Capítulo 7

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Akari se levantó más temprano que de costumbre y se dirigió a la habitación de Deidara, apenas golpeó, fue recibida, Deidara parecía no haber dormido en toda la noche, tenia ojeras, sus ojos estaban enrojecidos y brillantes, tal vez había llorado.

Deidara le indicó que pasara con un gesto, Akari estaba nerviosa, solo sabía primeros auxilios básicos pero nunca había cosido un brazo.

-Bueno empecemos, si te duele avísame- Akari empezó a trabajar-¿Cómo te sientes?

-Bueno esto no es tan doloroso, ya me han cosido el brazo antes hum.

-Yo no me refería a las costuras, lo que estoy intentando decir es... ¿Cómo te sientes con la pérdida de Sasori?

-No sabría definirlo muy bien con palabras, pero haré un intento, anoche me sentía mal y hoy me siento vacio ¿Por qué preguntas?- se notaba que Deidara no quería expresar sus sentimientos, tal vez tenía miedo de ser catalogado como un debilucho.

-Porque noto que tu chispa se ha ido, ahora estás más callado y serio.

-Pues en un equipo debe haber alguien serio y ahora que el maestro Sasori ha muerto y tengo un nuevo compañero, supongo que ese papel me toca a mí, hum.

-¿Quién es tu inmaduro compañero-dijo entre risas- Hidan?

-Tobi hum- La expresión de Akari cambió.

-¿El es tu nuevo compañero, quién te lo ha dicho?

-Ayer Pain me dijo que no debíamos perder tiempo y que me asignaría un nuevo compañero, y como Tobi era el único disponible, hum.

-Ten cuidado deberás ser precavido- soltó rápidamente sin poder decir otras palabras, quizá nunca podría traicionar a Tobi.

-¿A qué o a quién le debo temer, hum? – Akari abrió la boca como si fuera a decir algo, pero solo hubo silencio, si definitivamente nunca podría traicionarlo, no mientras su boca no se dignara a hablar, ¿Cómo podría hacerlo? Si su mente se quedaba en blanco cada vez que lo veía, si su corazón se aceleraba cuando lo mencionaban, si un horrible escozor la recorría cuando él la insultaba -¿Estás bien?

-Sí, pero debo irme a preparar el desayuno- estaba saliendo cuando se volvió y preguntó-¿Dormiste anoche? No es necesario que asistas al desayuno si no quieres...

-No estoy cansado, así que iré hum- Finalmente Akari se fue a preparar el desayuno, y levantó a todos, había mucho silencio en la mesa hasta que Hidan gritó.

-¡Te digo que me des la leche!- dijo intentándosela quitar a Tobi, los dos parecían niños caprichosos peleando por un juguete, este forcejeo se le hizo muy divertido a Akari, entre tirón y tirón el contenido de la jarra saltó directamente sobre Akari, bueno definitivamente ya no era divertido para Akari, pero si para los demás, la mirada de todos estaba en ella, algunos se reían a carcajadas y otros intentaban contenerse. Muy enojada se retiró a su habitación, separó frente al armario y lo abrió.

-¡Maldición! ¿Cómo pude olvidar que mi ropa está en remojo? ¿Y ahora que haré?- en ese estúpido armario solo habían poleras y pantalones negros de Tobi- Bueno creo que no le importará ya que parte de la culpa fue de el- dijo con una sonrisa maliciosa mientras sacaba una polera. Para su suerte no tenia que usar los largos pantalones de Tobi ya que sus pantalones estaban limpios. Ya tenía puesta la ropa y le quedaba grande, pero no importaba, la usaría hasta que la suya se secara. Al volver a la cocina todos la miraron pero nadie dijo nada, aunque sabía que iba a ser interrogada por Tobi apenas estuvieran solos, para su mala suerte, eso sería pronto ya que todos se estaban yendo a entrenar, tal como había imaginado Akari, Tobi empezó su interrogatorio.

-Esa polera es mía ¿Por qué la estás usando?

-Bien te diré los dos motivos, el primero es que no tengo ropa disponible, y el segundo porque tú manchaste la mía y ahora estamos a mano, considero estos motivos mucho más que suficientes para haber tomado prestada tu polera.

-¿Y por qué no le sacaste una a Hidan? El también tuvo la culpa de que tu ropa se manchara.

-Jajaja, voy a hacer de cuenta que lo que dijiste fue un chiste, que yo sepa además de masoquista ese tipo es nudista, nunca lo he visto con algo además de pantalones y la capa que todos llevan.

-Pues bien si tanto te empeñas en usar mi polera, quédatela.

-No la quiero, solo la uso porque no tengo otra cosa que ponerme, además me queda grande.

-No es mi problema...

-Como siempre, tú nunca tienes problemas, pero en vez de regalarme tu vieja polera debería comprarme más ropa...

-¿Perdón... por qué debería hacerlo?

-Porque me tienes secuestrada y solo tengo dos conjuntos... vamos no seas tacaño, ya pareces Kakuzu.

-Hablando de Kakuzu, él es quien suministra el dinero, pídele a él...

-¡Hey! Estás jugando sucio, sabes que él no me dará ni un centavo.

-Pues lo lamento...

-¿Es lo único que dirás al respecto?

-Si- sabia que detrás de su máscara había una sonrisa- a cambiando de tema apresúrate o llegaras tarde al entrenamiento- Luego de esto desapareció, y Akari fue directamente al claro. Konan se acercó a Akari.

-Bueno, el otro día demostraste un gran talento, a partir de hoy empezaras a practicar con nosotros, debes elegir un contrincante, estuve evaluando tus condiciones y personalmente creo que te convendría Deidara, ya que su chakra es de tierra y el tuyo de rayo, pero eres libre de elegir.

-Elijo a Zetsu- Akari no sabía porque lo había dicho, ese tipo le daba miedo.

-Muy bien, suerte- Zetsu la miraba como si fuera a asesinarla, y tal vez lo haría, Akari quería atacar pero sus pies parecían clavados al piso, del cuerpo de Zetsu salieron ramas, Akari las esquivó. Luego Zetsu desapareció en el suelo y reapareció detrás de ella, Akari volteó rápidamente y lo atravesó con su chidori, pero esto no pareció afectarle en lo más mínimo, varias ramas se prendieron de su cuello, sus pies habían perdido el contacto con el suelo y sabía que Tobi la estaba mirando, ¿Estaría decepcionado o feliz? Su vista empezó a nublarse.

-Zetsu-sempai suéltela o se va a desvanecer- gritó esa infantil voz que tanto conocía, ¿Por qué lo había detenido? Era una obviedad que no la mataría, ya que así eran las reglas, tal vez fue para evitar que se desmayara, pues ya no tenía importancia, aun no lo podía creer había perdido. Konan se acercó.

-¿Estás bien?- En su mirada se percibía la lástima.

-Sí.

-Debiste hacerme caso.

-Tampoco lo hubiese vencido, aun no estoy al nivel.

-Pero hubiese sido un comienzo más fácil.




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