Capítulo 3: Valeria.

125 7 0
                                    

Ya era mi segundo día en la universidad y no había vuelto a toparme con el chico de ojos verdes. 

Mientras caminaba hacia mi segunda clase, que era matemáticas, empecé a sentir que alguien me seguía. Así que empecé a caminar más rápido, y noté que quien me seguía también aceleraba el paso. 

En el momento en que iba a doblar para subir las escaleras, decidí detenerme, ocasionando que quien me seguía chocara contra mí y cayera al suelo.

Rápidamente me di la vuelta, observando a una chica alta, de cabello largo y azul y ojos del mismo color. 

Se levantó del suelo con velocidad, pidiendo disculpas por haber chocado conmigo. 

– ¿Quién eres tú y por qué estas siguiéndome? –Le dije algo molesta.

–Yo… lo siento. Mi nombre es Valeria y pues… tú eres la chica nueva, ¿no es así?

Yo solo la miré y moví mi cabeza en señal de afirmación, después comencé a subir las escaleras para ir a mi clase. Ella rápidamente me siguió. En todo el camino de subida, no dejaba de mirarme y hacia que me sintiera algo nerviosa. 

Estando a punto de entrar al salón, me tomó del brazo. 

–Lo siento, pero no me presenté como debía antes, y la verdad es que me gustaría ser tu amiga. –Dijo algo nerviosa, pero decidida– Claro, si es que tú quieres. 

Yo solo la miré tendido, pensando, ya que nunca nadie me había pedido ser mi amiga, pensándolo bien, no había tenido amigas. 

–Claro, sería un gusto ser tu amiga. Tal vez hasta lleguemos a ser muy grandes amigas –le dije mientras sonreía–. Por cierto, ¿a qué clase vas?

– ¡Qué bien! –Gritó emocionada– ¡Ah! Yo voy a matemáticas, y ¿tu?

–Justamente estaba por entrar a esa misma clase. 

Después de que ambos entráramos al salón y esperáramos por unos minutos, una señora entró al aula. La reconocí de inmediato, era la misma mujer que me había dado mi horario el día anterior. 

Nos informó que la profesora de matemáticas había tenido un inconveniente y que no llegaría hoy, así que teníamos la hora libre. En ese momento libre, no dejé de hablar con mi nueva amiga, dándonos cuenta de que teníamos cosas en común y que compartíamos las mismas clases; por ende, pasaríamos más tiempo juntas. 

Cuando salí de la universidad, me despedí de mi nueva amiga y empecé a caminar hacia mi casa. Pero faltando poco para llegar, me encontré con alguien que no me imaginaba volver a ver. 

Solo soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora