25 de diciembre. 12:02 pm.
Estábamos comiendo chocolates rellenos con galleta a la orilla de una tienda. No podíamos dejar de reír al recordar lo que habíamos hecho. Peter aseguraba que era buena cantante pero le dije que mentía. Peter me dijo que nunca había cantado frente a nadie y que ese era su sueño más grande. Ser un cantante. Le dije que debería intentarlo un poco más porque llegaría muy lejos.
Me dice que es mi turno con mi lista. Le digo que no la recuerdo muy bien. Me dice que él sí.
He cumplido con cuatro cosas y dice que sería una buena idea tener una noche libre. Le digo que falta mucho para la noche y suspira como un niño pequeño que esperaba juguetes para Navidad pero ha recibido calcetines.
—Tengo una idea. —Anuncia—. Vamos a mi casa, pasemos el rato y salimos en la noche.
—Peter, es Navidad. No es una noche muy alocada.
— ¿Por qué no llamas a algunos de tus amigos?
Meto otro chocolate en mi boca para no responder su pregunta. Siempre pensé que podía confiar en Johana. Ella siempre ha sido divertida y me río mucho cuando estoy cerca de ella pero ese es el problema. Solo hemos reído juntas y nunca llorado. Johana nunca me ha escuchado por más de cinco minutos cuando son cosas tristes. Johana no vive una vida difícil. A Johana le gusta ser escuchada y no escuchar.
Quizás Johana es mi amiga pero no mi mejor amiga. No tengo muchos amigos duraderos y no puedo escoger entre ellos el mejor porque al final, todos se van.
—No lo sé... ¿Qué hay de tus amigos?
Utiliza mí mismo truco. Mastica un chocolate y responde con la boca aún pegajosa: —Tal vez no son chicos de fiestas.
— ¿Tus amigos?
Asiente. —En mi escuela... No conozco a muchas personas.
— ¿Vas a la escuela? —Pregunto porque es mayor que yo. Eso parece.
—No. Me gradué el año pasado pero aún no voy a la universidad.
— ¿Tienes amigos de algún lugar?
Baja el rostro algo avergonzado. —Conozco a algunos chicos de la iglesia.
—Supongo que no querrán salir en Navidad.Ambos ingerimos un chocolate al mismo tiempo. —No.
—Debería cancelar esa lista. Es algo tonta.
Niega y se gira para verme de frente. —Es como un propósito. Tienes un propósito, una meta y eso te hace una persona determinada.
—No lo sé.
—Sabes lo que quieres.
—Algo así.
Peter me dice que no necesitamos a más personas para divertirnos. Aún no sabemos a dónde iremos en la noche pero aún hay tiempo para pensar en eso. Hemos regresado a su casa y al ver a sus padres, les he deseado feliz Navidad. Peter dice que irá a llamar a Lindsey. Mientras que Peter no está, su madre me dice que es la primera vez en un año que Peter tiene una nueva amiga. Me dice que Peter ha estado solo y necesita ser feliz. Todos lo necesitamos. Me dice que está feliz de verme.
Lindsey sale de su habitación y me saluda. Me pregunta si me gustó mi regalo y yo le digo que fue muy lindo de su parte. Me pregunta si no soy su tía aún y le respondo que no. Ella se da por vencida y dice que regresara a dormir. Peter me dice que lo acompañe.
Vamos a un cuarto no tan grande con una televisión, una consola, algunos asientos afelpados y muchos juguetes en el suelo. Me dice que es como un cuarto de juego. Me dice que me mostrará sus regalos.
Pienso que es algo tierno. Algo que los niños hacen, mostrar sus regalos de Navidad. Me dice que su padre le regaló muchas camisetas y su madre un videojuego de estrategia. Lindsey le dio dulces de su cocina y sus familiares dinero. Me dice que fue una Navidad agradable. Me pregunta si recibí algo más que sus regalos en Navidad. Quiero mentirle y decirle que un poco de dinero y algunas tasas de parte de mis tíos pero le digo que no. Le digo que sus regalos fueron mis únicos regalos de Navidad.
No me tiene lástima. De nuevo, eso me gusta. Me dice que deberíamos jugar con su nuevo videojuego. De nuevo, parece un niño pequeño.
Pasan los minutos y he estado tratando de aniquilar zombis con armas que son difíciles de controlar. Peter ríe y me dice que el hijo del pastor no debería jugar estos juegos pero también aclara que sus padres no se toman tan enserio ese tipo de cosas. Los zombis no dañan a nadie según Peter. Yo diría que si dañan a alguien, me están dañando ahora mismo.—Odio este juego.
Se encoge de hombros —Eres una mala perdedora.
— ¿Qué falta de tu lista?
Me voltea a ver y deja a un lado su control. —Nada.
—Mientes. Has cantado canciones navideñas, me has dado regalos, eres mi amigo y falta hacer algo estúpido pero conseguirte una novia también es importante.
— ¡No quiero una novia!
Ruedo los ojos. —Es parte de la lista.
—No me importa, no estoy listo.
— ¿Cuándo lo estarás?
—Pronto, algún día. No sé. —Aleja su rostro de mí. Sé que esto es más que un capricho.
— ¿Peter? —No me voltea a ver—. ¿Jugamos otra vez?
Se alivia al saber que no iba a ir más allá de lo que sea que oculta. Pero creo tener un pequeño plan. Tal vez no debería escarbar en su pasado pero siempre he sido muy curiosa y al final, creo que sólo quiero hacerlo feliz porque siento que él debería ser feliz. Siento que es una persona agradable y que debería estar bien. Debería tener una buena vida.
Pero algo me dice que no es así.
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Los Milagros Se Acaban
Ficção AdolescenteElla, entre los minutos y segundos, encontró algo. En un poco más de 26.000 palabras, se relata la historia de dolor, soledad y perdición de una chica que solo busca que algo bueno suceda en su vida. Por un golpe de esperanza, Viviane escribe una li...