Iris
Mientras me vengaba mentalmente de la organización en el suelo, adivinando cuantas costillas me habían roto, la Liga se habían estancado en la desesperación. Y no los culpo, quien no lo estaría.
-¿Cómo saldremos de aquí?- Ayumi dejo de llorar pero en su voz aun se escuchaba pequeños sollozos.
-Tengo la menor idea, pero si salimos será en una bolsa o con policías-dijo Mitsushiko más amargamente.
-Mmm.... Si les interesa estoy aquí-les llame la atención, levantando la mano y con la otra presionando el costado para aminorar el dolor.
Dos de los cinco chicos me tomaron por el brazo sano hasta una cama bastante antigua. Solo apoyaron mí espalada contra la estructura metálica de esta, después siento sobre mí las miradas preocupadas de los otros prisioneros.
-Vero-chan ¿estás bien?
-¡Claro, de maravilla! Solo fueron mis músculos, mis huesos y mis órganos...-conté con los dedos de forma sarcástica-...nada importante.
Desde que estamos aquí ha sido su primera sonrisa, triste, pero algo es algo. Existía algo que me preocupaba aun más que mis heridas, esta cama, era muy antigua y allá afuera...
-¿Que te ocurre?-Haibara me saco de mis pensamientos.
-Hay algo extraño aquí, esta cama- pase mi mano por su cobertor áspero como un saco viejo, luego dirigiendo la vista al vacio de la celda- este edificio...
La castaña de pelo cortó asintió comprendiendo mi duda, un segundo después de que Kudo también lo hiciera.
-¡Tápense los oídos!-ordenamos a unisonó.
-¡¿Qué!? ¡Es injusto!
-No será por mucho, solo háganlo- les convencí.
Con pucheros y muchas protestas, Ayumi, Mitsuko y Genta comenzaron un desafinado coro de "LA LA LA LA LA"
-En primer lugar, la cama es demasiado vieja como para estar aquí, era para prisioneros de larga estancia como en secuestros o extorciones y sabemos muy bien que no quieren prisioneros ahora. Lo segundo fue antes que me trajeran: En la entrada había barriles que desprendían un olor a petróleo hasta el tercer piso (El edificio es de cinco pisos), por último el edificio en sí, es demasiado viejo para ser usado en secuestros o contrabandos como lo que se solían hacer, normalmente estos edificios son...-no pude terminar. El miedo había formado un nudo en mi garganta.
-...Hacernos explotar.- Asentí. Haibara revelo mi teoría con tanto miedo en la voz como el que quiera ocultar.
Ese era su plan desde el principio, de Gin o Vermouth o la Organización Negra en sí, ver caer a sus traidores todos a la vez. Aplastarnos con un solo pie. Usar solo una bala. Como quieran llamarlo, el pensar en sus sonrisas retorcidas y triunfantes me hervía la sangre.
-¿Le gusta su habitación señorita?-un burla se escucho desde unos metros de la celda. Matso golpeaba con suavidad una reluciente copa de vino, mirándonos a todos con su repugnante altanería, no comprendía aun como mi mente lo había convertido de un buen amigo a una rata vendida. Solo guarde silencio.- No te preocupes, no estarás mucho tiempo aquí.
Su vacía carcajada aumentaba la presión que infligía en mí costado con rabia. Ya no lo miraba a los ojos, mi atención se había ido a su copa de cristal, burbujeando extrañamente desde el fondo, primeramente creí que era mi imaginación, pero eso fue deshecho por como filtraba la luz en la bebida cuando Matso la levanto hacia la lámpara.
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Detective Conan: "La niña de la cicatriz y la melena roja"
FanfictionUn detective rejuvenecido por la Organización Negra, Shinichi Kudo de 13 años (23 en realidad), conoce a una chica a punto de ser asesinada por Gin. Tras ser salvada por este, le cuenta que también fue víctima de ellos, incluso fue parte de aquellas...