Me desperté esta mañana sin ganas de ir al súper, quisiera seguir recostada pero ya se bien que si no voy a hacer "la pequeña cola" luego voy a tener que comprar los artículos que necesito revendidos o bachaqueados como coloquialmente diría cualquier amigo mio ¡a lo venezolano! De repente siento toques en mi puerta y me volteo aun somnolienta para ver a mi mamá frente a mi.
Marta, ya son las 5:15 de la mañana y tienes que ir a hacer la cola, a ver si por fin dentro de los últimos meses podemos comer pasta. -dijo ella-. Vamos apurate ya debe haber mucha gente adelante.
Me levante de mi cama y fui corriendo al baño para tomar una ducha lo mas rápido que me fuese posible; al salir del baño me pongo lo primero en encontrar, un viejo pantalón de blue jeans, una chemise rosa fuerte (fucsia) y unos zapatos deportivos azul y verde que últimamente se han vuelto mis favoritos, salgo corriendo de la casa y me despido de mi mama como cualquier otro día con un rápido beso en la mejilla.
***
Me dirijo a tomar el autobús tratando de no toparme con ningún estúpido antisocial, (ya que no me alcanza el dinero para un taxy) y no quiero que me roben o me dejen sin vida por la chatarra que tengo de teléfono, paso un rato en la parada y por fin pasa un autobús pero para mi mala suerte, no hay espacio y pasa frente a mi sin detenerse. Espero impaciente que pase un autobús pero tarda mucho.
Al fin pasa un autobús y me monto, camino hasta la parte trasera, me siento y saludo a una vieja compañera de liceo con la que tuve algunas contiendas, pero ya no hay rencores.
Es una hermosa chica, de tez pálida, con el cabello largo hasta las caderas, y una pequeña figura. Ya hace tres años que no la veía, desde que se fue a vivir a su ciudad de origen con su padre, me acerco hasta ella para saludarla.
Hola Ly. -le digo para que me vea. -¿como estas? Hace ya un tiempo que no te veía.
Hola Marta. -dice sonriente, notó que tiene un aparato dental. - que alegría verte, ya sabes, volví para ver a mi madre.
Luego de charlar un rato con ella, llegamos a mi parada, ya es tarde ¡DIOS! Voy corriendo hacia el súper y veo la enorme cola, que mas queda le doy tres horas a salir de aquí con algo comestible, de verdad deseo comer otra cosa que no sea arroz blanco con tajadas de plátano, esta situación es cada vez mas crítica, como dice el refrán venezolano «estamos en el tiempo que mono no carga a su hijo, y si lo carga es un ratico» salgo de mis pensamientos por el enorme bullicio que se forma a mi alrededor, así es, una pelea entre bachaqueras.
Una de ellas tiene una navaja, me da miedo a pesar de estar entre las últimas personas; esas viejas no le tienen miedo a nada y si se les acerca la policía, capaz que uno de ellos sale herido también, trato de esconderme de esas mujeres pero la curiosidad me esta matando, decido acercarme a ver; la sorpresa invade mi rostro, a una de esas mujeres yo la conozco y la verdad no esperaba verla aquí. Bueno tal vez pero no peleando.
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Relatos De Un Venezolano.
RandomEsta es la historia de Marta, una muchacha Venezolana que todos los días tiene que enfrentarse a la inseguridad que hay en su país, se despierta cada miércoles a las cinco de la mañana, cuándo le toca a su número de cédula para ir al supermercado a...