Llegamos a nuestra pequeña casa en Nueva York. El ambiente está tenso, y el silencio es muy abrumador. Subimos por el elevador en silencio. Noto a Kurt más tenso de lo normal. Cuando entramos, noto cómo le pide el celular a Krist, y busca algo para unos segundos después hacer una llamada. Kurt nota mi presencia, y cuando decido darme la media vuelta para darle un poco de privacidad, me hace una seña para que vaya con el. Los dos nos sentamos en el sillón. Kurt pone el altavoz.
-¿Krist?- Dice una voz femenina al otro lado de la línea.
-No soy Krist, Kimberly. Soy Kurt.- Hay silencio absoluto.
-¿Kimberly?- Dice Kurt nervioso. Sin pensarlo, toma la mano libre de Kurt, y la aprieto con fuerza para tratar de reconfortarlo. Y el aprieta mi mano de vuelta.
-¿Por qué están jugando así con las personas?-
-No es un juego, soy Kurt. Reconoce mi voz.-
-No voy creerles nada, sea quien seas.-
-Entonces ven a verme.-
-Mi hermano se quitó la vida hace veintiún años...-
-¿Alguna vez viste mi cuerpo?- Se oyen los sollozos de Kimberly.
-No... Voy para allá en este momento...-
-No traigas a nadie.-
Se corta la llamada, y Kurt suspira para sí mismo. Le manda un mensaje de texto indicándole cómo llegar a nuestra pequeña casa. Mi mano sigue protegida por la suya, y me mira con sus profundos ojos.
-Que piensas.- Me dice serio.
-En que creo que estás haciendo las cosas muy bien.-
-¿Y sí cometí un error?-
-No Kurt. Hiciste lo correcto.- Se ve muy vulnerable, veo a un Kurt sensible y miedoso. Suspira y desvía la mirada hacia en frente.
-Voy a estar en mi habitación, para que tengas privacidad con Kimberly.- Digo nerviosa.
-No no no no no. Necesito que estén los cuatro conmigo. Por favor.-
-¿Estás seguro?- El solo asiente. Me levanto para pedirles a Krist, a Dave y a Evan que vengan a la sala con nosotros, y en eso, el timbre de la casa retumba por mis oídos. Kurt nos mira casi inexpresivo. Pero se levanta, se acerca a la puerta, toma la manilla de la puerta, la observa unos segundos, y abre. Es Kimberly. Pero no viene sola. Atrás de ella están sus padres. Y Courtney, que tampoco viene sola. A su lado está Frances. Y no quiero imaginar que está sintiendo Kurt y cada uno de ellos en este momento. Kurt se hace a un lado para dejar pasar a su familia. Y nosotros vemos desde el sillón la escena. Kimberly se acerca a Kurt, y lo mira con los ojos muy abiertos de arriba a abajo. Sus ojos se ponen vidriosos y sus mejillas rojas.
-¿Ku... Kurt?- Dice en un susurro entrecortado. Kurt también tiene los ojos llorosos. Kurt se avienta a su hermana, y se dan un abrazo muy emotivo. Es un abrazo tan emotivo, que Evan me toma por los hombros, al igual que Kurt lo suele hacer, y me acerca a él. Rodeó su abdomen con mis brazos y recargo mi cabeza en su pecho.
Kimberly está hecha un mar de lagrimas, y observa como Kurt abraza fríamente a sus padres, quienes están impresionados, y también lloran a mares. Es una escena emotiva. Saluda a Frances con un cálido abrazo, y es que ellos si suelen verse muy seguido. A Courtney no hace más que mirarla, y me pregunto si habrán tenido algunos problemas, pero noto que Evan también está inquieto por ella.
-¿Por qué lo hiciste Kurt?- Dice su madre sollozando. Kurt voltea al suelo, y se acerca a nosotros.
-El es Evan... Mi hijo...- Dice nervioso. De repente, parece que se acuerda que yo no lo sé, y me me mira con los ojos muy abiertos, pero no hago nada. No muevo ni un músculo.
Los padres de Kurt lo saludan fríos pero al mismo tiempo cálidamente. Y siento que sobro aquí, todos ellos son parte de la familia, menos yo. Me alejo de allí, y me acerco a la puerta. Kurt toma mi brazo por atrás, y me mira aún con los ojos rojos.
-¿A dónde vas?- Dice susurrando.
-A cual quiero otro lugar.-
-Quédate.-
-¡Kurt yo no pertenezco aquí! Todos ustedes son parte de esa familia. Yo no.-
-Ahora lo eres.-
-Kurt... Regresaré en un rato. Por favor.-
-Necesito que te quedes.-
-Voy a hacer las cosas incómodas para ellos.-
-No hagas nada raro, ni te juntes con esos chicos. No tardes más de media hora.-
-No lo haré Kurt.- Me mira con las cejas un poco levantadas.
-Te quiero, María.- Dice serio. Sus palabras me llegan al alma.
-Te quiero, Kurt.- Digo aventándome a sus brazos. Como siempre, sus abrazos son fuertes y cálidos. Me sonríe, y salgo de allí. Bajo por el elevador. Aún repitiendo en mi cabeza las palabras de Kurt, y de pronto ya estoy en la calle. Camino unos cuantos metros, y me siento en la banqueta. Está atardeciendo, y mi soledad no dura mucho. Oigo que alguien por atrás dice mi nombre, y un poco desconcertada volteo. Son Evan y Frances...
-Las cosas allá arriba están un poco... Raras.- Dice Evan.
-¿Vamos por algo de tomar?- Dice Frances mostrando una sonrisa.
Me levanto y me paro junto a Evan.
-Oh... Ella es María. Frances, María. María, Frances.- Intercambiamos sonrisas, y nos subimos a un cochecito blanco. Frances va manejando, Evan va atrás y yo de copiloto. Aún estoy bastante extrañada por todo lo que está pasando. Nada de esto pasa todos los días. El camino lo pasamos en silencio absoluto, hasta que llegamos a una cafetería que parece muy solitaria. Nos sentamos en una mesita para cuatro personas, y cada uno pide un café diferente. Decido ser yo la que rompa el silencio.
-¿Puedo... Preguntarles algo?-
-Si, claro.- Dicen los dos al unísono.
-No entiendo nada. ¿Desde qué edad lo sabes Frances?-
-Desde que tengo siete años, cuando nació Evan.-
-¿Cómo?-
-Es que... Desde los cinco años fui consciente de que mi papá había existido. Pero siempre me dijeron que estaba muerto. Y durante dos años viví creyéndolo. Cuando nació Evan, Courtney me llevó a conocerlos a los dos. Afortunadamente era pequeña y no tuve rencores hacia ningún de los dos. Ni a Courtney por haberlo ocultado ni a Kurt por no haber aparecido antes.-
-¿Entonces Kurt en realidad no vivió en Australia?- Digo confundida.
-No, no, no. Si vivió allá. Pero nosotras íbamos o él venía diciendo ser otra persona. Pero era muy duro, porque tenía que mantenerlo en secreto. Y a cierta edad muchas personas se acercaban, aún lo hacen... Y me decían que Kurt era un héroe, o que era muy "cool" y yo tenía que fingir porque todos pensaban que no era consciente de que alguna vez lo conocí.-
-Pero entonces... Dios. No entiendo nada.- Digo dando un sorbo al café.
-Mira. Yo he vivido con Kurt desde que nací, y sabía que tenía una mamá, pero mi "mamá" siempre fueron Dave y Krist. Cuando estábamos en Australia, Frances venía una vez al mes, o cada dos meses. Y pocas veces Kurt viajaba.- Me río ante lo que dice Evan.
-Y desde que Kurt vive aquí, los visito una vez por semana.-
-¿Y por qué no te había visto?-
-Pues no lo sé. Kurt me habló para contarme de ti, y que estaban teniendo problemas por todo eso en Aberdeen, luego los conciertos y Nueva York... Por eso aproveché para venir hoy, aún que no fue un buen momento...-
-Me da miedo que pueda pasar algo extraño...-
-No, si acaso habrá lagrimas y enojo. Además Kurt estaba preocupado porque te fueras, en cualquier momento podría aparecer por esa puerta con una de sus ideas extrañas.-
-Me he encariñado mucho con Kurt...-
-Ufff, créeme que el contigo. Te quiere más que a nosotros.- Dice riéndose.
-Se ha encariñado muchísimo contigo.- Dice Evan acercándose un poco a mi.
-¿De verdad?- Digo evidentemente sonrojándome.
-Kurt siempre quiso una hija. Cómo explicártelo... Yo no vivía con el. El no me crió, y no me educó. Eso lo hizo Courtney. Kurt se encargaba de darme amor paternal en los dos días que lo veía en el mes. ¿Sabes? No se expresarme. Y no quiero sonar grosera con lo que diré... Pero tú situación familiar, y la que él tuvo, es similar. E inconscientemente el lo que quiere es que no pases por lo mismo. Por eso hace cosas grandes por ti, por eso te quiere tanto, le recuerdas a él de pequeño. Solo que en esta ocasión, el si puede hacer algo por salvar ese abandono.-
Las palabras de Frances me dejan un poco atónita. Pasamos varias horas hablando del tema, pero el tiempo vuela. Ya es de noche. El celular de Evan interrumpe nuestra platica.
-Es Kurt. Dice que vayamos para allá.- Nos levantamos y Evan paga los cafés. El camino de vuelta vuelve a ser en completo silencio. Y cuando llegamos al departamento, todos se han ido, menos Courtney. Al entrar, ella inmediatamente se levanta a abrazar a Evan. Él le devuelve el abrazo fríamente, y su expresión es de disgusto total. Jamás entenderé que pasa aquí... La casa huele como a verdura asada, y me doy cuenta de que Krist y Dave están en la cocina. Así que voy con ellos, porque una vez más, siento que no pertenezco a esta situación.
-¿Qué están haciendo?-
-Delicioso pollo y ensalada de verduras.- Dice Dave.
Me acerco a ver la "ensalada" de verduras de Dave, y suelto una risotada al ver cómo es. Parece puré con caldito.
-No te rías.-
-Se ve asqueroso.- los dos reímos.
-Gracias, pero cenarás esto esta noche.-
-¿Y ese milagro de que no cenemos comida rápida o papitas?-
-Kurt quiere una cena "formal" para celebrar nuestra nueva etapa.-
-¿Courtney cenará está noche?-
-No. Pero creo que vendrá a el concierto. A los conciertos.-
-Oh...-
-No te desanimes, evidentemente Kurt y ella no tienen ya nada. Courtney ha tenido otros hombres, y sólo son amigos. Vamos, todos aquí sabemos que Kurt la está invitando por puro compromiso...-
-No. Es que... Nunca me acabó de agradar. Quizás me hace falta conocerla más a ella y a su historia. Pero no simpatizo con ella.-
Krist se agacha reduciendo su alarmante estatura y se acerca a mi oreja.
-A ninguno de nosotros nos acabó de simpatizar...- Dice susurrando. Vuelve a su estatura normal pero sigue mirándome.
-¿Krist?
-¿Si?-
-¿Dave?-
-Ah... ¿Mande?-
-Quiero regalarle algo a Kurt... ¿Qué es bueno?-
-Mmm, con tu presencia es feliz.-
-Si, estoy de acuerdo con Dave.-
-En serio. Algo material, algo que le guste mucho.-
-Quizás una nueva guitarra. Hace varios años que no tiene una nueva.-
-Mmmmm. ¿Me prestan trescientos dólares?- Digo tímida. Los dos ríen. Pero cada uno saca de sus carteras el dinero.
-Prometo conseguir un trabajo y pagarles.-
-Si aja. ¿Tú trabajando? Haces buenos chistes, deberías dedicarte a eso.- Dice Dave riéndose.
-¿Ah no? Bueno... Quizás no. Pero veré como pagarles.-
-Si, aja si.- Dave sigue riéndose.
-Calla. ¿En cuánto tiempo va a estar su magnífico puré en caldo de verduras?-
-Es ensalada. Y estará es media hora, más o menos.-
-Ensalada. Si. Ensalada. No tardaré.-
-Avísale a Kurt que vas a salir.- Dice Dave arrastrando las palabras.
-Gracias.- Digo sacudiendo el cabello sedoso de Dave.
Salgo de la cocina para encontrarme en la sala con Kurt y Evan hablando, dándole la espalda a Courtney, quien claramente está por irse. Me acerco a ellos, y Kurt me mira esperanzado, no sé porque.
-Voy a salir.-
-Pero vamos a cenar.-
-Lo sé, Kurt. Pero no tardaré más de veinte minutos.-
-Eso has dicho. Y siempre regresas con los bolsillos llenos de droga.- Dice bruscamente.
-Kurt.. Confía en mí. Hazlo una vez.-
-No. Ya no lo hago para esta situación.-
-Kurt... Te lo prometo.-
-No se trata de que me lo prometas, se trata de que me lo demuestres.-
-Entonces, déjame ir.-
-Que Evan te acompañe.-
-No... Kurt...- Evan parece herido por haber dicho que no.
-O vas con el, o no vas.- Dice autoritario. Yo suspiro.
-¿Me puedes acompañar Evan?- Asiente cabizbajo y se levanta del sillón.
-No tardaremos.- Le prometo a Kurt.
Evan y yo salimos en silencio de la casa, y bajamos por el elevador. Donde el ddcid romper el silencio.
-¿Por que no quieres que te acompañe?-
-Claro que quiero, me gusta estar contigo. Pero es que voy a comprar un regalo para Kurt.-
-¿Entonces a dónde vamos a ir?-
-Vi una tienda musical a dos calles de aquí.-
-¿Qué le vas a regalar?-
-Dios, y decías que yo era la que hacía muchas preguntas.- Se ríe.
El resto del camino lo pasamos en silencio por las obscuras calles de esta aislada parte de Nueva York. Evan toma mi fría mano, y su calor me hace sentir mejor.
Llegamos a la tienda de música. Venden prácticamente todo, desde plumillas, hasta violonchelos. Desde discos que nadie conoce, hasta lo más vendido. La tienda está casi vacía, y tengo un presentimiento extraño. Evan y yo caminamos tomados de la mano hasta las guitarras acústicas.
-¿Cuánto dinero traes?-
-Krist y Dave me prestaron trescientos dólares...- El asiente.
Buscamos una guitarra perfecta, y es que estoy buscando una que tenga escrito el nombre de Kurt en letras gigantes. Quizás pasan diez minutos de ver y ver guitarras. Hasta que encuentro una. Es una guitarra normal. No tiene nada de especial, y ni si quiera es de las mejores. Pero es la que tiene escrita su nombre, es la que brilla entre todas las demás. Evan me ayuda a bajarla del lugar en el que está, y la carga por mi. Con los ciento cincuenta dólares que sobran, compro un estuche negro. Una plumilla amarilla, y un listón para hacer un moñito.
Cuando estamos yendo hacia la caja para pagarla, pasa lo imposible. Me detengo en seco y pongo una mano en el pecho de Evan, haciendo que también pare en seco.
-¿Ya viste quién es?- Digo susurrando.
-¿Qué?-
-Voltea para allá Evan...-
-¿Es en serio?- Dice riendo por lo irónico de la situación.
-Dios, no puede ser. ¿Nos acercamos a saludarlo?-
-No creo que sea muy buena idea María. El y Kurt se odian y acaba de pasar todo lo de Kurt... Si nos reconoce, no quiero imaginar lo que podría pasar.-
-Ay vamos, no pasará nada.-
-Espero no arrepentirme de hacerte caso.-
Los dos caminamos hasta el famoso y legendario Axl Rose. Es tan extraño. Un día estás escuchando la música de tus ídolos, pensando en cómo sería conocerlos, tener una pequeña platica con ellos o pedirles un autógrafo... Y al día siguiente los tienes en frente, y son tuyos. Ya nadie te los puede arrebatar.
-¿Axl?- Digo tímida.
Voltea a vernos de arriba para abajo a mí y a Evan, y abre mucho los ojos. Se ríe, haciendo mover su pelirrojo bigote.
-¡Si son los ya famosos "aborto fallido de Kurt Cobain" y la pequeña "niña que no sabe tocar pero es amiga de las estrellas de rock y por eso toca en conciertos"!- Sigue riéndose.
Evidentemente Evan y yo quedamos desconcertados ante su reacción, ya que veníamos en un buen modo, a saludar y decirle lo buena que es su música.
-Tus conflictos con Kurt no nos tienen que envolver a nosotros.- Dice Evan serio.
-¿Y qué vas a hacer al respecto?- Se rasca el bigote.
-Espera, espera. Para empezar, ¿Por qué estás aquí? Digo, aún creyéndote famoso sueles traer a tu ejército de hombres que te cuiden. ¿Ah?-
-Evan, no pelees. ¿Puedes dejarme tantito a solas?- Me mira con ojos de pistola.
-Iré a pagar la guitarra, no tardaré.- Evan se va, dejándome a solas con Axl.
-Sólo quería decirte lo mucho que tu música me gusta, y lo buena que es...-
-¿Si? Pues aprovecho para decirte que la tuya es mala, y lo poco que me gusta.- Sus palabras me lastiman, pero sobretodo estoy impresionada de su carácter.
-Haré que Kurt destruya lo poco que te queda, lo juro.- Suelta una risotada.
-Suerte con eso, pequeñita.- Me doy la media vuelta para largarme de ahí y encontrar a Evan, y que Axl haya dicho esas cosas, de verdad que lastima. Estoy recorriendo un pasillo de música dedicado a Joan Jett, donde un chico, de no más de veinticinco años, me toma por la muñeca y me mira directo al alma con dos ojos color esmeralda, y en la mano por la cual me está agarrando, siento perfectamente el filo de una navaja. Una ola de terror recorre mi cuerpo.
-Repítelo.- Dice con una voz ronca y profunda.
-¿Qué?- Digo temblorosa y asustada.
-Repítelo.- Dice con los dientes apretados.
-No sé de qué estás hablando.-
-¡LO QUE LE DIJISTE A AXL!-
-Que su música es muy... Buena. Y que... Haré que Kurt... Lo destruya...-
-Mucho más cuidado.- En un movimiento rápido, saca la pequeña navaja dorada y hace un corte no muy profundo, pero algo largo, en la parte de arriba de mi brazo.
-O nosotros los vamos a destruir a ustedes.- Guarda la pequeñísima arma y se va de allí. Veo mi brazo, que está derramando algunas gotas de sangre, pero presiono con mi suéter y así también lo cubro. Un poco desconcertada por la situación y temblorosa, me encuentro con Evan en la salida de la tienda.
-¿Estás bien? Estás un poco pálida y... Diferente.-
-¿Qué? No... No, estoy bien... Solo vamos a casa, por favor.- Me mira con el ceño fruncido, pero accede. De regreso también toma mi mano, la mano en donde está mi brazo sangrante. Cuando estamos en el elevador, me mira.
-María estás temblando. ¿Qué te pasa?- Está alarmado.
-Nada Evan. Nada. Tengo frío.-
-No tienes frío. Traes como viente suéteres.-
-Estoy bien, estoy bien, estoy bien.-
Evan lo deja por la paz. Y antes de entrar a la casa, Evan me da la guitarra, ya en su estuche y con el moño puesto, para que se la dé a Kurt. Entramos a la casa, para encontrarnos con los chicos comiendo galletas saladas con lo que creo que es ensalada de atún. La mesa está puesta muy elegantemente, y hay un lugar para cada uno de nosotros. También hay unas velas en la mesa. Cuando nos ven llegar, nos saludan, y se ven muy felices, lo cual me alegra. El brazo me está ardiendo, y duele más que las palabras de Axl. Trato de sonreír, y nos acercamos a ellos.
-Kurt...- Digo con lo que creo que es mi voz. Se levanta y se para en frente de mi. Peor no dice nada.
-Te compré un regalo... Kurt... Eres lo mejor que me ha pasado. Todas las cosas malas se han compensado por ti. Dios, en verdad soy afortunada por haber sido a la que eligieran para conocerte... Todo cambió desde que estás en mi vida, Kurt. Y es el mejor regalo que me ha dado el universo.-
Me sonríe y sus ojos brillan bajo la tenue luz de la casa.
-Ven acá.- Doce abriendo sus brazos.
Dejo la guitarra a un lado y me aviento a él. Sus abrazos son como una droga. Pero también son curativos. Quizás es su calor, quizás es su energía, quizás es el. Pero lo quiero, quiero mucho a Kurt. Más de lo que creía que se podía querer a alguien. Más de lo que he querido a nadie. Mis piernas rodean su abdomen y mis brazos sus cuello. Mi cabeza está hundida en su cuello, que por primera vez, no huele a pan, sino a loción. Su suave y brillante cabeza roza mi cara, y él me sostiene con fuerza por la espalda. Siento su barbilla en mi hombro, y estoy feliz de tenerlo en mi vida. Soy realmente afortunada.
Me gustaría quedarme así para toda la vida.
-Oigan... No quiero interrumpir el momento, pero la cena se está enfriando...-
Kurt me baja al suelo, y me dedica una sonrisa. Antes de ir a sentarnos a la mesa, le doy su guitarra. La abre y sus ojos se abren y empiezan a brillar.
-¿Cómo supiste?- Dice casi en un susurro.
-Dave dijo que hace mucho no tenías una guitarra nueva.-
-No. No. No. Es igual a la primera guitarra acústica que tuve en mi vida...- Me quedo boquiabierta.
-¿En serio?-
-¡Si!-
-Sólo brillaba entre las demás.-
-Es... Gracias, María. Gracias. Mañana la estrenaré.- Me da otro cálido abrazo.
Nos sentamos en la mesa, yo al lado de Dave y de Evan. Y Kurt y Krist están en frente de nosotros.
-Antes de empezar, ¿puedo ir... Rápido a mi cuarto?- Digo simulando... Ellos asienten... Y antes de levantarme, le susurró a Evan, que por nada del mundo, por nada, vaya a comentar nuestro encuentro con Axl...Hola! Recuerden que sus comentarios me son de suma importancia, para poder mejor y saber que les gusta y que no. Gracias por leer.
P.D: No me mal interpreten, me gusta mucho Guns N' Roses, pero me puse a investigar un poco más sobre Axl para que el personaje fuera lo más parecido a la realidad.
Un tío tuvo la oportunidad de conocerlo, y bueno... Imaginaran como fue. (Si, envidio a mi tío a pesar de que Axl sea como es)
Gracias por leer! No olviden comentar y votar. <3
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Kurt Cobain está vivo.
De Todo¿Qué pasaría si Kurt Cobain siguiera vivo? ¿Qué pasaría si el secreto de que él sigue en este mundo, saliera al aire? ¿Qué pasaría si su música nos volviera a llenar?