Habían pasado dos largos meses desde la muerte de mi primo, mi tía se había ido luego de que el funeral había terminado, Bradley poco después se había devuelto a su estado porque según él, este pueblo era muy callado para contenerlo, la verdad era que así estaba mejor, no podía permitirme distracciones y Bradley obviamente me quería distraer de mis obligaciones, hace ya una semana que Nohemí se había ido a Caracas a visitar a su familia, me hacia falta un montón.
Yo estaba acostada en mi cuarto pensando en las tragedias de la vida, me moría de ganas de estar en Maracay con Bradley, digo, para ir juntos a las protestas, la verdad es que solo quería ir a las protestas, así fuera sola. Cerré mis ojos y me vi sumergida en un sueño profundo.
Narra Bradley.
Me encontraba montado en un autobús que se dirigía a San Fernando, estaba harto de estar en Maracay sin nada que hacer porque la mayoría de mis amigos se encontraban protestando y yo no podía salir a protestar porque la verdad no veía la necesidad de hacerlo, es decir, necesidad hay, no hay comida ni medicamentos. Pero amo demasiado estar tranquilamente acostado y no estar yendome a los golpes con los uniformados.
Aparte de que futuramente yo también estaré formándome en una academia militar, seria hipócrita de mi parte, siempre había soñado con ser profesor pero al crecer me di cuenta de que si quería tener un sueldo mas o menos decente me tenia que sacrificar y ser uno de los uniformados era una de las soluciones siempre y cuando no tenga que salir de mi país. Los docentes son los peores pagados en Venezuela, a pesar de que ellos forman a todo el mundo, sea doctor, enfermero, maestro o los mismos abogados, por ese tipo de cosas protestaban los demás y estaban muriendo personas pero digamos que soy un pasivo que esta en contra pero prefiere callar.
Me quede dormido llegando a Ortiz era un paisaje muy bonito pero yo llevaba despierto desde las seis am y no me apetecía seguir despierto.
Cuando me desperté ya íbamos cruzando el puente Maria Nieves, siempre me había encantado como se veía el río orinoco desde esa altura, tan majestuoso y tan descriptivo del Apure que me vio nacer, si, yo me consideraba llanero de raza y ahora quería demostrarle todo eso a Marta.
Marta, ¿por que carajo pensaba tanto en esa morena? Me tiene cautivado, ese cabello largo, esa cintura, esos ojitos color café...
El autobús se detuvo y supuse que habia llegado a mi destino me baje del mismo y tome mis maletas no traía mucho solo un morral y una maleta de rueditas. Me encargue de esta vez si traer la crema dental que le había negociado a mi tío la ultima vez que vine, sino no me iba a dar ni siquiera la cena, ahora rogaba porque estuvieran en la casa y a mi tío no se le fuese olvidado que yo venia de visita.
*****
-WEEEENAAAAS. -grite por segunda vez frente a la casa de mi tío y en eso salio mi primita Yamiliana a recibirme, me tendió las llaves por los huecos de las rejas y cuando estuve dentro me brinco encima hasta casi tumbarme.
-Hola primito -dijo lamiendome la cara, no se porque presentía que eso se lo habían enseñado Marta y Nohemí, ellas definitivamente eran raras.
Mi tío salio con la toalla envuelta alrededor de sus caderas y me saludo.
-Hola hijo -yo Sonreí devolviéndole el saludo y a Yamiliana le dijo:- ya te he dicho que es de mala educación lamberle la cara a la gente.
-No es lamber, es lamer -corregí de inmediato.
-Eso, ella me entendió, -dijo mi tío sonriendo apenado- ¿como esta todo? Yo te hacia guarimbeando hijo.
-Pues ya ves tío, yo estoy bien es gracias a que no proteste, esas cosas no son para mi...
Fui interrumpido por la voz chillona de mi prima que al parecer ya había llegado de su viaje.
-WEEENAAAAAS -grito otra voz conocida y enseguida la reconocí, y al salir la vi ahí parada y riendo como loca con mi prima mientras se abrazaban efusivamente.
-Te extrañe mucho -se decían la una a la otra.
-¿y para mi no hay abrazo? -dije abriéndoles la puerta.
-Claro que si -grito Nohemi corriendo hacia mi para abrazarme, lo contrario de Marta quien se encontraba quieta en su sitio acariciando su cabello. Me miro y me dijo:
-Para ti no hay abrazo, tal vez la próxima -dijo ella pasando por un lado sonriente- ¿y tu no guarimbeas o qué?
-Ay no, no empieces con tus cosas de política Marta -la interrumpió Nohemí. -estoy muy cansada, ¿vemos una peli?
-Si, yo hago las cotufas menor -dije sonriendo y corriendo a buscar las cotufas en la nevera.
-No si, los ricos y tal -dijo Marta poniendo sus manos en sus caderas imitando a la divaza, se veía tan linda con esa falda estampada que llevaba puesta, al diablo, ella siempre se veía linda.
Ellas entraron al cuarto a buscar la película que veríamos y cuando entre al cuarto, me senté a su lado y empezó a reproducirse la película. En pocos minutos tenia a Marta babeandome un hombro, no era esta la manera que yo quería que ella babeara por mi pero con algo teníamos que empezar, se había quedado dormida y yo aproveche a detallar sus facciones, tenia una nariz fina y unos labios pronunciados haciendo que todo en ella se viera jodidamente bien. De repente quise besarla, pero si lo hacia se despertaría y aunque sonara raro la quería ver dormir, despierta era genial pero dormida era adorable.
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Relatos De Un Venezolano.
AléatoireEsta es la historia de Marta, una muchacha Venezolana que todos los días tiene que enfrentarse a la inseguridad que hay en su país, se despierta cada miércoles a las cinco de la mañana, cuándo le toca a su número de cédula para ir al supermercado a...