La paz se hace cuando Kyle y su mujer se llevan a los niños, no se portan mal pero el ruido de dos niños y un bebé comparado a nuestro silencio es más que notable. Harry está trabajando así que aprovecho para ir a mi casa y limpiar un poco. Me paso la mañana limpiando, pongo una lavadora y espero acostada en el sofá mientras acaba.
Saco el contenido y lo meto en la secadora, abro el frigorífico y le echo un vistazo a las fechas de caducidad de todo. Tiro unas cuantas cosas y me abro un bote de Coca Cola.
¡Qué fresquita!
Mí teléfono suena, sonrío cuando veo su nombre.
-¿Sí?- digo con una voz sexy.
-Hm, buenos días, preciosa.- su voz de me derrite.-¿Cómo te va la mañana?
-Bien, tu hermano ya ha venido por los niños y he pasado por casa a echarle un vistazo, he limpiado un poco y he puesto una lavadora.
-Tengo que quedarme a terminar unos documentos para un negocio con unos rusos, así que comeré algo aquí. ¿Te apetece que cenemos fuera?
-Me apetece mucho.
-Bien, cuando salga te escribiré para recogerte.
-Bien.- repito.
-Un beso.- le mando un beso a través del teléfono.
Cuando termino de limpiar todo, me doy una ducha y me cambio de ropa.
Me preparo unos espaguetis boloñesa y me los como muy agustito en el sofá mientras veo Mentes Criminales.
Me echo una siestecita, cuando me despierto son las 18:26 y me voy directa a la ducha. Hoy quiero estar muy sexy y me tiro casi 20 minutos mirando el armario, una y otra vez. Tengo la cama llena de ropa, en un intento de crear el look perfecto.
¡Aquí está! Uno de mis vestidos favoritos; es negro, casi hasta los tobillos. Super entubado y ajustado, ya puedo tener cuidado con lo que como porque aquí las lorcitas asoman a la mínima. Cojo unos tacones, de esos que más vale que vayas del coche a la mesa y de la mesa al coche.
¡Ding!
Miro el teléfono y me faltas piernas para salir corriendo. No me molesto ni en vestirme, así le doy una alegría.
Abro la puerta lentamente y su cara se transforma. Me mira muy fijamente, de la cabeza a los píes. Entra rápidamente y cierra la puerta. Alza la mano y me coge del tirante de mi sujetador.
Levanto la cabeza para mirarle y junto mis labios con los suyos, no podía esperar más, su sensualidad me puede y no hay un segundo de mi tiempo en el que no quiera besarle.
-¿A dónde me llevas a cenar?- digo con una sonrisa.
-Si no te vistes ya, el único que va a cenar soy yo.
Me da una palmadita en el culo y con mucha picardía, le agarro la mano y la poso en mi entrepierna, enseñándole que no hay nada en este momento que quiera más. Esto le pilla por sorpresa y veo su mirada volviendose oscura.
Con dos dedos me frota suavemente y comprueba que efectivamente, estoy muy mojada.-No me hagas cancelar la reserva.- saca la mano de mi entrepierna y se chupa los dedos.
Voy a mi habitación para terminar de vestirme y peinarme, una coleta alta y arreando.
Cuando vuelvo al salón lo encuentro sentada frente a mi, con las piernas ligeramente abiertas.