Hace tres días que no veo a Harry, desde mí vuelta al trabajo he estado liadísima y los dos no hemos tenido tiempo de poder vernos, eso sí, Harry me ha llamado todas las noches. Ahora estoy clasificando todos los productos de la estantería de las brochas. Salgo a tomar un sándwich vegetal a la hora del almuerzo, recojo todo en el cierre, me pongo la chaqueta y me monto en el coche. Cuando llego a casa enciendo la calefacción, el sol se ha esfumado por completo, en Londres los días de sol están contados nada comparado con el de España, que vivimos en un constante verano.
Me pongo mi pijama y mis zapatillos con pelo, parezco un gato persa andante, camino por el pasillo con más estilo que una modelo de Victoria Secret. Estas zapatillas son lo más cómodo del mundo, tan blanditas que parece que estés caminando sobre nubes. Me tiro al sofá y me relajo, agarro el mando y enciendo la televisión, cierro los ojos, por fin un poco de relajación. Casi me quedo dormida, hasta que escucho el timbre, ¿quién coño llama a estas horas?.
Abro los ojos y me levanto del sofá como si fuera una foca, agarrándome al respaldo para poder levantar el culo. Llego hasta la puerta, quito el pestillo y abro. Me maldigo por haberme puesto este pijama y estas zapatillas cuando la persona que veo al otro lado de la puerta, es Harry, con una botella de vino en una mano, y una enorme bolsa de Nando's en la otra.
Antes de que pueda hablar suelto:
-Siento que tengas que verme así.- me señalo mi conjunto de niña de 13 años.
-Sigues estando preciosa, así o con un vestido ajustado y unos tacones.- dice seriamente mirándome.
-Pasa. - le abro paso, entra y se queda en medio del recibidor.
-He traído cena, espero que no hayas cenado todavía.
-Has tenido suerte.- sonrío y lo llevo hasta la cocina.
Deja las bolsas sobre la mesa y saco dos copas para el vino, ha traído el único que me gusta, y dos platos.
Me acerco a las bolsas, me muero por comer y esto huele de lujo.
-He traído un poco de todo; Chicken Drumsticks, Chips, Creamy Mash y tarta.
Me rugen las tripas, nos sentamos en la mesa de la cocina y me pongo manos a la obra.
Disfruto de mi comida, mientras a él le divierte verme comer.
Levanto los hombros en forma de pregunta.
-Me gusta verte comer.- frunzo el ceño y mantengo el tenedor frente a mi boca.- Da gusto verte comer, las mujeres siempre estáis tan preocupadas por comer carbohidratos por la noche, tú en cambio, te lo comes y punto. -suelta una carcajada.- Pareces una ardillita agarrando el muslo.
-Que te den. -le suelto en español y le señalo con el muslo de pollo mientras me río.
-¡Eh! No me hables en idiomas que no puedo defenderme. -dice y me pellizca la nariz suavemente.
Le suelto mil cosas en español y el se queda a cuadros, no entiende nada de nada pero se anima a decir unas cuantas cosas en español cuando se lo pido.
Me río a carcajadas cuando lo oigo decir las típicas palabras que un guiri sabe, con ese acentillo británico que me encanta.
Me cuenta mil cosas sobre el y yo le cuento sobre mi, nos reímos y conocemos cosas sobre el otro. Nos echamos en el sofá y mientras que él me acaricia el pelo, yo le acaricio el brazo suavemente. No nos hace falta tener sexo en este momento, estamos a gusto y disfrutando de el poco tiempo que tenemos para estar juntos. Me doy cuenta de que Harry me provoca miles de sentimientos, cuando le tengo cerca, cuando me besa, cuando me hace el amor, me pone el corazón a mil.
El sigue contándome mil historias suyas y yo las escucho encantada, poco a poco le voy sacando cosas sobre como se siente, necesita a alguien que le escuche y le anime, todos lo necesitamos.
Pero no quiere contar más, hay algo que no quiere decir, me doy cuenta por su cara, a recordado algo de lo que no quiere mencionar. Me lleva a la cama en brazos y nos acucurramos justos en el colchón hasta quedar dormidos.