24 de diciembre. 5:55 am.

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24 de diciembre. 5:55 am.

Estaba a orillas de la calle cuando veo a alguien a mi lado. Levanto la mirada y es Peter. Él está ahí con una sudadera y pantalones deportivos. Ve las lágrimas en mis mejillas pero no dice nada. Solamente se sienta a mi lado.

— ¿Lo dirás?

Tengo dos opciones. Confiar o no confiar en Peter. Las dos son ilógicas pero decido confiar en él.

—Mamá se ha ido de la casa.

Me ve y extiende su mano hasta tomar la mía. Me toma como sorpresa pero no significa nada.

—Ella es una perra. —Digo y se ve confundido.

— ¿Que te hizo?

—Cuando era muy pequeña ella me pellizcaba intencionalmente. Me decía que era un error y que no merecía vivir. Cuando mis abuelos me defendían ella solo me empujaba. Una vez, me lanzó una botella y me dejó una cicatriz en mi pierna. Un día me encontró llorando y le dije que quería morirme, ¿sabes qué hizo? Se puso de pie y me dijo: Sería lo mejor.

Abre su boca lentamente y sé que no sabe que decir. Me toma por los hombros y me lleva contra su pecho.

Nunca me habían abrazado de esta manera. Johana decide ignorar mi vida gris. Le gusta sólo cuando finjo ser feliz.

Peter no dice nada. Peter me conoce desde hace menos de veinticuatro horas pero Peter parece ser la mejor persona que he conocido hasta ahora.

— ¿Alguna vez hiciste algo al respecto? —Pregunta aun sosteniéndome.

—Traté de decirle a mi doctor pero ella dijo que yo me lo hacía a propósito. Fui a una sesión de psicología para determinar si estaba loca y luego se olvidaron de mí. La odio y odio odiarla porque es mi madre pero no entiendo cómo pudo dañarme tanto.

Me separa de él y limpia mis lágrimas. — ¿Estarás sola en noche buena?

Me encojo de hombros. Papá seguramente saldrá con sus amigos suponiendo que estoy dormida. De los dos, es el mejor padre pero del mundo no lo es.

Vuelvo a extrañar a mis abuelos.

—Tú lista... Decía conocer personas nuevas.

Asiento y de pronto no estoy de humor para la lista.

—Quiero llevarte a un lugar, en realidad, a muchos.

Vuelve a limpiar mis lágrimas secas y me sonríe.

Los Milagros Se AcabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora