Seguí corriendo, dejando escapar las lágrimas que ya no podía contener. Seguía sin entender porque peleaban por mí. No sabía que rayos habían visto en mí. Habiendo tantas chicas en la escuela, tenían que fijarse en mí.
Además, Cristofer tenía novia, y no me gustaría ser la otra. Me merecía mucho más que eso.
Decidí ir hacia el campo de futbol y quedarme detrás de las gradas, ahí nadie me encontraría. Me pondría a pensar en todo lo que estaba sucediendo y como terminar con todo cuanto antes.
Pero de tanto pensar, me fui por otro camino.
Cristofer
Cristian me lanzó un golpe en cuando Britani abandonó el aula. Enfadado, le devolví el puñetazo, pero logró esquivarme y en un ágil movimiento me mandó al suelo. Empecé a agitarme, tratando de quitármelo de encima, pero estaba muy pesado.
Le di un golpe en el abdomen, para sacarle el aire y lograr quitármelo de encima. Se quedó quejándose por un momento, momento que aproveché para levantarme del suelo e intentara volver a golpearlo.
Pero antes de que pusiera impactar mi puño en su rostro, me pareció escuchar algo. Agudicé el oído, y sí, efectivamente se escuchaba algo. Eran gritos, y la voz era de… Britani.
Quise correr a la puerta, pero Cristian me sujetó de las piernas, ocasionando que perdiera el equilibrio y cayera sobre él. Comenzó a retorcerse para salir de bajo de mí, pero lo detuve de los brazos.
– ¡Espera! –Le grité– Escucha los gritos.
– ¿Gritos? Es pura mentira tuyo, sé hombre y termina con lo que empezaste.
Me senté sobre él, inmovilizándolo.
–Que te quites de… ¡Britani!
Al parecer ya lo había oído. Se escuchaba aterrada. Me quité de encima de Cristian y ambos corrimos fuera del salón.
Los gritos se escuchaban en dirección al campo, así que nos dirigimos allá. Pero cuando llegamos, no había señal alguna de Britani.
Le dije a Cristian que nos dividiéramos para abarcar más espacio. Él fue hacia los vestidores, y yo me encaminé hacia el río que había cerca de las gradas.
Entre más me acercaba, podía escuchar con más fuerza los gritos. Lloraba pidiendo auxilio, pero yo aún no sabía en qué problema se encontraba.
Hasta que llegué al final y la vi.
Había caído dentro del río, la corriente estaba por llevársela, pero se aferraba con todas sus fuerzas a una rama de un árbol cercano.
Comencé a correr hacia ella; la rama tronó, pero antes de que se fuera con la corriente, logré sujetarla del brazo.
–No te preocupes, vas a estar bien. Confía en mí.
–Si confío, pero tengo mucho miedo.
Tenía razón, podía ver el miedo reflejado en sus ojos, que se hallaban empañados en lágrimas.
–Necesito que hagas todo lo que diga, y los dos saldremos bien de esto.
❤☀
Chan chan chaaann.
#Yanodesapareceré :c.