8. Maldito italiano

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Imagen: Mario

-¿Sabes Mario? No todo es tan bonitos como los cuentos. No todo el mundo cree en el amor. No todo el mundo cree que se puede enamorar. Y cuando alguien no cree en algo, no puede suceder.
-Esto es diferente. Claro que lo es.
-Te confundes Mario.
-Te lo demostraré. Y ahora, ya que me has fastidiado mi cita con Melissa, ¿vamos a dar una vuelta?
-Vamos.

Nos levantamos a la vez. A penas conozco algo de esta ciudad. No se donde ir, ni que me encontraré. No se de sitios bonitos ni feos. Espero que sepa llevarme a algún lugar con buenas vistas.
Las calles están vacías. Hace frío. Es un día frío, curioso, aquí diariamente hace días templados, ni frío, ni calor, en esta extraña ciudad se desconoce el invierno. Pero hoy si hace ese frío que te atraviesa la ropa y no te quita el frío nada mas que un té o un chocolate caliente. Pero por lo contrario, solitarios, por ahí andamos Mario y yo. Sin embargo me gusta el frío. Me siento identificada. Es muy yo. Nadie lo quiere. Cuando llega, le huyen. Cuando buscaba cariño, nadie se ofrecía. El frío no tiene acompañantes, yo nunca tuve uno. Nadie es amigo del frío como nadie lo es mío. Soy tan fría que incluso puedo cortar. Herir. Creo que si el frío fuese una persona, seríamos grandes amigos.

-¿Qué te parece si te enseño allí donde voy cuando no quiero que me encuentren?
-Te podré encontrar yo.
-Si te lo enseño es porque quiero que cuando me pierda me encuentres tu.
-Stop. No cursiladas así, anda.
-Ya vendrás a buscarme, si me dejas enseñártelo.
-Si es buen sitio, de acuerdo.
-¿Te fías de mi?
-No mucho.
-Vamos, dejate llevar.

Me venda los ojos y tan solo noto como andamos. ¿De donde narices sacó esta venda de ojos? Ni que supiese que vendría. ¿No sería que querría llevar a esa zorra se Melissa?

-¡Eh! ¡Para! Tú me llevas donde ibas a llevar a Melissa.
-Eh... Esto...
-Claro, como la tonta rubia de bote se ha ido crees que yo aceptaré. Estúpido italiano.
-No es lo que crees.
-Típica frase. Hasta luego.

Salgo corriendo. Hombres. Todos iguales. Me sumerjo en mis pensamientos, tanto que soy incapaz de ver hacia donde voy. Noto un fuerte tirón. El claxon de un camión. Y un murmuro de "está loca". Maldita sea, ¿Que ha pasado? Me encuentro sentada en el suelo, un círculo de mujeres mayores, ancianos y alguna madre con su bebé me miran fijamente, y poco después se van alejando, quedándose quieto un chico. No me suena. Es altísimo, por encima de Kike e incluso Mario. Es rubio, ojos marrones, aunque muy claros, tiene brazos, va al gimnasio. Me mira fijamente. Tiene una sonrisa imperfecta, un diente está roto, un colmillo. Pero aún así es irresistible.

-¿Te hiciste daño?
-No. ¿Que ha pasado?
-El semáforo estaba en rojo y tu has pasado corriendo a la vez que pasaba un camión y si no te llego a coger al vuelo, te quedas pegada al suelo.
-Ah, vaya, gracias supongo.
-De nada. Nathan. -Me tiende la mano.
-Roxy. -Se la devuelvo.

Es simpático. Vaya si lo es. Pero, ¿¡Puedo parar de tropezarme con la gente!? Gracias.

-Espero volver a verte pronto, pero espero no tener que volver a salvar tu vida. Quizás me debas un favor.
-¿Eres de aquí?
-Realmente vengo de América, pero sí, llevó 15 años aquí. Tengo 23. -Wow, es mayor. Le echaba unos 16.
-Yo soy Roxy y no tengo lugar de procedencia. Y tengo... 20 años. -Miento. ¿Por qué? No sé. -Y dudo que te deba algún favor. -Le guiño ojo.
-Tal vez me lo devuelvas cuando nos volvamos a ver. -Me devuelve el guiño.

Un escalofrío me recorre el cuerpo. Me agrada este chico. Es simpático y gracioso. Y extrañamente me da confianza.
Finalmente llegué a casa, había estado fuera alrededor de cinco horas.
Nada más entrar me vi acorralada contra la pared por Kike.

-Dime ahora mismo que no deseas.
-Kike... -Digo de un susurro.
-Dímelo y me separaré. -No se porque, no era capaz. No podía decírselo. Lo quería cerca de mi. Sus labios con los míos. Como ayer.

Entonces lo hace. Me besa. Fuerte. Con ganas. Su lengua con la mía, otra vez. Pero esta vez me gusta más.
Mucho más.
¿Hermanos? A tomar por culo.
Me baja las manos hasta el culo y me coge en brazos. Sigo contra la pared, pero a sus brazos. Baja por mi cuello. Me encanta que lo haga.
Llega al pecho y me pide permiso con la mirada, se lo cedo apretando su cabeza hacia mi pecho.
No besa más allá de lo que asoma por mi escote.
Sus manos no se mueven de mi culo, pero esta vez no me incomodan, me gusta.
Me aprieta hacia él. Noto ese bulto, que todos sabemos que es.
Se ha... Empalmado. Claramente.
Vuelve a subir hasta mi boca.
Sus besos son... Perfectos. Me gustan. No pararía.
De repente escuchamos llegar un coche y enseguida cerrar las puertas de él.

-¿Que hora es? ¿Ya están aquí? -Nos separamos enseguida.
-Vete, corre. Si nos ven juntos, y yo así -se señala el paquete -Pensarán casi cualquier cosa.
-Es que ha pasado casi cualquier cosa.
-Esta noche subo a verte, pequeña. -Me besa la frente.

Subo corriendo y me meto a mi habitación.
¿Esto ha ocurrido? ¿Es real? ¿Que es esto? ¿Que está pasando? Necesito respuestas. ¿Es mi hermano? ¿Lo siento como mi hermano? ¿Que siento? Atracción. ¿A quien vamos a engañar? Kike es jodidamente atractivo. Pero ¿A donde va a llegar esto?
Roxy, vive el momento.

Nota de la autora:
¡Nos vemos otro miércoles! Estoy muy emocionada. El otro día subimos a 200 leidas ¡me encanta!
Un miércoles más mil gracias por gastar aquí el tiempo.
Nos vemos el miércoles

¿Finales Felices?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora