Capítulo 38.

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*Nuestra Alice en multimedia*
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-Creo que esto no puede estar pasando. -Pronuncio entrando a mi departamento.

-Y yo creo que te estás equivocando, está pasando. Bienvenida a la vida real, hogar dulce hogar.

Lo fulmino con la mirada empujando la maleta.

-¿Otra vez? ¿No se aburren? ¿Qué quieren de mí? -miro el desorden en el salón y resoplo sonoramente.

-Lo mismo que has dicho; a ti.

-Lo sé, me lo dijiste pero... ¿Por qué a mí?

-Hay cosas que son complicadas y no deberías meter las narices, niñata. Aunque te cueste estar alejada de un cotilleo, por primera vez, no te metas.

-Ya has dejado claro que piensas que soy una entrometida, no hace falta que des más detalles. -Aún sigo molesta con él y se lo hago saber con mi voz fría y carente de humor.

-No lo pienso, lo admito en voz alta.

Recojo unos libros del suelo y me estiro cansada.

-Creo que ya puedes irte. -Digo girandome para mirarlo.

-¿Estás enfadada? -pregunta acercándose.

Me alejo a zancadas para apoyarme en el sofá. Él se gira para dar a entender que no va a dejarme escapar.

-¡Para no estarlo! Me has llamado zorra en mis narices.

-En realidad... -se queda callado -. No lo pienso.

-Oh, me dejas mucho más tranquila -digo con la voz cargada de sarcasmo.

-Enserio -recalca -. No lo eres.

-Vale -ruedo los ojos -. No lo soy.

No tenía que decirmelo para que yo supiera que no lo soy.

-Pero es que -se acerca a mí hasta ponerse en frente -, me pones de los nervios. Son las ganas de matarte y follarte a la vez.

Arqueo las cejas y abro la boca sorprendida. Es tan directo.

-¿Para eso me quieres? ¿Para acostarte conmigo?

Levanto el dedo índice para continuar.

-Me lo has dejado muy claro. Tú solo piensas con lo de abajo en vez de con la cabeza.

Se echa a reír en mis narices haciéndome apretar los puños enfadada.

-Inocente... -murmura por lo bajo.

-Vete -es lo único que le digo.

Pongo mis manos abiertas en su espalda y apenas consigo moverlo.

-¿Recogerás esto tú sola? -se da la vuelta.

-¿Con quién sino? -suspiro.

-Te ayudo -dice y yo gruño.

-Eres un... un... ¡me agotas! ¿Te ríes de mí o eres mi amigo del alma? ¡Aclarate!

-Eres tú la que no me entiende. ¿Y si vienen otra vez? ¿No tienes miedo?

Abro la boca sorprendida.

-No lo había pensado.

-Pues piénsalo y creetelo. Vendrán.

Me cruzo de brazos y vacilo.

-¿Cómo estás tan seguro? -me cruzo de brazos.

-Sólo lo estoy -pasa las manos por su cara.

Pongo las manos en mi cadera mirándolo altanera.

Miedo. [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora