugar seco, mojándonos más cada minuto.

-¡Profesor! ¡Profesor Agasa, estoy aquí! ¡Ayuda!-grito al aire y sin escuchar nada más que el ruido de la lluvia.

Sigo caminando, pero el dolor en mi costado me supera, y caigo al suelo bocabajo, girándome tomando una bocanada grande de aire, no por cansancio, por dolor. Enseguida me acuerdo de Iris, dándome una vuelta, la veo con una mano cubriendo su cara y la otra se arrastra para tocar la mía, ¿Qué rayos me pasa que la cara me arde solo con ella? ¡Es una desconocida! Me siento y comporto como el idiota más grande que conozco, ósea el tío Carlos.

-¿A...que? ¡Ay! mis ojos-Cuando alzo la mirada, una luz me da directo en la cara quedándome un buen rato ciego, me refriego los ojos con ambas manos y balbucear insultos tontos.

-Bobby... ¿Bobby eres tú?- me pregunta una voz familiar.

-¿profesor?... ¡profesor Agasa, venga, venga! Ayúdeme, por favor- le grito tomando a Iris, como abrazándola para cubrirla mejor de la lluvia hasta que el profesor me encontrara.

-¿Pero que te paso hijo? Tu camisa tiene sangre en tu costado- me dice cuando apaga la linterna de su mano, agachándose a mi altura.

-Tal vez me golpee con algo cuando me caí- deje viendo la mancha de sangre.

-Cuéntame que les hicieron a ti y a esa niña-

- Le diré en el camino a su casa, ahora por favor ayúdeme con Iris-dije cortante, levantándome del suelo.

-¿Iris?- me pregunta ingenuo.

-Si Iris, es ella, la hirieron mucho y tiene una herida en el brazo, tal vez por un disparo-

El profesor toma a Iris en sus brazos y corremos al auto. Empiezo a contarle lo que paso y como la encontré, que vi al hombre de negro de hace 7 años, que me había golpeado, y todo eso. Pero no le dije que me había dicho:" hacerle pagar por quitarme lo que más quería", era muy privado, de seguro que si se lo dijera al profesor, en cuanto despertara me golpearía en la cara.

Entramos a la casa y el profesor Agasa dejo a Iris en una sofá mientras yo buscaba vendas, alcohol, hilo y aguja para sus heridas, los pongo en una mesita junto al sofá, para luego correr a buscar unas mantas para ella, y al llegar, la veo sudando y moviéndose, tratando de levantarse y balbuceando palabras.

-Hey, hey, Iris, ¿Qué pasa, que sucede?,-me arrodille hacia ella para que se acostara de nuevo-tranquila, vuelve al sofá.

-Papá...Mamá... Edward, no, no me dejen sola, no se vallan, por favor-decía, con voz quebradiza y tomando mi mano.

-Escucha, cálmate nada te va a pasar nada, porque te cuidaremos el profesor y yo, ¿ok?-

-Listo, Bobby, ya le dije a Carlos y a Claudia que pasaras la noche aquí por la lluvia- el profesor entro al cuarto-ahora si puedes ser tan amable de decirme que haremos con ella.

-No podemos dejarla a su suerte, esos hombres la encontrarían y la matarían, te que... ¿Qué?- meto la mano en el bolsillo de mis pantalones, y saco píldora que tenia Iris en sus manos-profesor, encontré esto cerca de ella, no sé que esa, por eso la traje para que la examine.

-Bueno, pero todavía no me dices que harás con Iris-

Pienso un rato, no puedo dejarla sola, le prometí protegerla, solo me queda algo, tal vez...

-Vendrá conmigo-

-¿Qué? Porque, no la conoces-me dice desconcertado

-Pero conoces algo de esos hombres que nos seria de utilidad- me giro y la veo durmiendo en el sofá, tan débil y vulnerable-creo que debemos llevarla a una cama, se sentirá mas cómoda.

El profesor la lleva por la escalera al segundo piso, hasta su cuarto, secándola un poco, poniéndole uno de sus pijamas encima de sus ropas y cubriéndola con las mantas de la cama.

-Vamos, chico, dejémosla descansar sola-me dijo en la puerta esperándome para salir.

-Enseguida voy, profesor-le digo, cuando cierra la puerta, tomo la mano de Iris y le digo en susurros:-Ahora quédate tranquila, mañana me dirás que cosas sabes, hasta mañana.

Estoy dispuesto a irme pero algo me detiene, la mano de ella toma la mía muy fuerte, no quiere que me vaya, ¡diablos! Porque me arde la cara como si la pusiera en un horno, no entiendo porque me pasa esto. Logro soltarme de su mano, salgo de la habitación, al cerrar la puerta y deslizarme en ella hasta el piso y agachar la cabeza de avergonzado, que tarado me sentía.

-¡Bobby! Ven acá muchacho-me grita el profesor de abajo y reacciono.

Me paro y corro hasta abajo, el profesor me lleva mi cuarto asignado cuando voy de visita, tenía un pijama para mí y se retiro de la habitación, me subí a la cama, cubrí con las mantas y pongo las manos en mi cabeza para ponerme en meditar.

-Tal vez les robo algo, o sus padres, ¡ay!, no puedo pensar bien, tendré que esperar hasta mañana-

Me gire hacia la derecha y cerré los ojos, pero de eso a dormir nada. Abrí los ojos, vi el reloj digital del mueble al lado de la cama, eran las 3:19 p.m, y como no tenía nada mejor que hacer, prendo la lámpara del mueble, me levanto para buscar mi libro de bolsillo sobre Sherlock Holmes, y me puse a leer en la cama, paso un largo rato, ya en la página 89 los ojos me pesaban, movía la cabeza para seguir leyendo, pero la vista se me puso borrosa del sueño, y caí en brazos de Morfeo, con un libro en la mano, los lentes en la punta de las nariz, los pies destapados y roncando, que relajado me siento.


Detective Conan: "La niña de la cicatriz y la melena roja"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora