Capítulo 19

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Como informé el capítulo anterior, este capítulo será de Obito, espero que les guste  :D

Aún no me termino de acostumbrar a esto- dijo Obito mientras se sacaba la venda, por fin el día había llegado, su ojo empezó a dolerle, rápidamente corrió de su cama al baño, su reflejo en el espejo parecía el de un desconocido ¿Quién era él? Pues ahora era toda una rareza, en su ojo izquierdo había despertado un rinnegan, estaba un tanto orgulloso, ya que el único capaz de hacerlo había sido Madara. Obito salió del baño, ya había gastado suficiente tiempo mirando su nuevo ojo, y ahora le parecía una incoherente frivolidad, Akari empezó a moverse entre las sábanas, pronto iba a despertar, lo que significaba que el tiempo lo apremiaba. Presurosamente se puso la máscara y la capa, su rutina era aburrida, incómoda y hartante, siempre poniéndose máscaras ante cualquier situación, estaba empezando a sentir un desgaste emocional por no poder mostrarse espontáneamente y solo ser el mismo. Salió de la habitación, intentando evitar todo ruido posible. Al bajar las escaleras, avistó que Pain lo estaba esperando, como habían pactado.

-¿Has llevado a la sacerdotisa al lugar que te he pedido?-Comentó con frialdad Obito.

-SI, ya puedes empezar- Pain respondió de la misma manera. Como todos sus encuentros con Pain, fue corto, raramente intercambiaban más de dos diálogos, ambos preferían ir al punto y volver a sus deberes habituales. De hecho ni siquiera hablaba mucho con los demás akatsuki, tal vez con quien más hablaba era con Zetsu, bueno obviamente sin contar Akari. Aunque nunca había sido una persona de muchos amigos. Pain se había retirado, y así era mejor, Obito tampoco acostumbraba trabajar en conjunto, a menos de que se tratase de algún Zetsu y aun así le incomodaba. Obito abrió la puerta, Satomi no se dignó a levantar la cabeza, y según lo que le contó Akari también con ella había pasado lo mismo. Pero él estaba preparado, si lo que intentaba era atravesar sus barreras no lo lograría.

-Levanta la vista-Ordenó Obito, Satomi fingió no escucharlo, y esto lo irritó demasiado, sabía qué tipo de presión debía aplicar, quería quebrarla emocionalmente, ya no quería volver a ver esa tranquilidad en su rostro, no después de lo que había hecho, aquel día Akari había llorado, era imposible no darse cuenta, por esa razón no iba a tener compasión- Esto es un tanto aburrido, tal vez sea más divertido en mi dimensión- dijo mientras los absorbía.

- ¿Tu dimensión? –Tal como predijo ya empezaba a funcionar, y eso que aún no habían llegado, su desesperación empezaba a crecer- ¿En dónde estamos? –Dijo mirando el entorno, a su alrededor habían muchas flores, había una tensionada paz en el aire.

-¿Aquí naciste? ¿Acaso no reconoces al País de la Cascada?- Obito había creado una ilusión en su dimensión. De pronto una joven de cabello verde empezó a acercarse.

-¿Mitsuki? ¿Por qué esta aquí? ¿Qué piensas hacerle?- habían muchos factores que no le permitían caer en la cuenta, uno de ellos y el más importante era el miedo, el tiempo que tardara en descubrir la ilusión le mostraría a Obito cuan débil era... y cuáles eran sus debilidades.

-Nada le pasará a tu hermana si cooperas.

-¡No te acerques Mitsuki!

-No puede escucharte, está bajo un genjutsu, después de lo que has hecho me ha dado la ligera impresión de que no tienes la más mínima gana por cooperar, y entonces he pensado que tal vez cooperarias si tu hermana te lo pide.

-Mitsuki jamás me pediría eso.

-No hacen falta palabras para hacerlo- Mitsuki empezó a caminar hacia Obito, este señalo una roca, la peliverde la levantó, su cara no tenía expresión, la ilusión era muy real- Si te niegas, tu hermana romperá su linda cabeza con esa roca.

-¿Qué pretendes de mí?

-¿Te duele?

-¿Qué clase de monstruo eres?

-¿No vas a responderme?- dijo señalando la roca.

-¡Claro que me duele, eres escoria!

-Pero eso es lo que se espera de mí, creo que debido a eso estoy en el libro bingo junto con mi organización ¿Pero tú?

-¿Yo que?

-Se lo que hiciste no finjas más, lo que no logro comprender es... ¿Por qué una sacerdotisa llena de luz, pura y de tu nivel puede ser tan manipuladora, llegando a escarbar en los temores de la gente para usarlos a su favor?

-No sé a qué te refieres...

-Wow, esto me duele a mí también-Obito cerró su mano y la ilusión se golpeó la cabeza con la roca, sangre empezó a brotar, se veía muy real.

-¡Ya basta!-exclamó mientras apretaba sus párpados y algunas lágrimas caían.

-Ya deja de llorar, esto es incómodo para mí- dijo con su voz infantil.

-Pero si esto ha sido culpa tuya.

-Tampoco me cargues con todo a mí, como si fueras tan inocente...

-¿Todo este alboroto es por aquella chica?

-Solo te diré que debes aprender a morderte la lengua en algunos momentos.

-Así que es por ella... si lo que quieres saber es...- La voz de Obito la interrumpió.

-Yo hago las preguntas, lo que quiero saber es ¿por qué la has tratado de esa forma, si ella ha hecho todo lo posible para tu comodidad?

-Tengo tres motivos... el primero y más importante, porque solo así puedo romper las barreras mentales, y necesitaba información sobre mis captores, el segundo, para protegerla, y el tercero para que no eligiera el gris.

-No comprendo tus últimos dos motivos, deberías explicarlos.

-Parece que lo estas disfrutando mucho, con lo de gris me refiero a que en la vida solo puedes ser bueno o malo, no puedes estar en el medio, ella debe elegir, y con el segundo motivo, me refiero a que tu no le haces bien, la estas perjudicando, eres un criminal y no creo que cambies, además en el caso de que lo hagas, deberás pagar tus crímenes, y ahora es donde empieza el dilema ¿La arrastrarás contigo? ¿Harás que sea la vergüenza de la aldea? Sabes la gente tiende a maltratar a los criminales que son descubiertos, prácticamente seria tu culpa, si ella cayera contigo.

-¡Cállate!

-Es una pena que hayas perdido la calma, supongo que ya no podré hacerte entran en razón, nunca creí que tú que pareces frio reaccionarias igual que ella. No puedo leer tu mente, pero misteriosamente sé que estas desesperado, hay un caos allí dentro- dijo señalando su cabeza. Obito que estaba enojado empezó a hacer que la ilusión se golpeara la cabeza, la sangre mancho la cara de la sacerdotisa- Creo que me has subestimado, tal vez no tenga mucha fuerza física, pero puedo percibir tus engaños, sé que es una ilusión ¿Cómo has podido creer que con tus cortos años de vida podrías engañarme? Conozco las sombras del mundo, de otro modo no podría combatirlas

-Pero has llorado-dijo Obito atónito.

-Eso ha sido actuación, solo quería conocer tu carácter un poco más, no me malinterpretes no pretendo ser la villana, solo te digo el daño que le estás haciendo a esa ingenua chica.

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