Capitulo narrado por Kurt.

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*Narra Kurt.*
Mierda. Han pasado cinco días desde que María salió por esa puerta y no ha regresado. Los chicos y yo teníamos la esperanza de encontrarla tirada en su cama, llorando, y teníamos toda la intención de salvarla de ella misma. Pero mierda, no estaba. Ella no estaba en ningún lado. No hay rastro, no sé dónde más puedo buscarla.
El hecho de ser los adultos responsables de ella, no me importa. No me importa que me metan a la cárcel con tal de que aparezca esa estúpida niñita que llegó para cambiarme el mundo. La quiero como a una hija, y si no aparece juro que mataré a alguien.
Me despierto en la madrugada con un jodido dolor de cabeza, a causa de unos golpes provenientes de la puerta de madera. Una chispa de esperanza corre dentro de mí al pensar que es ella. Pero no. Es su "madre" y su "hermano", con los que vivía antes de venir con nosotros. Antes de saber de mí. Antes de joderle la existencia.
Los dejo pasar, y se sientan en la sala.
-Son las tres de la mañana, espero que sea porque saben algo de ella.-
-¿Puedes mostrar más interés?- Dice su hermano agobiado.
-Tu comentario es irónico teniendo en cuenta que somos los que más la hemos buscado.-
-Nos regresamos a Canadá.- Dice su madre.
-Ahora sí es más irónico ese comentario.- Digo riendo.
-Si saben algo de ella, díganlo. Por favor.-
-Lo haremos, quiero dormir, váyanse, por favor.-
Solo ruedan los ojos, y salen por la maldita puerta.
Su visita de dos segundos interrumpió todo mi sueño. Levantándome del jodido sillón verde y dando patadas, voy al cuarto de María. Veo a Evan dormido en la cama que no le pertenece. Sigo enojado con el. Si me hubieran hecho algo igual, también me hubiera largado. Tomó la mochilita azul de María, y en sí,envió me la llevo a la sala.
Hay un libro a medias, una pluma gastada de The Beatles, y una libreta que me llama la atención. En la portada hay una imagen mía, y se titula "Dear Mr. Cobain". Una punzada en el pecho me ataca cuando lo abro. Son puras cartas dirigidas a mi. En algunas me cuenta sus sueños, en otras sus problemas, y las que más me tocan el corazón, son en las que pide a gritos que le ayude. Leo con un poco de lagrimas en los ojos, y no puedo más. La cierro y la aviento contra la mesa, y después jalo con fuerza mi cabello de desesperación.
Salgo corriendo de esa casa, y es que necesito saber que ella está bien. Qué sigue con vida, que no está acuchillada en algún callejón o secuestrada por algún drogadicto.
Lo dudo unos segundos, pero opto por subir a la azotea, quizás desde allí se me ocurra en donde más buscar. Subo por las escaleras el piso que me separa, y al abrir la puerta de cristal, un fuerte viento helado golpea mi cara. Camino unos metros para ver la maldita ciudad de Nueva York, sólo para toparme con un bulto enorme de suéteres. De mis suéteres. Siento que se me va a salir el corazón cuando me doy cuenta que es ella. Suelto un grito ahogado, e inmediatamente me agacho para tomarla en mis brazos. Está muy pálida, y más delgada. Y está inconsciente. Mierda, mierda, mierda. Todo esto es por mi jodida culpa. Bajo corriendo con ella en mis brazos hasta el departamento, donde antes de entrar grito por la ayuda de Krist y Dave, quienes salen en menos de cinco segundos a ayudarme. La recuesto en el piso, y comienzo a gritarles a esos idiotas.
-¡Tranquilízate!- Me grita Dave.
-¿Qué? ¡Está inconsciente, imbécil! Llevémosla al hospital.- Mi voz suena desesperada.
-¿Qué? ¿Estás loco? No sólo nos meterían a la cárcel, sino que también nos la quitarían para siempre.- Me dice Krist.
-¿Y qué? ¿La vas a dejar morir aquí?- Estoy a punto de soltarme a llorar.
-Kurt, tranquilízate por el amor de dios. ¿Estás seguro que está inconsciente?-
Pongo la cabeza sobre su pecho y comienzo a llorar como un bebé. Es demasiado doloroso. Me he encariñado con este mounstrito desde el día en el que llegó. No soportaría que algo malo le pasara. Dave se agacha a mi lado, y revisa a María. Suelta un suspiro, y me mira con muchísima severidad.
-No está inconsciente. Está profundamente dormida.- Dice Dave dándome un fuerte golpe en la cabeza. Y a pesar de que es verdad, no paro de estar preocupado. Quiero que despierte y nos cuente un chiste sin gracia. Quiero que despierte y me diga dónde estuvo metida estos días.
Los chicos me ayudan a quitarle algunos suéteres y la acostamos en el sillón con una cobijita azul que tengo desde hace años. Su cabello está completamente sucio y enredado, y hay algunos raspones en sus brazos y en sus mejillas. Me da mucha pena verla en un estado así, me da impotencia no haberla podido ayudar.
-Kurt, ve a dormir. Está bien. Ya está aquí.- Dice Krist dándome unas palmaditas en la espalda.
-¿Es que eres imbécil? Si despierta y no hay nadie quien se lo impida, volverá a irse.- Digo ya bastante frustrado. Me ruedan los ojos, y me desean las buenas noches. Ellos regresan a dormir. Y yo me quedo sentado en el piso, recargado en el sillón en el que ella está. Oigo su pesada respiración, y en ese momento la cabeza me da vueltas.
Esta niña me ha cambiado más en estas semanas que cualquier otra persona. Me ha hecho sentirme vivo, de nuevo. Se lo debo todo...
Un grito ahogado me despierta de mis horribles sueños. Me sobresalto, y ver esta escena me causa entre alivio, tristeza, gracia y dolor. Evan está tratando de cubrir sus pies, pero ella grita y se tapa la cara al verlo. Me levanto inmediatamente, y le hago una seña a Evan para que se vaya de inmediato, y el accede con la mirada más triste que jamás le he visto. Y en esos dos segundos, es suficiente para que María ya haya salido corriendo. Se va por las escaleras, y trato de alcanzarla mientras grito su nombre. Pero es más rápida. Hasta que llega a la jodida calle. Sigue siendo de noche, y va pasando un camión, lo que la impide seguir, y la abrazo por atrás con toda mi fuerza.
Ella comienza a sollozar, pero se rinde. No pone más fuerza.
-Suéltame. Por favor.- Dice casi inaudible. No contesto, solo la abrazo más, mientras escucho su respiración agitada por bajar seis pisos corriendo. La luz de la luna es lo único que hay, y me siento demasiado culpable por haberle hecho esto. Nos quedamos en esa postura unos minutos, y hundo mi cabeza en su despeinado cabello, y espero a que esté más tranquila, pierde todas sus fuerzas y sus ganas, y se echa al piso, con todo y conmigo abrazándola. Se pone las manos en la cara, y se recarga en mi, mientras la cubro con mis brazos.
-Lo siento mucho.- Digo recargando mi cabeza en la de ella.
-Nunca debí haber ido a ese concierto.- Sus palabras me lastiman, pero tengo que entender la situación en la que está, sé que no está pensando con claridad.
-Nunca me hubieras conocido.- Digo después de unos largos minutos. Está más tranquila, pero aún escucho sus sollozos en mi pecho. Tarda otros largos minutos en contestar.
-Gracias por todo Kurt. Gracias. Gracias, te odio demasiado. De verdad que eres lo mejor que me ha pasado. Te quiero muchísimo.- Sus palabras me causan gracia, y sólo la abrazo con más fuerza, y dejo que el silencio nos envuelva.
-No podría estar mejor Kurt. Estar en tus brazos es lo mejor que jamás podría pasarme.- Dice suspirando.
-No es verdad.-
-¿Sabes cuántas veces estuve en mi cama, dando patadas porque jamás vería tus ojos, o sentiría tus abrazos? Y mira. Así que cállate.- Dice acomodando más su cabeza. Los dos oímos como se abre la puerta del edificio. Y ella se sobresalta más que yo, pero al ver que son Krist y Dave, siento como se relaja, aún que tiembla un poco. Krist se sienta al otro lado de ella, y Dave a mi lado.
-¿Dónde estuviste?- Le dice Krist tranquilo.
-Lo siento mucho.- Contesta tímida.
-¿Quieres hablar?- Le digo con una sonrisa.
-Cuéntanos.- Dice Dave amable. Ella suspira.
-Está bien... Pues... Yo... Salí del concierto, y pensé que podría matar a alguien... Así que yo... Me metí en uno de esos callejones abandonados y... Compré. Lo siento mucho, sé que no debí. Y me dieron alimento y casa por tres días... Hasta que descubrí que la comida también le metían cosas y... Abusaban... Abusaban de mi... Y sólo regresé aquí y estuve en esa azotea metiéndome cosas y luego aparecí en la casa, de nuevo.- Salen lagrimas de sus ojos, y está sumamente desconsolada.
El estómago se me revuelve cuando dice esas cosas. Es horrible, y me duele que la esté pasando tan mal. Pero no me voy a quedar callado. Haré que atrapen a esos idiotas, y después nos iremos de aquí.
-¿Qué?- Dice Dave claramente enojado.
-Lo siento...- Dice protegiéndose entre mi pecho y mi cuello.
-No María. ¿Qué te hicieron?-
-Ni si quiera lo sé Dave, pero me lo dijeron. Por eso huí.- Sus sollozos me parten el corazón.
-Nos tenemos que ir de aquí, ya.- Digo decidido.
-No me dejen. Por favor, no lo hagan.- Dice aún más desgarradoramente.
-Claro que no.- Digo tratando de tranquilizarla.
-¿Quiénes te lo hicieron?- Dice Krist.
-No tiene importancia.-
-¿Qué? Claro que la tiene.-
-Los mismos chicos de aquí.-
-Voy a acuchillarlos.-
-Dave por favor...- Dice María.
-¿Quieres hablar de otra cosa?- Dice el más tranquilo.
-No, no quiero hablar de Evan.-
-Está bien. Solo perdónalo un día.-
-Eso no tiene perdón.- Dice sin miedo.
-Estoy de acuerdo...- Digo para apoyarla.
-¿Saben? No importa. Nada importa, de verdad que no. No mientras ustedes estén conmigo. Nada me importa mientras ustedes estén a mi lado.- Sus palabras nos enternecen a los tres, y me levanto a su lado. Mira a Krist sonriente, y se separa de mí para aventarse y abrazarlo. Después Dave se une, y después yo.
-Prométanlo.- Dice con la voz apagada.
-Es una promesa, para siempre.- Decimos los tres al unísono.
Nos quedamos en ese abrazo, hasta que la voz de Evan nos interrumpe.
-Perdón por interrumpir una escena así... Sólo... No quiero seguir aquí.- Dice serio. María mira hacia sus jodidos Converse y me acerco a Evan.
-Está bien. Esta noche nos iremos. Deberíamos regresar a Aberdeen.- Le digo. El asiente, y nos mira a todos con culpa.
-¿Saben? Deberíamos celebrar que estamos de nuevo juntos, y nuestros conciertos, y todos los que daremos.- Dice Krist emocionado.
-Estoy de acuerdo, lo merecemos. Pónganse lo mejor que tengan, porque esta tarde iremos a comer al mejor restaurante de la zona.- Dice Dave sonriente.
Todos estamos de acuerdo con esta opción, y a pesar de que me preocupa mucho la salud de María, trato de tranquilizarme. En Aberdeen tiene más restricciones, aún que no deja de ser fácil. Tengo que cuidarla más, y tengo que cuidar más los actos de Evan. Haré que tenga la vida que merece. Con estudios, con una buena casa, sin que tenga que comer a todas horas papitas fritas porque ni hay comida, etcétera. Y sobretodo haré que ponga al máximo todo su talento musical. Haré que se convierta en la estrella de rock que lleva adentro.

Hola, espero les guste. No es muy largo porque no sé si les guste la idea de Kurt narrando. A mí me encantó, pero me gustaría saber qué piensan ustedes, si debería seguir poniendo a diferentes narradores, o no. De verdad me importa mucho lo que piensan. Gracias por leer.❤️

Kurt Cobain está vivo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora