El tiempo en el avión pasa demasiado rápido. Kurt está demasiado pendiente de mi, al grado de que no me deja entrar al baño porque ninguno de ellos puede acompañarme...
Mi familia está esperándonos en una pequeña banca de color blanco. Quizás estas dos semanas he pasado por tanto, que en estos momentos, no me da tiempo para sentir absolutamente nada. Ni rencor, ni enojo, ni felicidad de estar aquí. Veo a mis dos hermanos, mis hermanos que sí son de sangre. El mayor ahora tiene dieciocho, y mi hermana menor tiene diez. Han cambiado mucho, pero supongo que es normal. Me han alejado cuatro años de ellos. Y jamás entenderé la razón... Ni si quiera me inmuto en mirarlos, pero creo que ellos lo entienden, porque tampoco se acercan a mi, cosa que agradezco. Nos llevan a su casa, a la que alguna vez fue mi casa, en una camioneta para ricos, esas que son gigantes y en las que suelen viajar sólo personas con muchísimo dinero.
Después de todo, supongo que las cosas no están tan mal. Podríamos seguir en Aberdeen, yo en una puta jaula o todos con la incertidumbre de si Kurt está vivo. Para mi sorpresa, no llegamos a la casa que yo recuerdo, sino llegamos a una muchísimo más grande y lujosa. Creo que Kurt sabe lo que estoy pensando, porque de pronto sacude mi cabeza. No volteo a verlo, y me encanta que Kurt entienda este tipo de cosas. Que a pesar de que no quiero hablar con nadie, mirar a nadie ni hacer nada, no se lo toma a personal, y sigue demostrando que está aquí, conmigo, queriéndome.
La casa es muy, muy lujosa. Tiene alberca y cancha de tenis, y la verdad es que no sé quién sería hoy si no me hubieran mandado a la mierda por cuatro años. Mi familia entera, si es que así puedo llamarles, nos dan un tour completo por toda la casa. De verdad que se pudren en dinero, recuerdo que los últimos días que estuve con ellos no comíamos más que pedazos de pan con agua.
No presto mucha atención, mi mente está en otro lado. Sé que Camila, mi pequeña hermana, está ansiosa de platicar conmigo, y a decir verdad, a ella es a la que más he extrañado, supongo. Pero no estoy en ese modo. A lo único que pongo atención, es cuando nos dan las habitaciones. La casa es tan jodidamente grande, que nos han ofrecido un cuarto a cada uno, pero lo hemos rechazado. Hemos decidido dormir todos en una habitación, que por cierto es enorme. Cada uno se instala con sus poquitas pertenencias en una cama diferente. La mía está al lado de la ventana, e Inglaterra tiene el mismo ambiente deprimente de Aberdeen. La ventana da hacia un jardín enorme. Varias veces mi madre o mi padre entran a preguntarnos cosas irrelevantes, pero sé muy bien que sus intenciones son hablar conmigo, lo cual no pienso hacer, no por ahora.
-¿Saben? Somos jóvenes y estamos muy jodidos. Deberíamos ir a dar un gran concierto, dejar que los fans se suban al escenario y romper las guitarras.- Dice Krist.
-Grandote, no eres joven. Ni si quiera tienes cabello.- Le dice Kurt riendo.
-Deberíamos dar ese concierto.- Dice Dave sonriente.
Yo no digo nada, sólo me meto a mi cama, y percibo el familiar olor de mi niñez. Pero logro con el sueño...
Me despierta la voz de Kurt, diciéndome que la cena está lista. Ya es de noche, y no hay luz en la habitación, sólo un pequeño resplandor que entra de la ciudad por la ventana.
-No tengo hambre.- Le digo sentándome en la cama.
-Tienes que comer algo.-
-De verdad que no tengo hambre.-
-No has comido en tres días, tienes que comer algo.-
-No quiero bajar.-
-Te prometo que si las cosas se ponen feas huiré contigo.-
-No hagas nada porque me quede si decido irme aún que las cosas vayan bien.-
-Está bien, vamos.-
Bajamos por las largas escaleras de mármol, que por cierto ahora están sucias gracias a nuestros sucios Converse, y Kurt juega con mi cabello. Llegamos al comedor, y evito el contacto visual. Me siento en medio de Evan y Kurt, y mi madre nos sirve un jugoso filete de carne, ensalada de lechuga con un montón de jitomates chiquitos, y puré de papa.
-Gracias por recibirnos.- Dice Kurt.
-Por el gusto de estar juntos.- Dice mi padre.
Suelto una risa, y Kurt me hecha una mirada asesina, pero es que ese comentario fue irónico. Todos comienzan a comer.
-Así que... ¿Decidieron regresar a la música?- Comenta mi madre incomoda.
-Si, así es. Estamos pensando en dar conciertos en varias partes del mundo, y quizás sacar un nuevo disco.-
-Que bien, siempre fui un gran fanático de Nirvana.- Contesta mi padre.
Los hombres siguen hablando de música, y siento cómo Evan se acerca un poco a mi.
-Está noche deberíamos salir.- Me dice con una sonrisa pícara.
-Evan, ¿de verdad crees que Kurt lo va a permitir?- Digo sarcástica.
-Bueno... Esta casa es muy grande, seguro hay una sala de cine o algo.-
-No es chistoso.- Digo tratando de simular mi risa, pero él lo nota y me da un rápido beso en la mejilla. Siento la mirada de mis dos hermanos encima mía, y sigo "comiendo".
Por sus miradas, se lo que están pensando de mi. Siempre trataron de criar y educar a una princesa, no a una maldita adolescente que se mete drogas, no se baña, no se arregla y para varear usa la ropa de unas estrellas de rock que aparecieron de repente después de veintiún años. Sé que tienen muchísimas preguntas, y sé que en algún momento las sacarán.
-¿Maria?- Dice Kurt sacándome de mis pensamientos.
-¿Qué?-
-Que como estuvo el concierto de Iron Maiden...-
-Bien.- Digo fría.
-Hija, está bien que estés enojada. Y que no entiendas, pero han pasado ya muchos años, por favor, ni sí quiera nos has mirado desde que llegaron.- Aquí se jode el asunto. Y me encanta, porque Kurt, Krist, Dave y Evan, hacen un gesto de desaprobación, los cuatro saben que no estoy para estas cosas.
-Vamos a recapitular... Hace cuatro años, llegué de la escuela para encontrarme con mis tíos para decirme que ustedes dos habían muerto. Me mandan a una familia que se pudre en dinero y me separan de mis hermanos. Esa familia decide que no soy lo suficientemente buena para ellos, y me mandan a otro continente con una familia que no estaba mal, pero ningún niño merece esas cosas. Después, estos estúpidos me llevan a Estados Unidos, me enamoro de ellos, y me dan la oportunidad de mi vida, y ahí, deciden aparecer ustedes, cuando por fin logré hacer algo grande.-
-Lo hicimos por una razón, María...- Dice mi padre.
-No. No estoy para las razones, gracias por dejarnos venir aquí, pero se rompen todos nuestros vínculos. Ni ustedes son mis padres, ni yo su hija. Vamos por caminos diferentes desde ahora.-
-Hija...-
-En serio, no me llames hija. Gracias por la cena, está deliciosa.- Me levanto aventando mi tenedor, y no sé a dónde ir, así que me voy a nuestra habitación. Me quedo unos segundos sola, simplemente observando el cielo.
-María...- La voz de mi hermano interrumpe mis pensamientos. Giro mi cabeza para verlo, pero no digo nada.
-A nosotros nos dijeron que tú eras la que había muerto...- Dice evidentemente dolido.
-No me impresionaría, de verdad que no.-
-Es bueno saber que estás aquí. Y de nuevo estamos unidos.-
-No durará mucho, Pablo. No pienso estar aquí más de una semana.-
-Lo entiendo.-
-No, jamás lo vas a entender, pero está bien, de verdad lo está.-
-No sabía que te gustaba el rock.-
-No hagas eso, sólo pregúntame lo que quieras, ¿sí?- Digo seria.
-No pretendía eso... Pero, ¿Por qué estás con ellos?-
-¿Te sorprende que a la estúpida de la familia le pasen cosas así?-
-No digas eso. Simplemente son cosas que no pasan a diario.-
-Lo sé. Soy afortunada.-
-Cuéntame, no voy a juzgarte.-
-Krist y Dave fueron a Canadá... Y me dijeron que si quería ir a Aberdeen, y Kurt estaba allí. No hay nada más.-
-Entiendo que estés enojada, y que estés en este estado. Pero recuerda que ni Camila ni yo estábamos enterados de nada hasta que mis papás regresaron de México. Duerme, mañana va a ser un nuevo día, y podrás contarme lo que quieras...-
-Gracias Pablo, por entenderlo.-
Sonríe sin decir nada más y sale del cuarto. Dejándome en mi triste soledad. No dura mucho, Kurt entra en la habitación.
-De verdad que te tengo que querer mucho para esto. Vamos a tomar algo.- Dice amable.
-No deberíamos salir, no conocemos aquí y no hemos tenido mucha suerte...- Me interrumpe.
-No, esperaremos a que todos se vayan a dormir, ¿está bien?-
-Si Kurt... Cambiando el tema... Hay algo que he querido decirte desde que te conocí.- Se sienta a mi lado en la cama.
-Dime.-
-¿No te vas a enojar?-
-No, claro que no.- Me encanta que sea tan afectivo, nunca nadie lo había sido conmigo.
-¿Firmarías.... Mis... Discos?- Le digo tímida, él se ríe.
-Pásamelos.-
Saco de mi mochila todos los discos de Nirvana, incluyendo "The Best of The Box", que casi nunca he visto, y se los entrego junto con un plumón indeleble. Observo como firma todos y cada uno de ellos. Los dedica especialmente para mi, y al bebé de Nevermind, le pone un bigote. Me los entrega y los observo un largo rato. Siempre quise esto, siempre fue uno de mis más grandes sueños.
-Kurt... Gracias...- Digo aún impresionada por la situación.
Me ve con una sonrisa en la cara.
-Quizás debas dormir, podríamos dejar nuestro trago para mañana.-
-Tu y Evan siempre posponen las cosas.-
-Agh, sólo vamos.-
Kurt y yo bajamos en silencio hasta la sala. Mis "padres" ya fueron a dormirse, al igual que mis hermanos. Dave y Evan ya van para dormir, pero Krist se nos une. Los tres, como ladrones, entramos a la cocina. Krist toma del refrigerador un paquete de seis cervezas, y Kurt un litro de leche y una de vodka.
En silencio abrimos la puerta de cristal para salir al jardín. Caminamos varios metros, hasta creemos estar en un punto donde no nos escuchan. El pasto está frío, y el viento sopla frío. Krist abre tres latas de cerveza, y nos da una a cada uno.
-Para ella hay leche.- Dice Kurt riendo y me da la leche.
-Esto opino de tu leche.- Abro la botella y se la echo en el cabello. Al principio parece enojado, pero después comienza a reírse como loco y me avienta lo que queda. Comenzamos a beber un trago de cerveza.
-Por estar juntos.- Dice levantando la lata.
Pasamos un rato espectacular. Al final cada uno se toma dos cervezas, menos yo, que comparto un poco de mi segunda con Kurt. La verdad es que estamos muy felices, así que decidimos seguir con el vodka. Kurt me pide que me modere, pero no puede opinar teniendo en cuenta que los tres estamos bebiendo. La verdad es que ahora no importa. Estamos riendo como locos, y a este punto ya estamos diciendo estupideces. Quizás reímos demasiado alto, porque veo a mi hermanita saliendo al jardín, acercándose a nosotros.
-¿Qué hacen?- Dice muy inocente.
-Camila, ¿has acariciado el cabello de Kurt? Es muy suave.- Los tres seguimos riendo.
Camila se acerca con cara de confusión.
-Mi papá me ha pedido que les diga que vayan a dormir, por favor.-
-Bien, mira, que el duerma.- Me levanto un poco tambaleante, y aviento la botella de Vodka vacía hacia la ventana de su habitación. Sale no enojado, solo decepcionado y desconcertado, nosotros tres seguimos riendo, como estupidos.
Salen Dave y Evan, y nos llevan de regreso.
Evan me carga por las rodillas y los hombros, como si yo fuera una princesa. Dave se lleva a los dos señores jalándolos de las mangas.
-¿Te he dicho que eres muy hermoso?- Le digo a Evan, levantando la mano para acariciar su mejilla.
-Estás tomada.-
-Me gusta la forma en la que me miras.- Digo arrastrando mis palabras.
-María...-
-Evan, soy afortunada de tener a alguien como tú.-
-Duerme.- Dice acostándome en mi cama. Me río más, pero logró dormirme.
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Kurt Cobain está vivo.
Random¿Qué pasaría si Kurt Cobain siguiera vivo? ¿Qué pasaría si el secreto de que él sigue en este mundo, saliera al aire? ¿Qué pasaría si su música nos volviera a llenar?