Capítulo 17

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Narra Marta.
Bradley me miraba confundido mientras yo dejaba fluir toda mi arrechera en una mirada que entendería perfecto la razón del que este confundido, así que deje de mirarlo y volteé hacia otro lado.

-Marta, ¿que pasó? ¿que dijeron esas dos mujeres para ponerte en ese estado? -decía Bradley mientras yo esquivaba su mirada.

Era perfectamente posible que mi primo hubiese asesinado a alguien, y el que no le contara a nadie seria perfecto, pero mi pregunta era porque razón aquellas mujeres que a mi parecer eran unas completas extrañas sabrían eso y nosotros su familia no. Tal vez fuera una completa mentira, solo eso, lo mejor seria olvidarme de esas palabras, total, nada ganaba con torturarme ya mi primo estaba muerto.

Bradley se me acerco y yo no me moví de donde estaba, lo volteé a ver y sus ojos verdes estaban llenos de preocupación, ¿por qué se preocupaba tanto por mi? Yo ni siquiera me consideraba su amiga.

-¿quieres saber que dijeron esas mujeres? Dijeron que mi primo merecía haber muerto como murió, ¿¡que clase de ser humano dice algo como eso!? -me altere- ¡ESTAMOS EN UN FUNERAL POR DIOS! -señale el lugar en que nos encontrábamos- ¿por qué demonios le desean algo así a una persona? -dije en un hilo de voz con la cabeza gacha- nadie merece morir así, Bradley, nadie -dije con los ojos cristalizados y él me abrazó.

Me abrazó así, sin decir nada, brindandome su apoyo como dijo que lo haría, en silencio, pero no se fue aún después de haberlo visto como lo vi, ni de haberle gritado como le grite.

Un sollozo bajito salio de mis labios y me limpie las lágrimas que se me habían escapado de mis ojos.

-Lamento mucho haberte gritado Bradley, es solo que... -hice una pequeña pausa- era mi primo, murió, y esas niñitas idiotas dijeron...

-No hace falta que digas nada más Marta, entendí todo lo que dijiste, estas sufriendo y ellas vienen aquí y se burlan de tu dolor, te entiendo perfectamente -dijo interrumpiendome y tomando mi rostro entre sus manos, su cara a solo centímetros de la mía y por un momento creí que me besaría.

Lo que me daba miedo no era que me besara, sino que si lo hacia yo no iba a poder resistirme.

-¡Marta! -grito Nohemí interrumpiendo la escena y nos apartamos rápidamente- oh -dijo Nohemí comprendiendo lo que estuvo a punto de pasar, miro hacia otro lado apenada- estem, tu tía Clemencia me mando a llamarte que vayamos a comprar una tetica de café para darle a esta gente.

Reí nerviosa y hable.

-Yo traje café, en mi cartera hay una tetica, supuse que mi tía viniendo de tan lejos, en lo menos que pensaría seria en eso. -hable rápidamente, roja de los nervios frente a Bradley, le tomé la mano a Nohemí y nos encaminamos hacia dentro, dejando solo a Bradley.

¿Que habría pasado si Nohemí no llegaba en ese momento? No lo supe, nunca lo sabría.

Narra Bradley.

Nohemí había llegado en el momento justo, le había hecho solo hace unas horas una promesa a Marta y había estado a punto de romperla ¿que diablos me pasaba con esta chica? Tengo que aprender a controlar mis impulsos si quiero tenerla aunque sea de amiga, ella estaba rota, completamente. Es decir, es un familiar fallecido, no es para menos estarlo, pero me partía el alma verla así.

Quiero sanar su dolor, quiero que deje de pensar en eso de algún modo, es una gran chica y no merece estar así.

Después de dos minutos de ver que se adentraron a la funeraria, saque un cigarrillo y lo encendí, necesitaba dejar de pensar en sus labios porque sino lo hacia en algún momento perdería el control y la besaría, como si tuviera sed y supiera que en su boca hay agua.

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Estuve un rato mas afuera de aquella funeraria porque no me decidía a entrar y volver a hablar con Marta ¿como la consolaría? ¿acaso iba a decirle que estaba en un mejor lugar? Estoy completamente seguro de que no es lo que quiere escuchar, ella solo quiere que la muerte de su primo no quede impune, pero si vivimos en Venezuela ¿que esperanza tenemos de que eso pase? Una entre un millón, la impunidad en este país es algo que se ha vuelto completamente normal.

Iba por el tercer cigarrillo, y aun así no dejaba de pensar en sus ojitos color café que me quitaba el sueño.

Había visto pasar a un motorizado frente a aquel lugar ya dos veces examinando el lugar ¿que quería aquel chamo? Supongo que estaría pensando en robarme, así que antes de que me vaya a quitar mi caja de cigarros (que cabe destacar era lo único que llevaba encima) me adentro al edificio fúnebre, solo a vagar en los pasillos sin hablar con nadie.

Vi a Marta sentada en uno de los asientos hablando con un chamo corpulento con un afro castaño, hablando y riendo, él estaba logrando lo que yo no había logrado en días, me dio mucha rabia y tuve que repetirme que ella no era nada mio, que podía reírse con quien quisiera, que ese era su problema.

No supe en que momento empecé a caminar hasta estar al frente de Marta y aquel hombre de quien no conocía el nombre.

Ambos me miraron confundidos y le dirigí una mirada seguramente fulminante a aquel cabeza de bombillo, así es, soy terrible con los apodos.

-Ehm Marta, quisiera... Hm... -no sabia que decirle para que se alejara de aquel idiota- ¿Me regalarías un café? -hice la primera pregunta que se me vino a la cabeza, ¿en serio, café?

-¿no hay nadie mas a quien pedirle? Estoy ocupada, si es que no se nota -dijo señalando al chamo y a si misma.

-Por mi no hay problema polar, puedes ir a darle café al pobre chico y venir nuevamente -dijo el mamawebo con un tono de superioridad casi imperceptible, alzo una ceja en mi dirección dándose cuenta de como lo veía, espera ¿polar? ¿que clase de apodo es ese?.

-Ok, vamos -dijo Marta tomando mi mano para salir casi corriendo en otra dirección donde seguramente estaría la cafetera, sentí un cosquilleo cuando tomo mi mano pero no la solté en ningún momento, me gustaba la sensación.

-¿por qué motivo, razón o circunstancia mirabas así a mi amigo? -dijo cuando llegamos a un pasillo aparentemente vacío y soltó bruscamente su mano de la mía?

-Espera un momento -dije divertido por su cara roja de la rabia- en ningún momento lo mire mal, lo mire como miro a todo el mundo -expliqué e hice una pregunta tonta para salir de aquel aprieto- ¿y donde se supone que esta mi café? -dije con una sonrisa que era prácticamente incontrolable cuando estaba con ella.

Mi sonrisa pareció enfadarla aun más, porque puso sus manos en su cintura y me miro desafiante.

-Te va a dar café la abuela tuya -me señalo con el dedo y yo sonreí aun mas, que perfecta era cuando me insultaba, se dio media vuelta para irse pero la detuve tomándola por el brazo y acercándome a ella.

-No te enojes conmigo, por favor -y a solo centímetros de su cara, sentí deseos de besarla y ella me miro los labios sin decir nada y diciendo todo.

Me aparte y salí de ahí, ella grito un insulto pero no la escuche, si me quedaba allí mas tiempo cerca de ella le iba a terminar fallando a la promesa. Aunque sonara tonto no le quería fallar.

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