Capitulo 5 - Noche extraña

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Capítulo 5

—Te he marcado como mía.

Estaba en el piso, después de haberme deslizado por la columna en un estado de shock. Mire hacia ese hombre. La furia lleno por completo y mi ser el me miraba como si solo fuera algo con lo cual entretenerse y algo más. Algo que no puedo decir que.

Mis manos se dirigieron al lugar donde los labios de él habían estado hace unos momentos. Llamas relampaguearon en mis ojos y escupí una por una las palabras.

—Yo no soy tuya.

La sonrisa que tenía en su rostro se amplió.

Pobre, pobre, pobre e inocente Nike. Tú eres mía desde que pisaste este palacio.

— ¡No quería! ¿Entiendes? No, por supuesto que no entiendes. — No quería que ese hombre me viera llorar. Pero, no lo soportaba. — Tú, siempre has tenido una vida fácil y feliz en las paredes de este palacio. No sabes lo horrible que fue mi vida, y lo horrible que sigue siendo. No sabes nada sobre mí y dices que soy tuya ¡Que estupidez! ¡La más grande que he escuchado!

Los ojos de él se volvieron fríos e inexpresivos su semblante se volvió oscuro. Y de pronto, sentí miedo. Un ansia de sangre se sentía en el ambiente. Un ansia de matar, la más oscura y despiadada que he sentido antes.

— ¿Quién fue?

— ¿Qué?

No entendía sus palabras. ¿A qué se refería?

— ¡Maldición! ¿Quién fue la persona que te hizo sufrir tanto?

Su enojo se veía a kilómetros.

— ¡Como si te importara!— le dije gritando.

—Me importa, ¡Con un demonio, claro que me importa!

— ¿Por qué? ¿No soy más que tu juguete no?

Comencé a llorar, las lágrimas desbordaban por mis ojos sin permiso. Me sentí humillada al mostrarle mi debilidad a ese hombre sin corazón.

—Eres más que mi juguete... Eres mi esposa, no lo olvides.

Sentí como la asfixiante presencia de Livius se alejaba. Un gemido escapo de labios. Y comencé a llorar de nuevo. ¿Qué se creía ese hombre? Primero es horrible conmigo y después le interesa quien fue quien mi hizo daño. ¿Es que acaso quería ir hablar con ella, felicitarla y darle un abrazo? Era un idiota. Lo odio, lo odio, lo odio. Con todas mis fuerzas. Igual que a esa mujer.

La noche estaba llegando y yo continuaba en el mismo sitio de hace unos minutos. Mi cuerpo no dejaba de temblar por la impotencia y rabia. Y eso que solo llevaba un día aquí. No quería imaginarme como seria estar toda mi vida al lado de ese hombre con los ojos azules.

Mi color favorito era el azul, porque era el color del cielo, de la libertad. Pero los ojos de Livius eran un azul eléctrico y frio. Como el hielo del fondo del mar. Oscuro y frio. Definitivamente eran palabras que lo describían perfectamente. Esa mirada en sus ojos me dijo que él sería capaz de matar sin el más mínimo remordimiento. No dudaba que sus manos estuvieran ya manchada con sangre. Al caer en cuenta de ello, mi cuerpo se estremeció y me sentí sucia. Esas manos manchadas con sangre me habían toca y ensuciado.

Me levante sin ánimos del lugar donde me encontraba. No quería volver dentro donde estaba segura, lo volvería a ver.

Seguí el camino que había recorrido para llegar aquí. Y llegue a mi habitación. Solo deseaba descansar habían pasado muchas cosas y estaba física y emocionalmente agotada. En cuanto caí en la suave cama el sueño me invadió y no me importo incluso pasarme la cena. Mi sueño era mayor a mi necesidad de alimentarme.

Ojos azulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora