Saco una pila de papales de el escritorio, facturas de los nuevos productos que están por llegar, menos mal que yo no soy quien paga porqué si no, me muero con estos precios.
Admito que esta tienda tiene unos precios elevados, pero la gente adinerada no le importa eso, ellos vienen, eligen y pagan sin ni siquiera molestarse en escuchar cuando les decimos el precio de su compra.
Salgo hacia fuera, Rachel está con una cliente, enseñándole algunos productos de belleza, probándole un colorete y hablando con ella.
-Hmm...Christina, ¿podrías ayudarme un momento?
Asiento y camino hacia las dos.
-La señora no puede decidirse por un color de sombra de ojos, tiene una fiesta esta noche y no sabe como maquillarse para el evento.
-¿Qué piensas llevar?.- le digo a la señora, tendrá unos 45 años, pelo rubio corto por los hombros, delgada y bien vestida, con unos pantalones marrones anchos y una camisa blanca por dentro, acompañada de una chaqueta marrón oscura y un collar.
-He pensado en un vestido color coral.
Me acerco hasta el mostrador de sombras de ojos y cojo tres, una negra, otra blanca y otra color coral.
-A ver...- me acerco hasta su cara, estiro mi brazo y cojo un pincel.
Abro las sombras y con el pincel cojo algo de polvo en el.
-Cierra.- le digo suavemente.
Ella hace lo que le pido y yo concentrada en lo que hago, le aplico sombra blanca en el párpado, seguido por un poco de color coral y negro en los extremos de el ojo.
Difumino un poco con el pincel y perfecto, me alejo para mirar mi obra de arte.
La mujer está radiante, tiene un rostro bonito, unas pocas arrugas, pero en cambio tiene unos labios carnosos
"¡Holaaaa, botox!.- una voz grita en mí cabeza.
La mujer se mira en el espejo y sonríe.
-¿Cuánto cobráis por maquillar? Lo digo porque luego tengo que ducharme y todo esto se va a ir...
-Oh, 60 euros maquillaje completo.
-¿Puedo venir en unas horas?
-Claro, aqui estamos todo el día.
La mujer asiente con la cabeza y yo me despido.
Doy vueltas alrededor de la tienda, pasando por sus 4 pasillos, mirando si todo está en orden.
Reviso las estanterías de perfume, mirando sus respectivas etiquetas, me acerco más a ellas y veo que algunos frascos de perfume están mal colocados.
Me agacho sobre mis tacones, agarro los frascos de perfume y antes de que pueda dejarlos en su sitio una voz hace que me derrita.
-Perdone.-una voz masculina dice detrás de mí, giro mi cabeza, aún agachada, veo unas largas piernas en unos jeans negros ceñidos, tengo que levantar mi cabeza para poder mirarle a la cara y poner frente a su altura.
Levanto mi cabeza hasta que puedo verlo y...dios mio, que alguien me ayude, ¡menudo hombre!
-¿Puedo ayudarle en algo?.- le digo, mirándole desde abajo, dejo los frascos en el sitio, aún sin colocarlos en el sitio correcto.
-Em..si, estoy buscando una colonia.
-Claro.- me levanto, desdoblando mis rodillas y cuando me levanto estas crujen.- Digame.