26 de diciembre. 11:26 am.

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26 de diciembre. 11:26 am.


Veo todo blanco y los veo a ellos. Están tomados de la mano y caminan lentamente, los sigo pero parece un camino interminable.

Me despierto y volteo. Peter está observando fuera de la ventana. No me ha visto despierta aún pero me gusta verlo. Me gusta ver como su cuerpo se presiona contra la pared. Me gusta que mire por una ventana que está bloqueada por un gran árbol.

Y me doy cuenta que, tal vez, Peter me gusta... Él en general.

Tengo miedo de que me guste porque eso sería como declararle al mundo que tengo otra cosa para perder. No puedo permitirme perder a alguien como Peter.

— ¿Peter? —Pregunto.

Peter se desconecta de sus pensamientos con mi voz y voltea. Me ve y se acerca, deja que su mano acaricie mi cabello. Se ha cambiado de ropa y sigue luciendo bien.

— ¿Cómo te sientes?

Me encojo de hombros. —Creo que estoy mejor.

—Me alegra. —Toma un vaso que estaba sobre mi mesa de noche—. Ten, te traje algo de vitamina C.

Tomó el vaso y le agradezco pero cuando quería beber un poco, lo derramo sobre mi blusa y maldigo internamente. Soy muy torpe y todo por tratar de acomodarme y beber al mismo tiempo.

—Perdón. —Me disculpo.

Peter se ve normal, no le molesta el hecho de que yo tenga jugo de naranja sobre mí.

Luego aprieta sus labios y una curva se forma en ellos.

— ¡No te rías! —Exijo.

—No me río. —Suelta risas ahogadas—. Sólo estoy llorando porque me esforcé exprimiendo esas naranjas.

—Lo siento.

—Ya sabes, pude morir si el jugo entraba en mis ojos pero todo está bien.

— ¡Peter! —Le digo tratando de que pare.

Me da una servilleta y la lanzo a un lado después de limpiarme.

Peter se sienta a mi lado. No dice nada, sólo se sentó a mi lado y me ve como si fuera la primera vez que nos viéramos.

—Deberías cambiarte

Asiento y le digo que tomaré una ducha y me cambiaré. 


Los Milagros Se AcabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora