Narra Bradley.
Yo, que siempre había pensado que las mujeres eran solo para pasar un buen rato y ya, no podía dejar de pensar en aquella chica que se encontraba en la habitación de mis primos. Era una malhumorada chica hermosa, de esas que son hermosas pero no lo saben y esas chicas, ese tipo de chica era imposible no enamorarse.
Con aquel cabello hasta las nalgas, sus gigantescas nalgas que me habían tenido atrapado cuando la vi en aquella tienda de frutas. Wow, si yo fuera su novio, no la dejo salir en aquella pinta, tan descuidadamente hermosa.
En fin, no podía seguir pensando en ella, yo tenía una vida lejos de este pequeño pueblo y una chica, aunque estuviera tan buena como ella lo estaba, no me iba a hacer quedar. Me esperaba mi papá en Caracas, me esperaba la academia militar donde me terminaría de formar, y antes de la academia me esperaban chamas que cojerme en las discotecas de Caracas.
Aquí afuera se estaba mucho mejor que en aquel cuarto de mis primos, parecía que Nohemí y Marta se fueran a matar en cualquier momento y luego empezaran a reírse como si minutos antes no se fuesen dicho "perra" la una a la otra. Nunca iba a entender el tipo de relación que ellas tenian, es decir, las mejores amigas no se tratan de "perra" ¿no es así?, en fin que iba a saber yo de eso.
Tomo mi telefono y le escribo un mensaje a mi mamá, que está recluida en un centro penitenciario. Y si, ella tiene un telefono justo donde está.
Yo: ¿Mamá?, ¿Como estás? me dijo mi papá que fuera a verte, iré este fin de semana.
Esperé unos minutos a que respondiera mientras hablaba de cosas sin importancia con mi tío Bernardo, quien como siempre mantenía su cintura redonda que según él atraía más a las mujeres que todos esos musculos en los que yo malgastaba mi tiempo, yo solo podía reírme ante todas sus ocurrencias, cuando de repente mi teléfono vibro en mi mano y efectivamente era mi mamá.
Mamá: No, no vengas, este lugar es muy feo hijo, te prometo que me mantendré en contacto, hablamos luego, te amo.
Ese fue el típico mensaje que esperarías recibir de una madre que no quiere a su hijo, que dejo de quererlo hace mucho, ese era el tipo de mensaje que sin importar cuantas veces lo recibiera, lograba volverme a partir el corazón como la primera vez.
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Relatos De Un Venezolano.
RandomEsta es la historia de Marta, una muchacha Venezolana que todos los días tiene que enfrentarse a la inseguridad que hay en su país, se despierta cada miércoles a las cinco de la mañana, cuándo le toca a su número de cédula para ir al supermercado a...