Mi nombre es Britani, tengo 18 años, vivo en una pequeña ciudad cerca de un bosque. Actualmente, vivo sola, ya que mis padres murieron en un fatídico accidente cuando yo tenía 16 años.
Para poder seguir subsistiendo, tuve que buscar un empleo, ya que no quería usar y malgastar los ahorros que me habían dejado mis padres.
Una tarde cuando estaba en mi trabajo en la cafetería, un joven entró con un aspecto muy extraño. Por un momento, no le tomé mucha importancia, hasta que me llamó y me pidió un café.
Yo inmediatamente lo atendí; cuando llegué a dejarle el café, me quedé sorprendida por su aspecto.
Bajo la capucha de su abrigo, pude distinguir un pelo negro y rizado, en contraste a una piel clara y unos bellos ojos verdes. Me le quedé mirando un largo rato, hasta que me di cuenta que me devolvía la mirada.
Aparté inmediatamente la vista, él sonrió y yo me sonrojé, bajando la cabeza. Le entregué el café y me fui a atender a otros clientes.
Al salir del trabajo, el viento cálido me refrescó el rostro, y no pude evitar pensar en el chico de ojos verdes.