17. Mi primera vez.

59 4 1
                                    

Él nota que me he fijado en que está empalmado e intenta disimularlo. Se sienta en la cama.

-Yo... Lo sien...
-¿El que sientes? -Le beso por detrás, la nuca, el cuello.

Mario baja la mirada buscando la mía. Nos encontramos. Lo rodeo, sin apartar la mirada, y me siento encima suya, pasando mis piernas una por cada lado. Mis brazos se enrredan en su cuello y lo beso con ganas.
Mario se echa hacia atrás y yo le sigo. Besándonos. Ahora estoy yo encima de él y no me siento incómoda.
Sus manos recorren mi espalda, de arriba a abajo y donde termina mi camiseta, se paran sus manos. Con la mirada me pide permiso y yo asiento. Me gusta esta sensación que me recorre el cuerpo. Es difícil de explicar, pero lo intentaré. Es maravilloso. No hay mas. De un tirón me quita la camiseta y se queda observando mi pecho. Eso si me incomoda.

-¿Que pasa?
-Me encantan.

Sonríe y forcejea hasta dar la vuelta, ahora estoy debajo. Ese acto me hace reír y Mario comienza a besarme, por el cuello. Pecho. Barriga. E incluso el borde del pantalón lo baja un poco y besa donde debería terminar el pantalón. Ese acto me hace soltar un pequeño gemido. Que apenas se nota. Algo por dentro se me encoje y me obliga a pedir mas.
Mario hace un intento de bajarme más los pantalones.

-De eso nada. -Sonrío y le cojo de los pelos hasta subirlo a la altura de mi boca. -Ahora te toca a ti quitarte algo.

Mario sonríe y se quita la camisa. Sus abdominales se marcan y mucho además. Se sonroja un poco y lo noto.

-¿Que pasa?
-Es que eres la primera en verme así, aquí, y de esta forma.

Sonrío y le beso. Me toca encima. Así que hago lo que él había hecho y le doy la vuelta. Mario me coge del culo. Normalmente le hubiese pegado una hostia, pero esta vez mejor no, le beso con más pasión. Muerdo su labio y noto como su respiración acelera por unos segundos. Después bajo, imitando lo que él había hecho. Muerdo levemente el cuello y él gime, a penas se oye, pero suelta un gemido. Su mano, aprieta más mi culo. Bajo hasta sus pezones, y juego con ellos, mi lengua y mis dientes. Noto que la mano de Mario no para de subir y bajar por mi espalda incluso llegando en algún momento a mi cabeza. Le gusta. Bajo con mi lengua por sus abdominales. Mario parece disfrutar de todo esto.
Como él ha hecho, llego al borde de su pantalón, del cual sale un bulto enorme. Lo desabrocho lentamente mirando directamente a los ojos de Mario.
Él me sonríe.
Le bajo los pantalones, solo los pantalones, y se queda en ropa interior. Se los quito y los lanzo al suelo.

-Me toca. -Sonríe.

Me dejo caer en la cama y el, apoyando su pene en mí, y notandolo duro a mas no poder, me besa. Intenta meterme las manos bajo la espalda buscando el abroche de mi sujetador para desabrocharlo, misión superada exitosamente. Me lo quita de encima. Juguetea con mis pechos por un rato me hace sentir cosquillas orgasmicas. Su lengua baja recorriendome, me besa o incluso me da pequeños mordiscos. Las cosquillas continúan por un largo rato, pero no me canso. Llega al borde de mi tanga y juguetea con el, finalmente, pidiéndome permiso, muy delicadamente, temiendo que me arrepienta o que no quiera, o quizás hacerme daño.
Empieza a besarme alrededor de donde ya sabes. Sus besos delicados pero bien marcados me hacen retorcerme de placer. Más de un gemido se escapa, y entonces noto como su lengua me roza, el placer aumenta, y su lengua se adentra aún más, rozando cada parte con delicadeza y a la vez con ganas. Roza con su lengua mi clitoris, lo que me hace gemir mas alto. Mis manos se hunden en su pelo. Que no pare. Que no pare. Que no pare. Y ni mucho menos para. Sigue. Aumentando su ritmo. Mas rápido. Más. Más. Más. Yo ya no puedo más y suelto un gemido casi tan fuerte como un grito. Me rindo. Él se separa lentamente y se tumba a mi lado. Mi respiración agitada y yo sonrío satisfactoriamente. O felizmente. Solo se que ahora mismo estoy en una nube.

-Y esto no ha terminado.

Sonríe muy pícaro y me besa. Sin importarme lo que acaba de hacer, le beso.
Mis manos bajan hasta sus calzoncillos y entre ambos nos deshacemos de ellos.
Él se prepara.

-¿Y el condón?

Se acerca a una mesita que hay cerca y saca una caja, sin empezar. Coge uno y viene a mi.
Se lo pone.
Y lentamente decide empujarla. Temo que me duela. Y lo hace. Me duele. Pero un poco, no mucho, es soportable. Incómodo pero agradable. Tras un rato empiezo a ver el gusto. Ya no molesta ya no es incómodo. Es... Es como la primera vez que subes a una montaña rusa, sientes que el corazón se te va a salir, pero sin embargo sonríes, porque en el fondo te hace feliz, te entran fríos y calores cuando la atracción comienza su cuenta atrás, cierras los ojos y te entran ganas de gritar.
Y grito. Grito porque ya no puedo más. A su vez agotado Mario se quita de encima, él también ha terminado.

Nota de la autora;

Disculparme, ayer tuve un día libre (soy trabajadora) y aprovechando de él, me fui a la cuidad ya que estamos en fiestas, así que no pude publicar capítulo, pero ya esta aquí uno de mis capítulos favoritos, espero que lo disfrutéis, mil gracias por aguantar una semana más♥

¿Finales Felices?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora