Capítulo 1

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¡Al fin lunes! Nadie diría eso, pero estoy en días de vacaciones y me desperté a las 10 am. Caminaba de un lado a otro en la sala con la carta de aceptación lista en la mesa central del salón.

- ¿Cuánto puede tardar una mujer de 32 años en llegar del aeropuerto s su casa? - exclamé cansada y me desplomé en el sofá.

¡El timbre! ¡Al fin!

Corrí hasta la puerta, bueno resbale un poco pero llegué. Abrí la puerta y vi a una mujer delgada, cabello corto y castaño con sus ojos hazel.

- ¡Tía Glen! Nunca me alegré tanto de verte - dije eufórica mientras la abrazaba y la jalaba hacia la sala.

- Si que soy una buena tutora - dijo mi hermosa tía. Ahora debía poner si hermosa firma en la hermosa hoja.

- ¿Y qué es esto? - dijo mirándome mientras enarcaba su ceja, yo sonreí inocentemente.

-Pues te cuento que...- y así iba narrando todo mi sábado por la noche mientras veía las diversas muecas de mi querida tía. Glen era muy buena onda y un poquito safada pero cuando necesite de ella nunca dudó en darme la mano, aunque aveces se pone demasiado seria y peleamos, normalmente durante "sus días", no desearía tener otro tutor - ....y necesito que firme la carta para poder ir y tal vez hasta cumplir mi sueño.

Si no fuera un momento decisivo en mi vida, juro que traería una cámara y le sacaría una foto a la expresión de Glen.

- Mi niña, estoy orgullosa de que hayas conseguido eso - ¡si! - pero...- ¡rayos! - no me comentaste que te habías inscrito a un concurso como tal.

- Lo sé, lo siento pero no creía que podía clasificar. Miré todos los concursantes y eran demasiado buenos, si hubiera sido un lugar seguro te lo hubiera dicho.

- Pero, ¿dónde te llevarán? No puedo firmar esto con tan pocos detalles que tengo. - Oh, vamos Glen.

- Solo debo enviar la carta para
confirmar que me llegó su comunicado, nos llevarán a la oficina de Syco más cercana para informarnos mejor. Por favor tía, si no es seguro prometo que yo misma rechazaré el puesto - ni loca.

La mirada de Glen estaba en la pluma situada en la mesita. Tardó mucho tiempo en pensarlo, tanto que juré que de tanto morder mi labio sangraría, pero al final suspiró.

- Todo por tu felicidad - dijo escribiendo su firma en la hoja. Sonreí y fui a darle un inmenso abrazo.

- Juro no fallarte, no te estás equivocando tía, lo juro - eso espero.

(...)

Fui sola a la oficina de correo a enviar la carta a la dirección que indicaba en el correo, ya que mi tía estaba muy cansada por el vuelo agotador que había tenido. De vuelta a casa me topé con algunos ex compañeros del colegio, no puedo decir amigos ya que no me he involucrado mucho con ellos. Me despedí después de una mínima conversación de 5 minutos y fui de largo hacia la oficina postal.

Hice fila para llegar a la ventanilla número dos, donde dejaría mi carta. Luego de 6 o tal vez 8 minutos de espera, al fin llegue a la ventanilla, la cual al parecer era atendida por un señor ya de edad avanzada con un gáfete que decía Mario.

- Buenos días, ¿qué se le ofrece? - preguntó aquel hombre amablemente.

- Buenas buen hombre, ¿podría enviar esta carta a esta dirección? - dije apuntando el destinatario. Wow, jamás era tan educada pero, bueno, estoy feliz.

- Por supuesto, solo llene esta forma y su carta llegará con éxito.

(...)

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