De camino a mi casa, decidí contarle como había empezado el problema el día del partido: desde el momento en que me lo había encontrado y que decidió acompañarme, el casi beso, lo sucedido con Cristofer y su hermana, por qué no había asistido a la escuela y lo que acababa de pasar momentos atrás en la salida de la escuela.
–Vaya –había dicho, estupefacta– sí que has tenido días muy ocupados.
–Pues la verdad es que sí, pero lo de hoy es lo peor, ¡le he dicho que me dejara en paz!
– ¿En serio?
Me tapé la cara con las manos y solté entre un gemido:
–Sí, y me siento terrible.
–Pues yo considero que hiciste bien.
Me quité las manos lentamente y la observé.
– ¿Tú consideras eso?
–Pues yo digo que sí. Mira, desde mi punto de vista, está jugando con tus sentimientos. Te hace creer que te quiere con todas las acciones que hace, hasta trató de besarte, por lo que me cuentas. Si él te quisiera, terminaría con su novia para estar contigo, y ya no te seguiría confundiendo.
Ella tenía razón. Si en verdad Cristofer sintiera algo por mí, me lo hubiera dicho, y no estaría jugando con mis sentimientos. Claro, si es que en verdad sintiera algo, y no fuera un simple juego.
Me sentía más confundida que al principio, y ya hasta comenzaba a darme dolor de cabeza todo este asunto.
Por fortuna, ya habíamos llegado a mi casa, y quería tratar otros puntos que no fueran mis decepciones amorosas.
–Bueno, Val, cuéntame que hubo de bueno en la escuela.
–De bueno, nada, pero te tengo una noticia que no sé cómo la tomes.
Me senté derecha en mi asiento.
– ¿Qué? ¿Qué pasó? –El miedo me inundó– Reprobé el examen de matemáticas, ¿no es así? ¡Lo sabía! ¡Todo por ver mis series y no estudiar!
– ¿En serio no estudiaste?
–Lo mío no es estudiar. Considero que los exámenes son la prueba de lo que hemos aprendido. Sino lo aprendiste en todas las clases, ¿Cómo lo aprenderás en un día o un par de horas?
–Vaya, eso es algo… ¿filosófico? –Negó con la cabeza– No importa, el hecho es que no reprobaste, fuiste de las únicas dos personas que sacaron un 9 en el examen.
Me tendió la hoja de la prueba. Y en efecto, tenía un 9 y a lado estaba escrito una enhorabuena en letras grandes y rojas. Pegué un grito de la emoción. Pero todo entusiasmo se esfumó al pensar que la noticia debía de ser otra.
–Ahora que recuerdo, si esa no es la notica, ¿Qué cosa es?
–Ah, cierto. ¿Recuerdas el proyecto que mencionó el maestro de química, la semana pasada?
Lo pensé un momento, si, lo recordaba.
–Sí, ¿Qué hay con eso?
–Pues el maestro decidió que lo trabajaríamos en parejas y…
–Y estamos las dos juntas, ¿verdad?
–Pues no
– ¿Cómo qué no?
Estaba confundida, ¿acaso no quería trabajar conmigo?
–El maestro armó los equipos, no nos dio a escoger a nosotros.
Ahora lo entendía perfectamente.
– ¿Entonces con quien trabajaré yo?
–Pues…