Capítulo 22

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Narra Marta.

Me encontraba en un taxy con mi hermana mayor dirigiéndonos hacia la clínica donde estaba la doctora que llevaba el control medico de mi hermana.

Ella ya me lo había explicado todo, había contraído una enfermedad transmitida sexualmente y al contárselo a mi mamá, ella lo tomo muy mal y hasta la corrió de la casa. Claro que yo hable con ella y pudimos resolver todo, las cosas estaban muy tensas en la casa, mi mamá salia todos los días muy temprano y no regresaba hasta en la noche y cuando volvía se encerraba en su habitación sin saludar a nadie.

-¡Marta! -mire a mi hermana extrañada- ya te había llamado tres veces, que le pagues al taxista mija.

Y si, yo estaba cubriendo todos los gastos de mi hermana, tanto transporte como la cita con el ginecólogo.

Saque el dinero, le pague al taxista y bajamos a la clínica, fuimos hasta el consultorio donde esperaríamos a que llegara la doctora que vería a mi hermana, quería brindarle mi apoyo en todo momento.

-Quiero preguntarte algo, sin que te molestes. -le dije mirándola, era mi hermana y la estaba ayudando pero ella podía molestarse muy fácil no quería que dejara todo hasta aquí y decidiera no verse con la doctora por algo estúpido.

-¿Que quieres saber? -me miro seria.

-¿Como?... -pensé bien las palabras que le diría y mire hacia otro lado, mi hermana tenia cara de amargada y me daba un poco de miedo aveces. -¿con quien se te contagió?

-¿y tu para que quieres saber? -la mire y siguió hablando -el hecho de que le pagues la consulta al maldito doctor no te da derecho a saber...

La interrumpí con un movimiento de mis manos. Mi hermana tenia su carácter pero tenía que ponerla en su lugar.

-Escuchame muy bien... -le dije midiendo mis palabras- eres mi hermana mayor y me preocupo por ti, te quiero aunque aveces no lo demuestre -su guardia bajo y sus ojos se llenaron de lágrimas- solo quiero saber quien fue, si estabas enamorada de ese tipo o solo fue una... Aventura de esas que tu tienes.

La ira volvió a sus ojos y empezó a mover los labios, me di cuenta que no sabia que decirme, bajo la mirada y hablo:

-Fui a una fiesta con unas "amigas" -dijo haciendo las comillas en el aire- y... Bebí mucho, había un chico muy guapo -dijo sonriendo como recordándolo- en fin, estábamos bailando y yo estaba molesta con mi novio, me deje llevar por la rabia y lo besé, luego de eso no supe que paso... Pero amanecí en su cama y con él desnudo a mi lado... -hizo una pausa- no volvió a llamarme.

Me lleve las manos a la boca por la sorpresa.

-¿Y tus amigas? ¿donde estaban ellas? -me atreví a preguntar.

-Se fueron todas a sus casas sin mi, luego me llamaron a preguntarme que donde me había quedado la noche anterior, no puedo creer que se fueran sin mi, pudieron haberme violado, bueno estuve con alguien pero no fue exactamente una violación, pero en fin.

-No puedo creer que tengas ese tipo de amigas -dije sorprendida, todas parecían muy unidas pero lo que hicieron fue traición.

-Yo tampoco.

La doctora llego y ella quiso pasar sola, me dijo que luego me diría que le había dicho la doctora, obviamente me mintió no quiso decirme nada y cuando le preguntaba evadía el tema.

Paso el día y me rendí con ella, ni siquiera me dijo que medicamentos le habían puesto.

Me fui a la casa de Nohemí, quien no estaba en la casa pero igual me quede. Mi mamá no me hablaba desde que decidí cubrir los gastos de mi hermana, mi hermana no quería decirme que le había dicho la doctora y mi padrastro estaba protestando en Caracas, a él le pagaban por ir a ese tipo de marchas.

Y si, marchaba a favor del gobierno.

Estaba en el cuarto de Nohemí con Yamiliana quien veía comiquitas cómodamente acostada en mis piernas y sus primitos estaban dormidos en sus respectivas camas.

-Buenas -saludo Bradley entrando al cuarto, Yamiliana no se movió por lo que supuse que se había quedado dormida, esta niña era perezosa a muerte. Bradley se acerco a mi y beso mi mejilla, dejando un cosquilleo allí

-Ehm, hola -salude timidamente- ¿como has estado? -pregunte.

-Muy bien ¿y tu? -sonrió, mostrando sus perfectos dientes blancos y me sorprendí cuando vi un pedazo de caraotas en uno de ellos arruinando su expresión coqueta.

Me empecé a reír.

-No tan bien como tu, que comes como los ricos -dije rompiendo a reír, aparte a Yamiliana y me acerque- mira aquí  -señale su diente y él se lo limpio con la lengua.

-Deja la envidia -dijo riendo conmigo, luego me agarro y me empezó a hacer cosquillas, caímos los dos en el suelo hasta que logre darle una patada en las pelotas.

Reí fuertisimo.

-Lo siento... Lo siento mucho -reí mas duro.

-Te vas a arrepentir -dijo y empezamos a correr por toda la casa, de repente tropezamos y le caí encima, se acerco y me beso.

No me moví, de hecho, le estaba siguiendo el beso.

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