Narra Roxy.
Estaba poniéndome el pijama cuando recibí un mensaje de Mario.
"No te vas a creer lo que he visto. Voy a por ti en diez minutos."
Un mensaje descorcentante. En segundos me había puesto más nerviosa de lo que nunca había estado. Tenía diez minutos para vestirme de nuevo y salir. ¿Que quería Mario? ¿Debia fiarme de él? Era una noche fría, demasiado quizás.
En cinco minutos ya estaba esperándolo en la puerta. Apareció con su moto, que por cierto jamás había visto antes. Se le veía sexy en al moto.
Roxy, controla.-Más vale que sea urgente, hace muchísimo frío.
-Confía en mi.Me subí a la parte trasera de la moto y arrancó. En apenas dos minutos nos plantamos en una callecita un poco estrecha y que tres de sus farolas estaban rotas.
-¿Piensas violarme aquí? Que poco romántico.
-No es eso. -Apoya su trasero en el asiento de la moto. -Ven aquí. -Se pega en sus piernas.
-Ni loca.
-Está bien, congelate.En ese mismo instante sopló un aire congelante, como si procediese de las montañas nevadas.
Corrí hacia él.-Está bien, tú ganas. -Me abrazó con esos brazos y puse mi cabeza en su cuello. -¿Por qué me tienes aquí pasando frío?
-Quiero que veas una cosa, pero aún es pronto.
-¿Esperas que sea media noche para asesinarme?
-Nunca te haría daño.Separo mi cabeza de su cuello y lo miro fijamente. Sus ojos son sinceros.
Me doy la vuelta y me abraza por la cintura, noto su boca cerca de mi oreja, noto su aliento, que esta calentando a mi oreja.-Vas a hacer que me resfríe.
-Sht, calla ya vienen. Ven aquí. -Se mete detrás de un coche. -Mira ese portal.De la mano aparecen Nathan y Jamie. ¿Como puede ser? Él estaba conmigo.
-¡Jam...! -Mario me tapa la boca. Los oigo hablar.
"Jamie: ¿Has oído eso?
Nathan: No querida. (Le aparta un mechón de la cara.)
Jamie: ¿De verdad Ricky? (¿¡RICKY!?)
Nathan: Claro, pequeña."Y luego se meten al portal.
-Cerdo creído, me miente y además va a abusar de Jamie. Mario tenemos que hacer algo.
-No Roxy, Jamie ha elegido meterse ahí.
-Pe... -Empiezo a perder vista. Mierda, hoy no me he tomado la pastilla.
-Roxy. ¿Roxy? ¡Roxy!Me despierto en una sala blanca, ya es de día. No se exactamente cuanto llevaré aquí, quizás toda la noche.
Mario me tiene cogida de la mano, y yo estoy enganchada a una máquina de respirar. No es nada nuevo. Ya me he visto así, aunque no acostumbraba a despertarme con Mario cogiéndome la mano. Está dormido, debe llevar aquí toda la noche conmigo. Que mono.
Abre sus ojos.-¿Roxy? Dios Roxy, ¿estas bien?
Asiento con la cabeza. Me cuesta hablar.
Entran los doctores por la puerta. Una enfermera sonríe.-Rosana, ¿que tal te encuentras?
-¿Podrias llamarla Roxy? -Gracias Mario.
-Sin problema. Roxy. ¿Todo bien?Vuelvo a asentir con la cabeza.
-¿Cuanto hace que no tomas las pastillas?
¿Cuanto hará? Desde que llegué a casa, cierto. Pongo un uno con el dedo.
-¿Una semana? -Niego -¿¡Un mes!? -Asiento. Es grave. -Roxy, no deberías hacer esto, sabes que estas pastillas son muy importantes, podría haberte pasado algo. Dale las gracias a tu novio que estaba contigo cuando pasó. Y si no te las tomas, recuerda que debes evitar situaciones nerviosas. No debes perder la calma.
La doctora se va, no dice nada que no supiese.
Mario me mira, su cara lo dice todo. Se siente culpable.-Yo... Lo siento. -Le niego con la cabeza. Me quito las mascarilla.
-Fui... Fui... Yo... La que.... La que no se tomó las pastillas... Mario...
-No hagas el esfuerzo, Roxy. -Me acaricia la frente. -Deberías dormir.Tiene razón, debería. Estoy agotada. Poco después de cerrar los ojos aparece Kike.
-¿¡Que ha pasado!? Roxy, dime que estás bien. ¿Que te ha hecho este? -Mira mal a Mario.
-¡Yo no la hice nada!
-¡No te creo italianito!
-¿Que.... Quereis pa...rar...? -Digo quitándome la mascarilla otra vez.
-Roxy, tú descansa, pequeña. -Dice Mario, muy dulce. Le sonrío. Kike le mira mal.Narra Mario.
¿Que narices hace Kike? ¿De que va? ¿Cree que yo quiero hacer daño a Roxy? Si a él le importa a mi también.
Le hice un gesto para que saliese, quería hablar a solas con él.
Me siguió.-¿De que vas? Roxy está mal, no es como para que tú vengas, aquí como un loco, gritando, necesita descansar.
-Si está aquí es por tu maldita culpa.
-Tal vez tengas razón.
-Por supuesto que sí.
-Y tal vez debería marcharme.
-Deberías.
-Pero me debes prometer que la cuidarás.
-No te lo prometo a ti, maldita sea, la cuidaré porque ella se lo merece.
-Ojalá sea así.Lo mejor que podría haber hecho. Irme de ese lugar. Me hubiese gustado seguir ahí, con ella, ella se merece que la cuide. Pero se que Kike la cuidará, por muy imbécil que sea, la quiere.
Y es que, quien no sepa apreciarla como se merece está loco.
Pero... Ella esta aquí y así por mi culpa.Nada más salir por la puerta del hospital me encuentro con Jamie. Lleva los zapatos en la mano y el rímel corrido. Su ropa se ve desastrosamente mal.
-¿Estas bien? -Ella me mira llorosa. Tiene una pinta horrible y las medias rasgadas.
-Ayer... Cometí un error. -Rompe a llorar. -Me fui a casa con un tipo y luego me forzó a tener sexo con él. -Llora más.
-Jamie, deberías entrar y contar esto a los médicos. -Para de llorar.
-¿Mario? ¿Que haces tú aquí?
-Roxy tuvo unos problemas.
-¿Esta bien?
-Ahora si, habitación 213.Jaime sale corriendo, ya no le importa ella misma, ya es por Roxy, Roxy es la verdadera protagonista de esto, ella es la que está mal, y yo... Yo tengo la culpa de todo esto.
Perdoname Roxy.
Nota de la autora:
¡Hola! Ya estoy aquí otro miércoles con otro capítulo. ¿Cómo ha ido? ¿Os a gustado? A mi lo cierto, es que aún siendo la autora esta historia me va enganchando, cada vez quiero escribirla más, ¡Gracias por leerla! Y os propongo un plan: si conseguimos las 650 leídas, ¡Subo otro capítulo antes del miércoles! Y si no, tocará esperar. Ya nos veremos. GRACIAS, GRACIAS Y GRACIAS.
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¿Finales Felices?
Roman d'amourRoxy, como le gusta que le llamen, jamás se ha criado en un entorno estable o acogedor, su madre, drogadicta y depresiva, lleva mudándose casi toda su vida. Tras ese ejemplo Roxy ha comprobado que el amor no existe y a sus 16 años ya tiene claro que...