22. Hechizada.

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Imagen: Andoni. Le faltan las gafas.

Narra Roxy:

Me quedé sola en la habitación. En la casa. Kike se había ido y no se ni donde. Él no estaba. Y yo debía hacer algo. Salí. Necesitaba salir. La verdad es que este pueblo, ciudad, isla o lo que fuese es precioso, pero... ¿y los chicos?
Tal y como iba andando, miraba los colores tan bonitos y llamativos de las casas, me recordaba no sé, como si fuese una niña viviendo en un cuento de hadas, me hubiese gustado que mamá me contase alguno. Cuando la Tía María me contaba los cuentos, recuerdo como si ahora mismo estuviese en el de Hansel y Gretel. Es decir, las casas de colores me recordaban a enormes chuches. Era como volver a los tres años, cuando entre la Tía María, Carmen y Teresa me cuidaban y me enseñaban cosas de la vida. Aún recuerdo cuando la Tía Teresa me contaba sus aventuras de joven, aquel día que su novio, después su marido, vino a buscarla en moto para dar un paseo nocturno, para que nadie se enterase de su romance, de pequeña soñaba que el chico perfecto vendría a buscarme a mi, para escaparnos del mundo rutinario y superar los límites, romper las reglas. Cuando mi madre me alejó de ellas dejé de soñar y después dejé de tener esperanzas en el amor. Porque a decir verdad... No existe el amor. Yo no recibí jamás eso, y dudo que lo reciba. No puedo recibir algo en lo que no creo.
Ya sumergida en mis pensamientos, pasé por alto el resto del mundo, asi pues sin darme cuenta choqué con un chico. Larguirucho, con el pelo rizado y unas gafas de pasto, bastante... Hipsters.

-Scusa.
-Oh... No pasa nada.
-¿Española?
-Ah... Si. Supongo que si. -Le miro extrañada.
-Oh perdona. -Su acento es tan italiano. -Soy Andoni. Italiano y amante de España. Estudio español. -Me ofrece la mano.
-Roxy, amo Italia y no tengo ni idea sobre el. -Río y le devuelvo la mano.

El chico sonríe y se coloca las gafas al sitio.

-Se que esto es raro, pero... ¿Te importaría acompañarme? Necesito saber mas sobre tu país.
-Hablas perfectamente el Español. ¿Tienes algún familiar?
-Mi abuelo... Pero el murió hace un par de años.
-Vaya...
-¿Vamos?
-Si, por supuesto.

No sé porque acepté, perfectamente podría ser un violador o dios sabe que. Pero a su vez su plan era mas interesante que el mío. Así que a la aventura.
Caminamos uno al lado de otro. Contamos chorradas, parecemos dos amigos de toda la vida que hace siglos que no se ven.
El camino fue largo, anocheció.

-Y al fin llegamos. Este es mi sitio favorito.

Miro con los ojos abiertos, es una colina desde la cual se observa un enorme, pantano o a saber que es esto, lleno de agua. Es impresionante porque a pesar de ser solo agua la vista es preciosa.

-¿Te gusta?

Me quedé sin palabras, nada que decir. Esas vistas eran preciosas. No me gustaba. Me encantaba.
Bajamos hacia el y el agua era tan clara que se podía ver como sus peces nadaban en ella. Obviamente esto no era uno de sus preciosos canales, esto era algo más que aquellos. Y por su pinta, solo nosotros sabíamos de su existencia.
Unos cuantos peces saltaban en esas claras aguas.
Andoni y yo nos sentamos cerca de la orilla.

-¿Y aquí es donde traes a las chicas para enamorarlas?
-¿Que pasa? ¿No funciona?
-Me enamora el paisaje, la verdad...
-No te preocupes, al caer la noche la luna llena y el agua se unen y hechizan a cualquier chica de forma que consiguen enamorarla del chico que las acompaña.
-Y esta noche es luna llena, y casualmente tu vas a estar aquí conmigo.

Me levanto y ando mas hacia aquel lago. Voy descalza y meto los pies en el.
Andoni me sigue.
Se para a mi lado.
Noto su mirada.

-Entonces... ¿te gusta? -Siento que sonríe.
-Es un buen lugar para desconectar, se respira bien y su paisaje relaja. Además, la compañía es grata. -Le miro directa a los ojos.

El silencio se hace. Pero no es un silencio incómodo, es un silencio agradable, del que no hablas por no romper el mágico momento.
La sonrisa de Andoni ilumina la noche. La luna llena termina por salir al completo. Su reflejo golpea el agua con fuerza y realmente siento mas atracción por Andoni. Da un paso y yo otro. Nos vamos acercando, mas, y mas, y mas... Una de sus manos rodea mi cintura y la otra va directa a mi mejilla. Ambos labios se unen y forman el momento más mágico de mi vida. Es un beso tierno y delicado. No son como los besos salvajes y cariñosos de Kike. Ni los dulces besos de Mario. Es diferente. Uno mas.
Andoni se separa.

-¿Hechizada?
-Puede ser. -Le sonrío.
-Yo se como se va el conjuro. -Y sin decir mas, me tira al agua.
-¡Andoni!

Comenzamos una pelea de agua, entre salpicarnos y tirarnos, acabamos mas mojados que nunca.

-Vamos. Tengo el coche cerca.

Lo acompaño hasta el y abre su maletero.

-Sé que no es de tu talla, pero es todo lo que tengo.

Me pasa una camiseta, parece como de un equipo de basket y una chaqueta, suyas.

-Pantalones no tengo nada, pero la camiseta ya es bastante larga. Me voy y mientras te cambias. -Le cojo de la mano.

Andoni me mira como si ya entendiese por donde voy, y a la vez va confundido. No dice nada.
Se acerca. Me besa. Esta vez un beso mas fogoso. Me apoya contra el coche suavemente. Sus labios bajan por mi cuello. Me besa. Me muerde. Su lengua choca con mi cuello. Me excito. Me coge de la cintura. Baja sus manos un poco y jugando con la camisa mojada, la va subiendo. Despacio. Deja la camisa de lado y me coge el culo, con fuerzas. Con ganas.
Mis piernas rodean su cintura.
Nos metemos en el coche y lo hacemos.

Nota de la autora:
¡Hola! Volvemos un domingo más, ¿que tal va? Espero que bien.
Bueno os traigo un capítulo más de esta pequeña novela, espero que os esté gustando, gracias a quienes las seguís leyendo, de verdad💗
Nos vemos el domingo que viene.

¿Finales Felices?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora