Capítulo 24

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Narra Bradley.
Habían pasado dos días desde que Marta se había dejado besar por mi y desde que ese día se había no había vuelto a ir a la casa. Por eso yo estaba pegando gritos en la puerta de su casa hasta que por fin salio Marta.

Pero no una Marta como la conocía, con su pelo largo suelto y sus pantalones normalmente ceñidos. Una Marta, con un moño despeinado, un mono ancho y con cara de "¿que coño estás haciendo aquí?"

Y cruzando los brazos, lo dijo:

-¿Que coño estás haciendo aquí?.

Sonreí, como un gafo porque se veía hermosa con su cara normalmente molesta.

-No te emociones, no estoy aquí por ti... -hice una pausa pensando lo que diría, se le abrieron un poco mas sus ojos sorprendida- estoy aquí porque Nohemí mando a decirte que le prestes la blusa que siempre le prestas.

Que estupidez acababa de decir, ella le preguntaría a Nohemí si iba a salir y aparte ellas dos se contaban todo, incluso Marta vivía mas en la casa de mi tío por ir a visitar a Nohemí que en su casa propia.

-Eeh, eso no era, disculpa, es que, es que... -tartamudee, tratando de pensar en una excusa y ella sonrió sínica, baje la mirada intimidado por ella- sabes que? Lo olvidé, dejalo así. -dije, dando la vuelta para irme.

Ella me abrazó por detrás llegando apenas a mi cuello en estatura, poniéndose en sus puntillas susurro en mi oído, escalofriandome:

-No te vayas.

Sentí un calor recorrerme todo el cuerpo, esta versión de ella no la conocía. Me volteé y vi sus ojos más de cerca, los tenia rojos, tal vez tenía alergia o... Ay no.

-Ven, vamos a divertirnos. -dijo, tomando mi mano y llevándome dentro.

-Eeh, ¿que se supone que vamos a hacer? -pregunte, deteniendome en la puerta.

Ella se acerco, sonrió sádicamente y tomo mi cara entre sus manos:

-Lo que yo quiera -dijo remarcando el «yo» viendo mis labios sin parar de sonreír, me jalo hacia dentro y cerro la puerta.

Me sonrió, camino hasta un multimueble que estaba en la sala, tomo un libro y me lo ofreció. No lo agarre.

-Agarra pues -dijo casi seria, mire la portada, era un libro de matemáticas, hasta donde yo sabía ella no estudiaba.

-No. -dije, numero uno: no me gustaban las matemáticas, numero dos: esto no parecía ser correcta estábamos solos y encerrados en su casa. Aparte Marta parecía no estar en sus cinco sentidos.

-Tomalo o te daré un librazo.

-No. -ella amenazo con pegarme sino lo tomaba así que lo tome cautelosamente.

-Abrelo. -dijo seria.

-¿Para que? -pregunte dudoso. A lo que ella rodó los ojos. Marta cambiaba de humor en un segundo, afuera estaba seduciendome para que entrara aquí con ella y ahora parecía estar molesta porque no quería abrir un estúpido libro. -¿para que quieres que lo abra? A mi no me gustan las matemáticas, si necesitas ayuda para esto dile a Nohemí, a mi preguntame cosas que si sepa, no puedo ayudart...

Me interrumpió a mitad de mi discurso innecesario lanzándome un peluche que no logre esquivar y no supe de donde lo saco.

-Callate de una vez y abre el libro, coño. -dijo mirándome seria queriendo sonreír, sin disimular muy bien. Así que lo abrí.

A que no adivinan lo que encontré.

Narra Brayan.

Ayer había sido un día como cualquier otro, hasta que me llamo Marta y había alterado todo mi sistema, ay, es que, con ella no podía controlarme lograba sacarme de mis cabales y al mismo tiempo ponerme en mi sitio, es una mujer encantadora pero con un carácter muy fuerte puede ser débil y al mismo tiempo un roble para casi cualquier cosa, recuerdo muy bien el día que la conocí.

Flashback:

Estoy cansado de mi entrenador, siempre es lo mismo, nunca me enseña cosas que ya no sepa o trata de mejorar mi técnica en lucha para ser el mejor, todos saben perfectamente que soy el mejor, solo que no tengo un buen entrenador, eso es todo, para mejorar mi técnica solo tengo que cambiar mi entrenador y ya.

Me seque el sudor mientras caminaba sin fijarme por donde iba, cuando alguien se tropezo conmigo por no fijarse por donde coño iba, yo no me fije pero no tenia que hacerlo, cuando las personas me veían me abrían espacio para pasar, quien quiera que hubiera sido se las iba a ver conmigo.

-Coño e la madre, acaso no ves por donde caminas mano- no me fije a quien le hablaba, pero de solo escucharme tenia que temblar.

-¿Qué? -respondió la voz de una mujer y aparte el paño de mi vista para fijarme quien me hablaba- fijate tu por donde vas -respondió altaneramente la chama que aparentaba unos 18 años por su figura, tenia un cuerpo esbelto unas piernas bien formadas y su corazón... Su corazón era aparentemente grande *el que entendió, entendió*

Le ofrecí una disculpa y luego de darme un sermón de como no debía andar por la vida ofreciendo insultos al revés y al derecho, la acepto, la invite a salir pero se negó, sin embargo me propuse que algún día me tenia que aceptar esa salida*

En esta ocasión mas bien estaba sorprendido de que me hubiese llamado, desde que la vi en la cola de la comida no la había vuelto a ver, siempre escuchaba a mi mamá que la había visto y que estaba muy bonita y a mis panas que siempre decían que cada vez estaba mas buena pero a ella no la veía nunca, ya que yo siempre estaba en el gym o trabajando no tenia tiempo para nada mas.

Me llamo porque quería un favor, y a pesar de mis negativas ella había conseguido lo que quería.

Marta no había llamado para decir que me extrañaba, ella no era de esas.
Era peor que un ex que te llama porque te extraña, estaba retomando un camino que había dejado atras, un camino donde se perdería ella misma.

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⏰ Última actualización: Nov 25, 2017 ⏰

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