La Fuerza y La Música

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Iris

Quería practicar algo de defensa personal o continuar con mis lecciones de karate que había pospuesto desde hace unos meses. Me había enterado por Kudo que Ran era la capitana de su equipo en la escuela, y pensé "¿Por qué no?".

No me puse un traje ni nada, tampoco la chica que se notaba nerviosa por pelear con una niña. Estábamos en un gimnasio donde la amiga de Ran, Ai y Conan eran los espectadores, Sonoko dándole ánimos a mi contrincante, (y yo diciéndole mentalmente que también contaba) el otro par examinándolo todo fríamente y yo calentando un poco los músculos.

-¡QUE LA PELEA COMIENCE!-grito Sonoko.

Caminamos en círculos mirándonos desafiantes, la novia de Shin mantenía la guardia sin perder esa dulzura muchas veces insoportable. Di el primer ataque, lo esquivo ágil pero no pare, no estaba de humor para dejarla ganar, su mano derecha venia hacia mí en un puño que detuve a dos centímetros tomándola firmemente golpeando su estomago.

-No tengas suavidad conmigo Ran-neechan, dalo todo-dije frenando una patada.

-Si-asintió.

Admito que era una luchadora, pero no lo suficiente. No faltaba mucho para hacer el último ataque, teniendo un plan B en caso de...

Tome la oportunidad.

-¡Eh!-resople resbalándome en el suelo. ¡Me ganaran por algo tan trivial!

Caí al suelo chocando fuerte la cabeza. Mire a los chicos, sin mostrar sentimientos como siempre, mientras Sonoko saltaba de alegría.

Ran tomo impulso y me volaría la mandíbula de un puñetazo.

HORA DEL PLAN B

Puse la expresión más tierna que pude. La castaña se detuvo a medio milímetro, Sonoko también y los chicos estuvieron primero sorprendidos...

Y luego aguantándose las risas (si, incluso Haibara)

Entre tanto, pase por un espacio entre las piernas de la chica, tomando un impulso con los brazos levantándome de un salto, la toque con el dedo y le di una patada justo en el pecho tomando impulso de esta, hice un mortal cayendo de pie.

Nadie hablo mientras hacia el baile de la victoria, la amiga de la perdedora le ayudaba a levantarse, esta se me acerco y me felicito revolviéndome el cabello.

-Así se hace Verona-chan-

Asentí correspondiéndole el cumplido.

-Nada mal, niña, nada mal-agrego Haibara.

-Pudiste ver algo de lo que soy capaz-le lance un puño sin tocarla.

Esperaba el comentario irónico de Conan, pero solo guardo silencio. Pero un silencio que se podía interpretar como orgullo.

-Bueno ¿Por qué no vamos por un helado?-propuso la derrotada.

-Ok, pero Sonoko paga-dije gritando, sumado a otro grito de la millonaria Suzuki, los demás aceptaron- bien adelántense tengo que buscar mi mochila.

Asintieron y siguieron el camino fuera del gimnasio de la escuela, mi mochila estaba en una butaca. Cuando un... esperen ¿eso fue un graznido? No estoy alucinando fue un graznido. Busque de donde provenía, lo escucho nuevamente y encuentro el lugar del sonido.

En una ventana grande del recinto había un cuervo, los ojos de este me congelaron porque sabía perfectamente a quien pertenecían. El pájaro elevo sus alas burlesco y salió volando. Estaba a punto de correr cuando la cabeza me era atravesada por una jaqueca, que llegaba al nivel de la última vez. Grite a todo pulmón aprovechando que estaba sola. Eran imágenes de los hombres de la organización, cada uno entrecortados por la imagen del cuervo que me siguió hasta mi último trabajo. Me arrancaba los cabellos de desesperación y dolor. Caí al suelo cuando ya no me quedaba energía para mantenerme en pie.

Detective Conan: "La niña de la cicatriz y la melena roja"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora