Capítulo 17: Pelea 1/2

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Había pasado ya una semana desde la invitación de Cristian al café y del acoso de Cristofer. 

Ahora me dirigía al aula de historia, para una aburrida clase. Y para mala suerte, me encontraría sola, ya que Valeria se hallaba enferma y hoy no podría asistir a la escuela. 

Al entrar, observé a Cristian, quien me saludó y se vino a sentar junto a mí. Él estaba enterado de la situación de Valeria, ya que se había vuelto amigo de ambas. No perdimos tiempo y nos pusimos a hablar sobre las tareas que teníamos que realizar en la semana.

–Sabes, Bri, me gustaría decirte algo que me he estado guardando en este tiempo.

Fruncí el ceño, pero asentí.

–Claro, dime.

–Pues es que tú… 

No pudo terminar lo que pensaba decir, ya que su silla fue empujada hacia atrás con brusquedad, ocasionando que cayera al suelo. Al girarme, noté que quien lo había empujado era Cristofer. 

Cristian se levantó descontento del suelo y lo encaró, empujándole el pecho.

– ¡¿Se puede saber cuál es tu problema?!

Cristofer le devolvió el empujón. 

–Ninguno, ¿y el tuyo?

– ¿Cómo que ninguno? –Resopló– ¡Me tiraste de la silla!

Esto se estaba acalorando demasiado rápido. En cada oración subía el tono de su voz. Me sorprendía que ningún profesor hubiera aparecido hasta el momento por la puerta. 

–Yo solo quería pasar, pero tú estaba estorbando en el camino. Así que te hice a un lado para poder pasar. 

– ¿Y no pudiste ir por otro lado? ¡Estaba a punto de decirle algo muy importante a Britani!

Cristofer se quedó congelado en su lugar, y al segundo su rostro enrojeció y lo apuntó con un dedo.

–Espero que no sea lo que tengo en mente…

–Y si lo es, ¿Qué? Ella no te pertenece.

–Tampoco a ti, imbécil.

Cristian pareció confundido y disgustado en partes iguales, se llevó la mano al oído.

– ¿Cómo me llamaste?

–Im–bé–cil.

Cristian alzó el puño, dispuesto a golpearlo, pero antes de que eso sucediera me interpuse entre ambos.

– ¡Basta! ¡Paren ya, por favor! 

–Se está pasando, Britani –habló Cristofer. 

Me giré hacia él, furiosa.

–El que empezó con esto fuiste tú. Además, no sé porque pelean por mí, y más tú. ¡Tienes novia!

–Yo…

No dejé que hablara. Salí corriendo del salón. Quería llorar. No sabía porque me pasaba esto a mí. Seguí corriendo sin rumbo alguno, solo quería alejarme de ahí, alejarme de ellos. 

Solo soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora