23 de diciembre. 3:00 pm.

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23 de diciembre. 3:00 pm.

Después de la pastelería, hicimos paradas por un centro comercial y realmente quería sonreír pero mamá no dejaba de decirme que era una rara al acercarme a un indigente. No me había dado cuenta que él era un indigente, de todas maneras, no me hizo daño, fue amable y me hizo sonreír. Le digo que iré al baño.

Entro y me percato de estar sola. Veo mi reflejo en el espejo y me siento molesta. Me siento molesta con mamá y con el mundo. Sólo quería hacer este mundo, un poco más feliz. Sólo quería ser una buena persona.

Veo el rótulo en el espejo que dice: "Por favor, no salpicar agua en el espejo"

Nunca he hecho tales cosas como robar o hacerme un tatuaje en secreto de mis padres. Creo que para mí no hay diferencia entre un lunes, un miércoles o un viernes. No llevo una vida salvaje y no hago nada más que tratar de llevar mi vida tan bien como se pueda. No soy perfecta ni pretendo serlo pero creo que vivir en un hogar lleno de odio me ha enseñado a cómo vivir una vida llena de tolerancia y solidaridad. No soy la madre Teresa pero siempre trato de ayudar a las personas. Soy muy limitada, soy insegura y tímida y eso no me ayuda cuando quiero hacer algo bueno para alguien. Me deja estática y soy tan sólo un punto más.

No se cómo ser buena y mucho menos mala, es por eso que tomó agua entre mis manos y la salpicó al espejo. Se siente bien hacer lo incorrecto pero luego me recuerdo a mí misma que la señora que limpia no tiene la culpa de nada.

Tal vez es amable, tal vez tiene hijos y llegará tarde por mi culpa.

Tomó un trozo de papel y limpió las gotas. Una por una.

Soy patética, no puedo hacer nada bien ni nada mal.

Los Milagros Se AcabanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora