-¡AAAAAAHHHH!- grito cuando Marta pega el tirón a la banda depilatoria.
Ella me sonríe en modo de disculpa.
Me agarro a la camilla y me muerdo los labios, me cago en la tía, que daño me está haciendo. Unos cuantos tirones más, me aguanto las lagrimas, tengo la piel al rojo vivo y juro que como me ponga otra más la agarro de los pelos.
-¡Listo!- dice recogiendo todo.
Mis piernas ya están suaves como el culito de un bebé, hoy solo me he hecho las piernas, las otras partes, incluyendo íntimas ya están taladas. Charlamos en el mostrador y le pago. Salgo del local y paro en una heladería cercana a comprarme una limonada bien fresquita.
Mi teléfono suena. Es Harry.
-Dime.
-¿Dónde estás?- dice rápidamente.
-Saliendo de la heladería, ¿y tú?
-En el trabajo, necesito que me ayudes.
-Claro, dime.- le doy un sorbo a la limonada mientras me dirijo a un escaparate.
-La tengo dura como una piedra.- casi me atraganto al escuchar sus palabras.- No quería hacerlo, pero he vuelto a ver el vídeo.- Buenoooo, ya sabía yo que era mala idea hacer ese vídeo.
-Me encanta cuando te enfoco sobre la cama, y te acaricias todo el cuerpo, incluyendo tu delicioso coño.-Ufff, aquí no Señor, en medio de la calle no. Me aparto un poco de la gente.- Y cuando te lames los dedos y te frotas el clítoris mientras miras a la cámara, Christina, me vuelve loco.
La respiración se le está acelerando.
-Cierra la puerta.- le digo y me meto en un callejón.
Escucho la silla arrastrarse, después pasos y como vuelve a coger el teléfono.
-Ya, cielo.- me estoy poniendo enferma, me encantaría poder estar allí con el, pero ha tenido que irse a pasar el día a una de sus franquicias a una hora de aquí.
-Quiero que te desabroches el pantalón, y te bajes los boxers.
Oigo todo lo que hace, y eso me pone aún más.
-Dime que quieres que haga, cielo.
-Quiero que te acaricies, imagina que soy yo quien lo hace. Rodeate la polla con la mano, mastúrbate, pero soy yo quien lo hace, soy yo quien te toca.
-Sí.- suspira.
-Hazlo más fuerte, más rápido, estoy encima tuya restregándome, te beso y te paso la lengua por el cuello.
Está gimiendo, tengo que juntar las piernas, estoy deseando verle.
-¿Vas bien, cariño?.- le pregunto.
-Sí, cielo.- le cuesta hablar, solo imaginarle en su sillón masturbándose hace que se me seque la boca.
Está llegando.
-Vamos cariño, dámelo.
Por fin llega, oigo su gemido ronco y como la respiración se le altera levemente.
Espero que se recupere.
-Cuando llegue a casa esta noche, quiero que lo primera que hagas sea desnudarte. ¿Me la vas a chupar verdad, cielo?
-Sí.- respondo y no puedo esperar a esta noche.
-Voy a follarte hasta que revientes.
-Estaré esperando impaciente.- sonrío y sé que el también.
-Nos vemos, preciosa.- cuelga.
Paso toda la tarde impaciente, dando vueltas, limpio todo lo que haya por en medio, preparo algo que ponerme, pero no me decido, sé que voy a acabar sin ropa pero quiero impresionarle cuando llegue. 8:47, Harry me ha mandado un mensaje, en 15 minutos llega. Me miro el pelo de nuevo, me lo he dejado suelto con algunas ondas que me he hecho, me he maquillado sutilmente, un poco de mascara de pestañas y pintalabios. Me he desnudado y puesto una bata de satén super sexy, sin nada debajo. Doy vueltas, más vueltas y más vueltas, hasta que oigo la puerta del garaje.
Me meo encima del nerviosismo.
Cojo mi copa de vino y rápidamente saco mil cosas del frigorífico y las pongo sobre la mesa, voy a gastarle una bromilla.
La puerta se abre, me hago la loca, no he oído nada. Escucho los pasos, que vienen hacia mí, ya le siento, su presencia siempre se nota.
Y por fin, sus brazos me enrollan la cintura.
-La cena se enfría.- cierro los ojos esperando su reacción.
El taburete se gira, su cara, su preciosa cara me mira fijamente.
-Ya lo creo.- me besa, me muerde, me toca.
Me desabrocha el nudo de la bata y una sonrisa picarona le cruza la cara cuando ve que no llevo nada debajo. Me chupa el pecho, me muerde un pezón y me lleva hasta la habitación.
Sin decir nada, le agarro los pantalones y se los bajo.
Su erección salta a la vista, los boxers van a reventar. Le acaricio por encima y se los bajo. Lo siento en la cama, y me arrodillo ante el.
Se la agarro y llevo mi boca hasta la punta, donde le doy un lametón muy lentamente.
-Joder nena, mírame, no dejes de mirarme.- me agarra la cabeza.
Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos, tiene la punta de la lengua sobre el labio inferior.
Muevo mi mano, mientras recorro su longitud con mi lengua, y noto como su erección se hace más grande aún. Me la meto a la boca todo lo que puedo y tira de mi pelo suavemente. Mi lengua le recorre el pene, la chupo y le pongo la mano sobre el vientre. No me deja acabar, me agarra y me coloca sobre el.
-Me tienes loco, pierdo la cabeza contigo, cielo.
Me agarro a sus hombros, y coloco mis piernas a cada lado de su cintura. Bajo la cadera y me restriego sobre su pene, me besa, no deja de besarme mientras me agarra de la cintura y busca mi clítoris para masajearlo. Gimo en su boca, me muerde el labio y me penetra poco a poco, lo noto entero y una descarga me sube por todo el cuerpo.
Estoy empapada y entra aún más rápido, casi me toca el fondo, pero antes retrocede. Me muevo, subo, bajo y le beso, el también me tiene loca, lo sabe, lo sabemos. No podemos quitarnos las manos de encima, esta es nuestra manera de expresar el amor que tenemos uno por el otro. Más rápido, me embiste más deprisa y jadeo sin aire. La cabeza me da vueltas,.
-Más, Harry.- suelto agarrándole los hombros.
Me lo da, me da todo lo que le pide y me masajea el clítoris, me vuelvo loca.
-Ahora nena.
Y me rompo junto a él, nos quedamos uno encima del otro, intentando recuperar la respiración.
Esta es nuestra manera de decirnos cuanto nos hemos echado de menos.