12. Ella.

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Narra Mario.

Me aburría en casa, así que decidí dar una vuelta. Me salí de mi habitual camino e hice uno nuevo. Me fui a las afueras de la ciudad, era un lugar poco visitado, es más, a penas nadie visita estos sitios. A veces me gusta estar sólo. Pasarme el día ligando no era tan divertido. Al principio sí, pero cuando una chica deja de ser difícil y es tan fácil, pierde su encanto. Sin embargo Roxy es diferente. Ella es preciosa, jamás vi nadie así. Su mirada, su mirada tiene pena. Muchísima pena. Me gustaría ser quien cambie esa mirada, ella se merece ser feliz. Su nariz es menuda, parece la de una niña pequeña, y tiene unas pequitas a su alrededor... Que me encantan. Su pelo no es tan largo como el de las chicas de hoy en día, a ella no le preocupa su pelo, todo le queda bonito. Y además su pelo lo tiene bien cuidado, es marrón, como una castaña, y brillante, la escuché asegurar que jamás se había echado un producto, es todo natural. Le queda muy bien ese tipo de pelo. Y su boca. Esos labios, gruesos y marcados, son de un tono rojizo que parece pintalabios, entran ganas de besarla.
Si hablamos de su cuerpo, ella es bajita, no medirá más de 1'65. Es delgadita, pero no de esas que parecen anoréxicas, si no, de las que de trabajan su cuerpo, y aunque se que ella no se lo curra, tiene un cuerpo bonito, de los más bonitos.
Pero adoro su personalidad. Lo dura que es, lo fría. Es curioso. A cualquiera le hubiese echado hacia atrás una mujer así, pero yo la aguantaría. Me gusta. Me gusta cuando me da celos. Me gusta cuando me habla fríamente. Me encanta que me lo ponga difícil. Que no venga detrás mia. Adoro su orgullo y sus pataletas de niña pequeña. Y aunque se que no cree en el amor, se va a enamorar. Quiere enamorarse. Busca amor. Y yo, yo se lo puedo dar.

De lejos, la veo salir de un callejón, y detrás de ella, cogido de su mano sale un chico. Es mayor. Muchísimo más mayor que ella. No me agrada para nada la idea de verlos juntos. ¿Y si abusa de ella? Me lo cargo. A Roxy no la pueden lastimar, ella ya sufrió bastante, no me da la gana que la hagan más daño.
Decido andar hacia ellos. Pero el, ese "señor" de ahí la está besando en la frente, seguidamente se va corriendo.
Yo me paro en seco, estoy cerca, ¿que hago? Para cuando quiero arrepentirme ya es tarde. Roxy se gira y me ve.
No está esa cara de enfado, me sonríe.
Yo pongo cara de sorpresa. Una falsa cara de sorpresa.

-Hola Mario.
-¿Roxy? ¿Que haces aquí?
-Pues.... Estaba dando una vuelta. -Me sonríe. Que guapa es. Aún mintiéndome.
-¿Me quieres acompañar a dar una vuelta? Así no me siento tan sólo.
-Claro. -Es extraño. Está muy simpática. Demasiado.
-Roxy, ¿por qué tan simpática?
-Creo que tampoco se puede ir de borde por la vida, ¿no? -Se muerde el labio inferior y sonríe.

Ahora lo entiendo, es por ese chico. Maldito cabrón. Debería quitármelo de encima, ese capullo no sabría como tratarla, una chica como ella necesita cariño. Necesito que ella sea mía. No me digáis que no seria perfecto. Si es que somos tal para cual, la pareja perfecta. La quiero. Si Mario, es así, la quieres. Quizás sea demasiado pronto para decirlo, o quizás ella no deba saberlo, pero yo si lo pienso así.
Necesito demostrarle que ese capullo no es para ella.

-Tengo que irme ya, se me hace tarde. -Dice mirando su móvil.
-Te acompaño. -Le contesto alegremente.

Ella no dice nada, tan sólo asiente. Sigue sonriente, maldita sea, ¿por que no soy yo su razón?

-Y... ¿Quien era ese... Chico? -Digo avergonzado y a la vez queriendo sacar el tema.
-Nathan, un... Amigo. -¿Por qué narices se lo ha pensado?
-Oh... Parece bastante mayor.
-EH... Si, lo es un poco. -¿Un poco? Se le podría llamar pederasta.
-¿Cuantos...?
-EH... Diecinueve, si eso, diecinueve. -Dice dudosa. ¿Por qué duda?
-Oh... Vaya. -Mierda Mario, la conversación es incómoda. -Y... ¿Te gusta?
-¿Que? No. ¿En que piensas Mario? -La noto nerviosa.
-Sólo preguntaba... -Temo seguir con esto y que acabe admitiendo que le gusta. Le temo.
-Es sólo que debo conocer a más gente. Mario, a mi no me gusta encariñarme con nadie, no creo en el amor, yo quiero ser libre de salir con quien quiera, pero ese chico es... Especial. -Duele. Duele oírla decir que es "especial". Si fuese especial él estaría aquí con ella y no yo, aunque prefiera estar yo.
-Ya hemos llegado...
-Muchísimas gracias. -Sonríe. Me enamora.

Se me lanza y me abraza. Un abrazo fuerte, un abrazo.... Que una amiga le daría a su amigo. Duele más. No es fácil esto, no es fácil ser el amigo, maldita sea. Yo no quiero ser un simple amigo, yo lo quiero ser todo. Su amigo, su compañero, su pareja.
Se separa de mi y me mira a los ojos. Le brillan, tienen un brillo especial, de felicidad.
¿En que punto está nuestra relación? En el punto que esto empieza a doler.

Me di media vuelta y me fui.
Decidí dar una última vuelta por el centro, y después me marcharía a casa, de todas formas en casa nadie me extraña.
Mi padre esta muy ocupado con su feliz boda, y la que pronto será mi madrastra se olvida de que existo.

Pasé por delante de un restaurante "Le delicie" no se exactamente si eso es un idioma. Si está bien escrito o no. Pero tengo claro que es uno de los restaurantes más caros de la zona.
Y ahí, en una de las mesas cerca de la ventana estaba él, ese chico. El que estaba con Roxy. Y enfrente de él, cogiéndole la mano, Jamie.
Preferí entrar, preguntando por el baño, y me dejaron pasar.
Cuando estaba cerca de ellos le escuché a él hablar.
"-Jamie... ¿Te parece que vayamos después a mi casa?
-Ay... Ricky... Me da vergüenza..."
Y tras una carita de angelito, Jamie aceptaba.
¿Como podía ser?
¿Y Roxy?

¿Jamie había dicho Ricky?

Nota de la autora:

¡Hola! Ayer comenté que en cuanto llegasemos a 500 leídas subiría capítulo, bien, en un día llegamos a ellas, muchas gracias, aquí tenéis el capítulo, nos vemos el próximo miércoles

¿Finales Felices?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora