Capítulo 5

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Él empieza a mirarme con deseo y eso no me asusta precisamente, ya ese tipo de miradas dejo de causar algún tipo de efecto en mí la verdad, es estúpido seguir sintiendo algún tipo de sentimiento hacia una persona que todo lo que te supo hacer en verdad fue daño. Dejo de mirarlo y empiezo a ver hacia el frente a esperar pacientemente que llegue mi turno en la estúpida cola.

Después de haber esperado alrededor de una media hora, lo cual fue bastante rápido a mi parecer, la señora de la caja me entrega todo en una bolsa, yo le pago, le agradezco y me alejo de allí, claro, no sin sentir que Brayan se ha quedado mirándome mientras me alejo, salgo de aquel súper-mercado y camino hacia la estación donde hace su parada la "buceta bolivaríana'' o "la roja'' o "el yutón'' que no llegará sino hasta la siguiente media hora y hay una cola no mayor de quince personas (si, también hacemos cola para tomar ese bus porque es más barato que pagar un taxy o cualquier otro bus). Así que con lo que me resta de dinero, lo cual no es mucho prefiero caminar hasta mi casa y comprarme una barquilla en el camino ¿y quién sabe? Tal vez visite a Danyela de camino a mi casa total y no son más de las nueve de la mañana, ella suele levantarse temprano así que espero que hoy no haya sido la excepción.

Me detuve en una tienda de frutas, porque la verdad desde hace muchos días muero por comerme una fruta deliciosa como el cambur o cualquier otra, al hacer mi parada allí veo un chico moreno con la espalda marcada bajo su guarda camisa con los tres colores creo que de la representación rastafari, ya saben: Bob Marley y su incansable batalla para que legalizaran la marihuana en su país. Y volviendo al chico de la espalda marcada y de un notable esfuerzo en el gimnasio me le quedo mirando un momento y luego después de tomar unos aguacates que no se ven tan deliciosos como sus preciosos labios gruesos ahora mismo camina hacia afuera y yo volteo hacia otro lado y hago por fin mi entrada a la tienda, él me ve, yo solo intento no verlo porque me derrite toda su belleza masculina y camino hacia donde están las ciruelas, mientras pienso: JUSTO HOY DECIDI VESTIRME COMO TODA UNA MAMARRACHA, JUSTO HOY.

Al parecer el chico no le presta mucha atención porque camina hacia donde están las manzanas y si, están al lado de las ciruelas ¡COÑOOOO! Me mira y como si no tuviera ya la bolsa de lo que necesitaba en las manos me pregunta:

-¿Sabes dónde puedo encontrar unos buenos aliños para una sopa de res? ­–dice y yo veo nuevamente su bolsa, para asegurarme de que no se esté burlando de mí y no, no lleva aliños.

-Aquí no, precisamente, pero en el mercado venden muy buenos aliños de todos tipos: aliños verdes, ajíes, ya sabes todas esas cosas que le dan un buen sabor a la comida. –dije sin dudar. No soy la mejor cocinando, pero algo aprendes cuando tienes una hermana floja y un estómago que alimentar.

-Vaya, creo que no me equivoque de chica al preguntar. – dijo sonriente. – deberías llevarme allí, así no me pierdo, es que no soy de aquí. – me guiño un ojo. Oh Dios mío este hermoso niño de ojos verdes ¡ME GUIÑO UN OJO!.

-No puedo, estoy algo apurada y aunque no lo estuviera no te acompañaría.- ¿qué es lo que acababa de decir? Ese niño lindo me estaba invitando a acompañarlo y le dije que no.- Lo siento, hasta pronto.- dije sin esperanzas de volverlo a ver.

Mientras salía de allí sin haber comprado nada, me tomo del brazo y dijo: -Al menos deberías decirme tu nombre, para poder ubicarte luego. –dijo, sonriendo nuevamente.

¿Qué le pasa a este chico? Pensé, mientras me liberaba de su agarre y le dije: -No está dentro de mis intenciones volver a verte. -dije sin pensar y salí caminando erguida de allí, acababa de rechazar al chico más guapo que volvería a ver tal vez jamás.

Claro sino fuera porque cuando llegué a mi casa esa tarde me encontré a mi prima/mejor amiga con ese fulano.

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