Miedo.

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El Miedo es un sentimiento un poco difícil de explicar, abstracto y que con suerte desaparece con el tiempo. Tú puedes sentirlo hacia una cosa, persona o lugar. Hasta un recuerdo.

Yo lo sentí presente durante varios años de mi vida. Por ejemplo, cuando mis padres faltaron en ella. Fue desastroso no sentirlos a mi lado, pero poco a poco ese dolor quedó escondido. Aguardando cualquier momento para arrastrarme y sumirme en la oscuridad.

Tiempo atrás, cierta chica insegura conoce a chico peligroso, con vicios no recomendables y con una sonrisa de infarto. Ese día cierta chica, sabe que por mucho que lo intente, jamás volverá a ser la misma.

Uno de sus miedos durante su relación de "amistad" con el chico de tatuajes fue su mundo. Su día a día le resultaba asfixiante e indigerible. No podía encontrar la razón por la cual él llevaba esa vida tan poco saludable. Peleaba, vendía droga, tenía amigos mafiosos... Su vida era un círculo vicioso, del cual no podía salir.
Hasta que ellos empezaron a conocerse. Al principio él se encontraba reacio a tener algún tipo de contacto sentimental con ella. Siempre era frío y desagradable. Ella simplemente trataba de sobrellevarlo todo lo mejor posible. Su vida se había vuelto una montaña rusa desde la entrada de él en ella.

Fue después de unos meses, después de unos meses en los que ambos disfrutaron juntos (Cuando no tenían que escapar de los malos). Fue después de unos meses cuando la coraza que protegía el corazón de Stephen se rompió. Explotó en mil pedazos. Jamás logró juntarlos. Ahora lo único que queda es un corazón ocupado por una chica de pelo castaño y un niño de cabello oscuro y mejillas sonrosadas:
Alice y Noah.

Fue el maldito zapato lo que apareció después de un año casi de conocerse. Al final, Stephen le pidió matrimonio a través de él. Le metió dentro el anillo de compromiso e hizo que Alice lo buscara y cuando lo encontró sobre esa piel arrugada y vieja, ella lloró casi de inmediato.

«-Te quiero» dijo aún con lágrimas en los ojos. Él sonrió mientras besaba su frente.

«-Te quiero más, niñata» respondió sabiendo que lo hacía de verdad.

Mientras Noah crecía, convirtiéndose en un chico alto y moreno, Stephen y Alice cada vez tenían más miedo. Sobre todo Alice, que lo veía igual de apuesto y rompecorazones que su padre. Stephen siempre se reía ante las ocurrencias de Alice, ella siempre alegaba: «-Noah Blake, tiene tus genes. Tarde o temprano le robará la inocencia a alguna Alice»

Todo empeoró cuando Noah entró en esa etapa tan común del ser humano, cuando el número de granos aumenta en tu cara y las hormonas se encuentran a flor de piel: la adolescencia.

Alice y Stephen se volvían locos. Literalmente.

Un día el pequeño -no tan pequeño-, los convenció para que ambos se fueran a cenar. Hacía tiempo que no salían los dos solos a hacer algo juntos. Lo más romántico que hicieron fue cuando hace trece años tenían que cambiar el pañal a Noah y Stephen ayudó a Alice a hacerlo. En fin, qué pareja más romántica.

-Será divertido, mamá -dijo Noah sonriendo a su madre con confianza. Alice tenía poca fe en dejar a ese atolondrado, solo en casa. Podría quemar algo.

-No quemare nada -su hijo pareció haberle leido la mente, por lo que soltó una risa y le cogio los cachetes y los apretó.

-Si la casa está tan limpia cuando volvamos, te prepararé eso que tanto te gusta.

A Noah le brillaron los ojos de la ilusión. Y es que su madre hacía una comida exquisita.

-¿Cómo es que a papá no le gustaba que cocinaras?

Miedo. [#Wattys2016]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora