26 de diciembre. 8:30 pm.
—Viviane. —Mi papá llama a mi habitación, he estado llorando así que cierro los ojos y finjo dormir—. Bueno, nos vemos.
Seguro, se está yendo de nuevo. Un día después de navidad.
Estaba molesta con la vida. Con todos y con nadie en específico.
Solo quería ser diferente.
Quería ser libre.
Quiero ser libre.
Tomo mi computador portátil y busco rápidamente Facebook. Entro y reviso los últimos mensajes. Algunas personas de la escuela envían mensajes de feliz navidad, otros, solicitudes para juego o algo así. Veo que Johana envió una invitación a una fiesta la cual no está muy lejos de aquí.
Esto podría ser una mala idea.
Una de tantas.
Antes de ir, decido enviarle un texto a Peter:
¿Debería ir a una fiesta, en la noche?
Peter no me contesta rápido.
¿Peter?
Espero unos minutos. Finalmente, escribo.
Creo que iré, buenas noches.
Finalmente contesta: Viviane, ahora no.
¿Ahora no? ¿Acaso lo estoy molestando?
¿Qué pasa? ¿Te molesto?
Viviane. Responde.
Ruedo los ojos. Peter, solo quería hacer conversación.
Pues ahora no es un buen momento.
Es todo, apago el teléfono y niego molesta, retirando las lágrimas de mí. Detesto ser tan emocional. Detesto que Peter esté molesto conmigo sin decirme que le hice.
Veo hacia su casa pero las luces están apagadas.
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Los Milagros Se Acaban
Teen FictionElla, entre los minutos y segundos, encontró algo. En un poco más de 26.000 palabras, se relata la historia de dolor, soledad y perdición de una chica que solo busca que algo bueno suceda en su vida. Por un golpe de esperanza, Viviane escribe una li...