Narra Roxy
Vi entrar a Jamie sofocada, desmaquillada, de hecho llevaba las medias rasgadas. Parecía secada de una película de terror o tal vez de una serie tipo C.S.I o Mentes criminales. Se veía horrible a pesar de lo guapa que iba ayer. No comprendía de que iba todo esto. No la odiaba, ella no conocía a Nathan o Ricky, fuera quien fuese. Pero en este mismo instante una extraña sensación recorrió mi cuerpo de punta a punta. Algo no iba nada bien. Y Jamie que aún no podía pronunciar palabra, era la víctima. Me comenzaba a dar lástima. ¿Como una niña buena, simpática, inteligente, con buena posición familia, podía estar aquí y así?
Se acercó a mi lentamente. Temiendo que me pusiese hecha una furia. O que le echase la bronca. O quizás simplemente me tenía la misma lástima que yo le tenía a ella.
Siguió avanzando hasta coger mi mano, aún conectada con cables. La miré a los ojos.
Kike nos miraba fijamente. Bastó una mirada para saber que sobraba.
Después de que Kike cerrase la puerta Jamie rompió a llorar. Lamentándose Dios sabe que. Sólo repetía un simple "lo siento" entre sollozos. Lloraba en mi mano y notaba como sus lágrimas corrían a través de ella.Cuando consiguió tranquilizarse le pedí que cogiese la silla que había en una esquina de esa diminuta habitación y que se sentase conmigo. A mi lado.
Lo hizo. Pero volvió a cogerme la mano.-¿Como estás Roxy?
-Bien, creo. ¿Que haces aquí Jamie?
-Ayer... Quedé con un chico...
-Cierto, lo dijiste. -Intenté disimular mi rabia hacia ese tal Nathan que ella conoce como Ricky. -¿Como fue?
-Fue un desastre Roxy. -Noté ese brillo cristalino en sus ojos. Iba a llorar otra vez.
-¿Que pasó Jamie?
-Pasamos una cena agradable. -Sonrió aún con lágrimas en los ojos. -Parecía simpático. Tonteamos durante la cena. Me invitó a su casa... -Hace una larga parada intentando no llorar. -Y yo pensé que veríamos una película, y acepté. -Una lágrima le cae. -Pero él tenía otros planes conmigo. -Más lágrimas recorren su cara, finalmente se rompe a llorar, y sigue contando. -Cuando vi lo que quería hacer intenté irme pero había cerrado con llave. Me acorraló. Me cogió fuerte de las muñecas. -Me las enseña y están moradas. -Y me dijo que si me portaba bien prometía no hacerme daño. Y luego... -Lloraba cada vez más, así que no le forcé a seguir contando. Solo le haría más daño. Así que simplemente le pedí que me abrazase.Llamé a la enfermera, enseguida vino, al verla corrió a por una silla de ruedas y se la llevó.
Al mismo momento entró Kike.-¿Como andas pequeña?
-Estoy bien. ¿Donde está Mario?Kike mira hacia todos lados. Parece intentar evitar la pregunta. Como si buscase una excusa.
-¿Y bien?
-Eh... Am...
-¡KIKE!
-Se tuvo que ir.
-Tu... No tendrás nada que ver, ¿no?
-No, Roxy, me dijo que... Quería despejarse un poco. -Sus ojos no miran a los míos. Parece ocultar algo.
-¿Seguro?
-Sí, sí, claro.
-Estas mintiendo, Kike.
-Tienes que descansar pequeña.Ahí quizás tenga razón, necesito descansar, ha sido un día completo, completo de desgracias y mala noticias. El olor a hospital me da rabia. Un recuerdo me invade.
Mi madre. Aquí. En una cama como ésta, pero atada, a ella la ataban por si se fugaba. Tenía el oxígeno y unos sedantes. El doble de cables que yo y los ojos morados.
Y esa escena se repetía cada dos por tres.
Odio tanto este sitio. Le salvó la vida a mi madre en muchísimas ocasiones pero me traía malos recuerdos.Cuando ya casi había logrado dormirme apareció Anne gritando.
-¿¡COMO ESTÁ MI PEQUEÑA!? ¿¡QUE HA PASADO!?
-Tranquila mamá, solo se olvidó tomarse las pastillas. -Contesta Kike.
-¿¡QUE!? ¿¡COMO QUE NO LAS TOMABA!? espera... ¿¡QUE PASTILLAS!?
-Mamá relajate, tiene que descansar y no la dejas. -Kike la relaja.Ambos salen fuera. Pero yo ya no puedo dormir.
Narra Kike.
Saqué a mi madre fuera, estaba histérica y no quería que mi madre alterase a Roxy. Mi madre comenzó a pedirme explicaciones que ni yo podía responder.
-¿Que pastillas? ¿Se toma pastillas? ¿Que es eso de las pastillas? ¿Que le pasa?
-No sé que enfermedad tiene señora Jofemar, pero sus pastillas son estrictamente necesarias, si no se las toma debe evitar ponerse nerviosa o histérica.Mario aparece por el pasillo. Ni dos horas es capaz de aguantar fuera de aquí. Maldito pesado.
-¿Que haces tú aquí?
-Vengo a ver a mi amiga. ¿Algún problema?
-No, ninguno. -Me obligo a fingir, no quiero que el hijo del prometido de mi hermana se haga la víctima delante de mi madre. Por ella.Mi madre preocupada entra en la habitación y Mario hace intención de seguirla, pero lo agarro por el hombro.
-Ni se te ocurra.
-¿O que?
-O lo lamentarás
-Mmmh -ríe- Lamentaré más si no entro a verla. Pero a ti no te importa ella, te ha preguntado por mi, ¿cierto? Ella merece lo mejor, y tú no lo eres.
-¿Y tú si?
-No soy perfecto, pero se hacerla feliz.
-¿Estas diciendo que yo no?
-De momento puede ser que sepas, pero cuando ella esté mala, cuando te diga cosas que no quieras escuchar, cuando esté cabreada y lo pague contigo, no creo que tú estés a su altura.Me dejó prácticamente sin palabras. Pero antes de entrar se giró hacia mi.
-No voy a meterme en medio si ella te elije, pero al menos quiero tener la oportunidad de jugar yo también. Que gane el mejor.
Sonrió victorioso y entró. Me había dejado helado, fuera de juego, había lanzado una bomba que me ha impactado. Ha dado en el juego, pero yo no me iba rendir. Él que sabrá como es ella. Él no vive con ella, ni despierta a su lado. No le da los buenos días como yo, ni la besa. No sabe como son sus besos ni a que saben. Son suaves y delicados, con ese aroma a fresa, que me encanta.
Roxy me merece, a mi, no a él.
Esto es la guerra.Nota de la autora: Bueno, no llegamos a las 650 leidas antes de mañana, pero como quedan tan pocas, os regalo este capitulo, mañana mas♥

ESTÁS LEYENDO
¿Finales Felices?
RomansaRoxy, como le gusta que le llamen, jamás se ha criado en un entorno estable o acogedor, su madre, drogadicta y depresiva, lleva mudándose casi toda su vida. Tras ese ejemplo Roxy ha comprobado que el amor no existe y a sus 16 años ya tiene claro que...