Conan
¿Una palabra perfecta para describir este sitio? Laberinto.
Tenía que admitir que Verona nos guiaba excepcionalmente bien, vuelta a la izquierda, luego derecha, detenerse cuando cuatro pasillos se unían con guardias transportando los contenedores de gasolina que la pelirroja había mencionado antes. Haibara tenía de la mano a Edward, estaba unos metros atrás de mi girando su cabeza constantemente con miedo y era más que comprensible, su ropa estaba rota y sucia de manchas extrañas muy posible de sangre.
De solo pensar en las torturas que ha vivido me dan escalofríos.
-Conan, necesito tus lentes.
-¿Eh?
Era Verona que con molestia repitió la pregunta:
-Necesito tus lentes. Ahora.
Asentí quitándome las gafas y dándoselas. El sistema de rastreo encendió en los ojos de ella cuando la imagen de la brújula digital comenzó a distorsionarse de forma errática, me lanzo de vuela el objeto con una mueca de disgusto.
-Como pensé, este lugar es obsoleto pero se tomaron la molestia de impedir que nos comuniquemos, el GPS de las gafas esta inutilizable como debo suponer también los pin. No podremos pedir la ayuda de nadie a menos que estemos fuera. Estamos solos.
Si ella quería deprimirnos aun mas lo logro, todos nos miramos preocupados por la respuesta. En fin, asentimos retomando el camino.
-No. Se. Muevan.- Verona susurro advirtiéndonos, guardamos total silencio esperando mas información, ella miraba por el margen de muro apretando algo entre las manos.
En un segundo había saltado a la vista de quien nos escondíamos, apunto con mi reloj (¿cuándo demonios me lo quito?) y lo siguiente fue el golpe seco de un cuerpo chocando con el suelo. Nos devolvió la mirada dándonos a entender que estaba despejado.
Caminando con rapidez, comenzó a buscar Dios sabe que en el inconsciente tipo hasta que su cara de satisfacción
-Bingo- dijo sonoramente mientras levantaba triunfante una semi automática.
-Verona-san deja eso es muy peligroso- Ayumi apenas hablo delatando miedo.
-La última vez salimos de suerte... y alguien murió...- bajo la mirada, levantándola inmediatamente después.-...lo necesitamos para protegernos, no dudaran en matarnos. NO. LES. DE. ESA. OPORTUNIDAD... Andando.
-¡No!
Era Ai. Camino lento hacia la pelirroja con a mirada llena de enfado.
-No te seguiremos a ninguna parte, no sin antes algo que nos asegure sobrevivir.
-Estoy aquí. Eso debe ser suficiente seguridad.
-De lo único que nos da seguridad es que terminaremos muertos, mientras los demás, si tienen algo de suerte, los volverán perros de la organización.
- Y obviamente tu experiencia con ellos es el argumento de tan "alentador" resultado ¿no? -se podía notar en su voz la mezcla de enojo y sarcasmo que al parecer, sacaba a Shiho de sus casillas.- Si tienes otra opción soy toda oídos, pero ahora, unos malditos siniestros quieren hacernos explotar. No se tu pero yo voy a seguir, tu quédate cuanto quieras.- dijo dándole la espalda y avanzando unos pasos, se detuvo y volvió hacia atrás tomando la pistola y poniéndola en manos de Miyano. Una miraba confundida a la otra, quien sostenía unos ojos desafiantes.
-Sí. Tienes razón yo lo comencé todo, el que los secuestraran, el que me golpearan y el que pongan una bomba en este sitio...
-¡¿UNA BOM...!?-
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Detective Conan: "La niña de la cicatriz y la melena roja"
FanfictionUn detective rejuvenecido por la Organización Negra, Shinichi Kudo de 13 años (23 en realidad), conoce a una chica a punto de ser asesinada por Gin. Tras ser salvada por este, le cuenta que también fue víctima de ellos, incluso fue parte de aquellas...