26 de diciembre. 10:55 pm.
Peter no estaba y no lo necesitaba para la diversión. Estoy en una fiesta llena de chicos sudorosos y chicas con faldas cortas. No soy para nada sexy comparada con ellas. Mi vestido no es tan largo pero no es ajustado ni muy corto.
Siento un extraño olor y luego recuerdo haberlo olido una vez con Johana, estábamos en su cumpleaños y ella fumó marihuana.
Los chicos gozaban de la sensación de sostener un poco de marihuana en sus dedos, los hacia ver más divertidos o más rebeldes.
El ambiente no es electrónico o ves a alguna persona saltando alrededor del lugar con la música, en realidad, es un rock de los ochenta y todos están enrollados en los labios de alguien más, personas con drogas y algunos bebiendo.
No he hecho nada para que Peter me tratara como un accesorio que puede sacar cuando quiera. Soy más que eso. Puedo divertirme sin él, puedo tratar de vivir sin él.
Me siento como una estúpida en esta fiesta. No pertenezco a estos chicos ni a esta sociedad. No pertenezco a nada y punto.
Me acerco al bar y me ofrecen una bebida, no soy idiota y sé que podría tener drogas así que la rechazo. Se me acerca un chico y me dice que soy linda. Está algo tonto así que podría estar borracho.
Me coloca su mano en mi cintura y me dice que debería divertirme un poco más. No le digo nada, sólo dejo que su mano me acaricie.
Nunca he sido tocada por un chico, nunca me han dicho que soy linda o tal vez bonita. Nunca me han dicho que les gustó. Nunca me he sentido suficiente para alguien.
Mentiras, engaños, dolor.
Estoy en esta fiesta siendo una desconocida más.
No sé quién soy.
El chico me dice que soy sexy.
Desliza su mano hasta mi cintura. Me dice que vayamos a otro lado.
Debo decir que no.
Debo parar. No lo hago. Lo sigo.
Toma mi mano y me guía hasta otra parte, una escondida. Está oscura y toco mis labios recordando que aún no he besado a nadie y esta no es la manera en que quiero un beso. Pero luego pienso, esto es estúpido. Mi lista, es una pérdida de tiempo, ni es como si mi vida mejorará al final de la lista. Tengo ese estúpido espacio vacío en mi lista, el número once es para lo que sea que quiera agregar y ahora no quiero nada.
Cierro mis ojos y el chico besa mi cuello. Me congelo. No quiero.
El humo se siente en la habitación, golpea mi rostro y lo muevo lejos de él. Sus manos se deslizan a todas las partes que a él le gustan. No sé su nombre, no sé de qué color son sus ojos, no sé nada de esta persona que pasa sus manos por mi cuerpo como si fuera arcilla para moldear.
Me separo de él y pregunta que me pasa, niego y me alejó a paso apresurado. Las personas me empujan y quiero llorar. Este fue un error. Esto está mal.
Siento unas manos en mi cintura y me dan la vuelta. Es Sam.
-Linda que te ves.
Niego con el rostro y me alejó de él pero me toma la mano.
-No tenías por qué rechazarme.
No le respondo.
-Vamos, fúmate algo conmigo.
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Los Milagros Se Acaban
Ficção AdolescenteElla, entre los minutos y segundos, encontró algo. En un poco más de 26.000 palabras, se relata la historia de dolor, soledad y perdición de una chica que solo busca que algo bueno suceda en su vida. Por un golpe de esperanza, Viviane escribe una li...