Capítulo 9

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Akari se levantó con un entusiasmo indescriptible, todos dormían incluyendo a Obito. Siguiendo la rutina se dirigió a la cocina. Aun recordaba que a Obito le gustaban los dangos, así que decidió hacer algunos para después del almuerzo, sabía que Kakuzu se enojaría mucho cuando se enterara de que había gastado más de lo dispuesto para el día y eso le causaba mucha risa. Lo más divertido era que aquel extraño grupo de criminales fueran divertidos, bueno aunque también rayaban con la locura.

-¿Qué haces?- esa voz...antes de voltear a verlo, Akari ya sabía que era Obito

-Dangos, los he hecho porque sé que te gustan- comento entusiasmada Akari

-¿Los has hecho para mí?-La pregunta de Obito hizo que Akari se sonrojara.

-¡No!- dijo nerviosa- Lo que quiero decir es que supuse que si a ti te gustaban, les gustarían a todos.

-¿Por qué hablas tan rápido? Pareces nerviosa...- comentó intentando parecer inocente y conteniendo la risa.

-¡No estoy nerviosa!-soltó muy exaltada

-Tu ropa ya se ha secado y aun tienes mi polera ¿Te la quedarás?- Al parecer solo quería avergonzarla, de un tema incómodo había pasado a otro aun peor.

-Pensé que me la habías regalado- Akari no quería admitir que quería quedársela, la hacía sentir muy segura, además todavía tenía el perfume de Obito.

-Y yo pensé que la habías rechazado y que querías que te comprara ropa.

-No recuerdo haber dicho eso- mintió Akari- además Kakuzu no admitirá que gaste en ropa.

-Tienes razón- Akari sintió un gran alivio al percatarse de que Obito le había creído. Este empezó a reírse a carcajadas.

-¿Qué es lo que te hace tanta gracia?

-Es divertido como piensas que me has engañado, pero lo que más me hace gracia son tus sonrojos y tus titubeos ¿Por qué te sonrojas?- susurró muy cerca de ella, fingiendo no entender la situación.

-Deja de comportarte como un idiota- dijo empujándolo- y no sé porque me sonrojo- muy avergonzada siguió con los dangos. Pero Obito no dejaba de molestarla, cuando no hablaba empezaba con las payasadas.

-Ya basta eres peor que un niño- Akari ya había perdido la paciencia.

-Tobi es un buen chico, Tobi se asusta cuando Akari-sempai se asusta.

-No hay nadie deja de fingir, sabes a veces me irritas tanto, ahora dime ¿Por qué estas comportándote de esa forma?

-Solo quería divertirme antes de irme.

-¿Irte? Además ¿Por qué te divierte tanto molestarme?

-Si tengo unas misiones con Deidara, y en repuesta a tu segunda pregunta, me gusta molestarte porque te sonrojas y te ves linda- Akari se giró esperando verlo desaparecer, pero él seguía ahí solo para incomodarla y parecía retarla a decir algo, pero para su mala suerte se volvió a sonrojar y volteó la cara para que no pudiera verla.

-Así que hoy no podremos entrenar- dijo intentando cambiar de tema.

-No a la mañana, pero tal vez regrese a la tarde.

-Bien espero que puedas... Quizá hoy entrene con Konan y el resto...-Hizo una larga pausa-¡Eres el líder! ¿Por qué tienes que irte?- Rápidamente se tapó la boca, odiaba cuando las palabras se escapaban de sus labios.

-Ahora eres tú la que parece una niña, ¿Por qué quieres que me quede, acaso me extrañarás?

-Deja de ser tan creído, ni que me cayeras tan bien, solo quería que me ayudaras con mi entrenamiento.

-Haré de cuenta que te creo.

Luego del desayuno Obito y Deidara se fueron, y el resto empezó con el entrenamiento, Akari decidió que no entrenaría, sabía que si se enfrentaba a otro akatsuki volvería a perder y no quería que eso sucediera, así que decidió dar una caminata por el bosque, no sin antes haberle pedido permiso a Konan, esta solo le había dado media hora, así que iba a aprovechar su paseo al máximo.

El bosque era una hermosa visión, Akari empezó a recolectar flores y para su suerte también encontró unas fresas que más adelante le servirían para hacer un pastel, cuando se agachó a recoger las fresas alcanzo a ver una pequeña marioneta de madera que tenía en la boca un papel ¿Seria de los ninjas de la hoja, acaso estarían buscándola? Akari empezó a desarrugarlo torpemente.

-Estaré en el lago de este bosque, mañana en la madrugada, no les digas a los demás- Leyó toda la nota y era muy misteriosa ¿Quién la habría escrito? No importaba quien era el autor de la nota, iba a ir. Se guardó la nota y regresó a la casa, apenas entro vio a Hidan abriendo la heladera.

-¿Qué crees que estás haciendo?

-Voy a comer un dango- esto lo dijo como si fuera una obviedad.

-¡No te atrevas a tocarlos! No son para ti.

-¿Y para quién son?

-Son para O... ¡Son para todos! Así que los comeremos cuando lleguen Tobi y Deidara.

-Ok... loca- dijo para sí mismo. Hidan se fue y apareció Konan.

-¿No entrenarás más?

-Si, pero no ahora, prefiero entrenar a solas, al menos mientras siga siendo tan débil.

-No debes avergonzarte, siempre habrá shinobis más fuertes que tu.

-Gracias por tus intentos de levantarme al ánimo, pero no me da vergüenza solo considero más rendidor el entrenamiento a solas.

-Si deseas volver a entrenar con nosotros eres bienvenida.

Akari no veía la hora de que llegara Obito, recién a la hora de la cena llegó, el y Deidara parecían agotadísimos, lo que significaba que esa noche no podrían conversar, así que sirvió la cena rápidamente y luego los tan esperados dangos.




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